Superstición, por qué creemos lo increíble

¿Cruzas los dedos mientras la pelota da vueltas alrededor de la ruleta? ¿Caminas por otro lado para evitar a un gato negro? ¿Evitas pasar debajo de las escaleras? Este tipo de comportamiento puede ser irracional, pero es bastante común y es una actitud supersticiosa. Hoy en día más de un 50% de personas en general, creen en algún tipo de superstición.

cruzando los dedos

Superstición, por qué creemos lo increíble

La evolución fue la encargada del específico cableado de nuestro cerebro para hacernos propensos a creencias erróneas. La selección natural favorece cualquier comportamiento que de vez en cuando está asociado a un resultado favorable, aun y que la asociación sea coincidente.

Imagina al hombre primitivo viendo un arbusto moverse al mismo tiempo que escucha gruñir a un león. Él huye de la escena, luego mira hacia atrás cuando está más seguro y ve un león salir del arbusto. Esta experiencia le puede hacer recordar al gruñido y el movimiento del arbusto como signos de peligro. Así que la próxima vez que ve un movimiento de arbusto, activará los mecanismos neuronales en su cerebro asociado con miedo y reserva aunque no haya ningún peligro en ello.

Nuestros cerebros están continuamente intentando reconocer patrones en el entorno que nos ayuden a entender cómo sobrevivir y prosperar. Mientras más rápido aprendamos, mayor será nuestra probabilidad de sobrevivir. Pero en algunos casos, nos bloquea en patrones que sólo parecen significativos. Y porque no parece que valga la pena el riesgo de comprobar la validez de estos patrones, los talismanes y malos augurios toman nuestras mentes.

Comportamiento supersticioso desde edad temprana

Un estudio con niños de tres a cinco años de edad publicada en los procesos de comportamiento, muestra que incluso jóvenes mentes desarrollan rápidamente comportamiento supersticioso. A los niños se les dijo que tocar un monitor de computadora haría aparecer una cara sonriente, pero a veces se requerirían varios toques.

Durante la mitad de los ensayos, se mostró una imagen de una mariposa a veces al azar antes de que apareciera la cara sonriente. La cantidad de toques requeridos aumentaba dramáticamente cuando la mariposa estaba en la pantalla, a pesar de que esta imagen no tenía ninguna conexión causal con la aparición de la cara sonriente. Esta tendencia a encontrar razones para eventos, sin importar la evidencia genuina, se ha observado en los niños que son de menos de cinco meses de edad.

gato negro

Superstición y miedo

El cerebro adulto también es altamente susceptible a la superstición, como la idea clara del poder de un “encantamiento» divulgado en un estudio en la revista de Psicología Experimental. A la mitad de un grupo de estudiantes universitarios se les pidió decir en voz alta que no se involucrarían en un accidente de coche en los próximos meses. Una entrevista posterior encontró que estos estudiantes eran mucho más propensos a tener miedo de tener un accidente que los estudiantes que no estaban “encantados”.

Por suerte, existen antídotos para las maldiciones o encantamientos encontrados en muchas culturas. Normalmente se trata de sacar algo lejos del cuerpo, escupiendo o arrojando sal sobre el hombro. La importancia de sacar lejos para neutralizar un encantamiento, fue demostrada en otra parte de la investigación.

Estudiantes que habían sido “encantados” en ese estudio fueron invitados luego a literalmente tocar madera para romper el encantamiento. Pero sólo aquellos que golpearon en la parte superior de una mesa se sentían como si se hubiera revertido; otro grupo golpeó contra la parte inferior de una mesa pero todavía se sentían encantados. Era como si el encantamiento poseyera energía que debía ser redirigida a la persona.

La superstición aumenta el rendimiento

Las supersticiones también pueden servir como una forma de pensamiento positivo que mejora el rendimiento. En una serie de estudios llevados a cabo por el psicólogo social Lysann Damisch y sus colegas de la Universidad de Cologne, Alemania, a 41 estudiantes participantes se les pidió llevar un amuleto.

Después de tomar los amuletos para fotografiarlos, los investigadores no se los devolvieron a algunos de los estudiantes (alegando que había problemas con la cámara). Los participantes que recibieron de nuevo sus amuletos tuvieron un mejor rendimiento en un juego de memoria con tarjetas que los que lo hicieron sin los suyos. Un cuestionario completado después reveló que los estudiantes con sus amuletos sentían más confianza al jugar el juego.

Tal vez los amuletos de «buena suerte» pierden su poder con el tiempo. Una encuesta demostró que personas menores de 30 años tienen el doble de probabilidades de tener creencias supersticiosas que las personas de 65 años de edad, quizás sea un resultado de cierta maduración en la percepción de su realidad.

Investigación y redacción de Vida Lúcida