Muchos hombres, aunque adultos desde un punto de vista, viven en su propia dimensión infantil que los hace comportarse inmaduros tanto consigo mismos como con los demás. ¿Pero cómo reconocer a estos hombres que, incluso siendo adultos, adoptan una actitud infantil e inmadura?
Hablamos de hombres que fundamentalmente logran pensar solo en sí mismos, implementan una forma de egoísmo para actuar sin pensar en las consecuencias, o simplemente hacen lo que les viene a la mente sin medir el impacto de sus acciones. Lo que ellos hacen, incluso si es de una manera inmadura e inapropiada, es más importante que las consecuencias que estos comportamientos causan en el entorno: en el trabajo, en la familia o en la vida de pareja.
Tanto los hombres y mujeres se encuentran frente a una pareja a quien cuidar, porque un hombre inmaduro emocionalmente es claramente alguien con estas características: inseguro, fácil de caer en adicciones, controlador y manipulador, burlón y rencoroso, que necesita una segunda mamá.
El origen de la actitud inmadura
La tendencia a comportarse como inmaduro es evidente en todas las acciones diarias. Lo que generalmente caracteriza a la persona inmadura es una actitud psicológica de negarse a involucrarse en la vida, enfrentar la adversidad o cualquier asunto que involucre una inversión de fuerzas, energía, o auto-sacrificio.
¿De qué depende? Probablemente de la relación con una madre sobreprotectora que protege cualquier problema o adversidad. Esta actitud maternal causa dificultades y obstáculos que permanecen desconocidos para los niños que crecen en la creencia de que la vida está libre de preocupaciones y contrariedades, de momentos oscuros y difíciles.
Cuando el niño descubre por sí mismo cómo es la vida, sufre una conmoción que hace que el crecimiento se detenga. En este punto se detiene y regresa al despreocupado período de la infancia, en el que todo fue perfecto.
Inmadurez en la relación
Cuando amas a alguien, el deseo de vivir juntos se hace presente. Al principio parecerías estar en un cuento de hadas. Pero una vez que la euforia inicial ha pasado, la rutina se hace cargo y aquí vemos que nuestro compañero revela su naturaleza oculta: es un adolescente eterno, que se comporta como un niño, con acciones diarias que lo dejan al descubierto, donde se puede ver que se comportan despreocupados de las consecuencias, no son capaces de valerse ni preocuparse por los demás.
Lo más probable, es que hayas llegado al punto de sentirte que eres su segunda madre, recogiendo su ropa tirada, sintiéndote sola para recoger y organizar el hogar, pagando las cuentas, atendiendo los problemas que surgen tu sola, y un largo etc.
Cómo afecta la relación
Con una pareja inmadura se vuelve difícil enfrentar los problemas reales y naturales resultantes de la vida matrimonial. Pero, ¿cómo podemos entender si nuestra pareja es emocionalmente infantil? Aquí hay algunos signos que no deben subestimarse
- Juega con la culpa: las personas emocionalmente infantiles tienden a culpar a alguien por todo lo que sale mal en su vida o en su relación.
- Tus sentimientos no cuentan y se dejan de lado rápidamente.
- Es egocéntrico: quiere que hagas cosas por él sin ofrecer reciprocidad alguna vez.
- No sabe compartir, siente que debe cuidar cada una de sus cosas, por más pequeñas que sean.
- Nunca se equivoca: piensa que siempre tiene la razón y que nunca se equivoca, tanto en su relación como en su vida cotidiana.
- Dependiente de mamá: tiende a correr a la casa de su madre por cada pequeña necesidad.
- Tiende a disminuirte: para fortalecer aún más su ego, no duda en disminuir cualquiera de tus acciones, haciendo que parezcan carente de importancia.
Compartir la vida con un compañero inmaduro no solo significa cuidarlo, sino también no poder confiar en él, no poder tomar decisiones importantes. No solo la idea de tener un hijo, por ejemplo, sino también la organización del fin de semana puede ser muy exigente: sufrir sus frecuentes caprichos porque las cosas no salieron como él esperaba, y encima tener que aguantar sus berrinches como si fuera un niño grande.
En general, el hombre inmaduro obliga a la pareja a no crecer, a no progresar: en la mayoría de las parejas, los discursos, como la cohabitación, el matrimonio y los niños, están prohibidos en los temas de conversación.
Puede ser muy difícil para una persona que tiende a experimentar relaciones de una manera infantil entender que tiene que cambiar, ya que el sello distintivo de la inmadurez emocional radica en culpar a otras personas o circunstancias cuando está equivocado.
Entonces, básicamente, o aceptas un papel como compañero-madre-compañero de juegos o, si las perspectivas de vida que tienes son maduras, es mejor dejarlo ir.