Respiración Controlada

Controlar la respiración puede ser de gran ayuda para quienes necesitan enfocar su mente, conseguir el equilibrio emocional y físico, además es muy beneficioso para que nuestro cuerpo se mantenga bien oxigenado. Sigue leyendo y aprende las mejores técnicas para conseguir una respiración controlada y obtén todos sus beneficios.

Respiración profunda

Técnica detallada para conseguir el control de nuestra respiración y mejorar la salud en general. La respiración controlada puede ayudarte a mejorar tanto la salud física como mental, pudiendo ayudarte a tratar una gran serie de problemas relacionados al estrés, la ansiedad y también la digestión.

¿Por qué controlar la respiración?

Cuando tienes dificultad para respirar, la respiración puede llegar a ser demasiado rápido, demasiado superficial. Debido a esto no puedes obtener mayor cantidad de aire en tus pulmones. «La respiración controlada» te ayudará a conseguir todo el aire que sea posible para los pulmones. Esto puede ayudar a aliviar la falta de aliento. Es una manera de ralentizar el ritmo de la respiración y hacer que sea lo más eficaz posible cada vez que respiras.

Técnica de respiración controlada

Puede ser útil aprender la técnica de respiración controlada cuando se está relajado. Tal vez la práctica de la técnica hacerl 4-5 veces al día al principio. Puedes utilizarlo siempre que tengas dificultad para respirar, o cuando tienes que hacer una actividad que te hace sentir falta de aliento, como por ejemplo al subir escaleras.

1. Encuentra la posición adecuada

Siéntate derecho, si es posible sentado en posición vertical, es generalmente mejor que acostarse, o «agacharse», ya que puede aumentar la capacidad de tus pulmones para que se llenen de aire.

2. Respira suavemente dentro y fuera

Si es posible, respirar por la nariz y exhalando por la boca a un ritmo lento y constante. Trata de mantener la boca cerrada cuando respiras por la nariz. Al exhalar, pliega los labios (como si estuviera a punto de silbar). Esto le da una ligera resistencia a la salida del aire. Trata de hacer salir el aire dos veces más. Esto ayuda a vaciar los pulmones de aire viejo, y para dar cabida a los pulmones para el fresco aire rico en oxígeno. Para ello puede ser útil contar «uno, dos», cuando respiras, y «uno, dos, tres, cuatro», cuando exhalas. No contengas la respiración entre inhalación y exhalación.

3. Utilizar el diafragma

Si es posible, utiliza el diafragma (músculo pectoral menor) para respirar. El diafragma es el músculo grande debajo de los pulmones. Se estira hacia abajo de los pulmones, y amplía las vías respiratorias para que el aire fluya. Cuando llegamos a estar sin aliento tendemos a olvidar la utilización de este músculo, y con frecuencia utilizamos los músculos en la parte superior del pecho y los hombros en su lugar.

Puedes comprobar si estás utilizando el diafragma si sientes tensión justo debajo del esternón en la parte superior del abdomen.

4. Relajar el cuello

Trata de relajar el cuello, los hombros y los músculos superiores del pecho cuando respiras. Lo mejor es «tomar el peso» de sus hombros, apoyando tus brazos en los apoya brazos de lado de una silla, o en tu regazo. Un amigo o pariente de pie detrás de usted, masajeando suavemente los hombros, puede animar a que se relaje.

Redacción: Equipo de Vida Lúcida