Dependencia afectiva, cuando amar significa sufrir

Podemos suponer que el amor nos traerá felicidad, compartir, equilibrio, intimidad, autenticidad, pero a veces el amor se traduce en sufrimiento, sobre todo cuando existe la dependencia afectiva.

Hombre que sufre dependencia afectiva en su relación de pareja

Dependencia afectiva: cuando amar es depender

Quizás en tu vida has tenido relaciones en las que siempre has dado ‘demasiado’ por miedo a perderlo, por miedo a no ser nunca suficiente, por miedo a no ser aceptado, comprometiendo la relación contigo mismo.

Has sofocado tus necesidades, no las has aceptado, ni escuchado porque no las considerabas importantes, siempre te has sacrificado por amor, por el otro, por el sufrimiento. Quizás porque es lo que aprendiste en tu niñez, quizás porque experimentaste el abandono emocional de parte de tu familia, quizás porque creciste en una familia conflictiva.

Independientemente de las razones, tus relaciones amorosas siempre han sido una fuente de incomodidad para ti y, a menudo, la quiebra.

Hablamos de ‘dependencia afectiva’, clasificada dentro de las ‘nuevas adicciones’, de tipo conductual.

El grupo de Reynaud (Reynaud, Karila, Blecha y Benyamina, 2010), partiendo de las similitudes encontradas con la adicción a sustancias, propone una definición diagnóstica de la adicción al amor:

Señales de que sufres dependencia afectiva

Un patrón desadaptativo o problemático de la relación amorosa que conduce a un deterioro o angustia clínicamente significativos, manifestado por tres (o más) de los siguientes criterios (que ocurren en todo momento, en el mismo período de 12 meses, para los primeros cinco criterios):

  1. Existencia de un síndrome de abstinencia por ausencia del ser amado, caracterizado por un sufrimiento significativo y una necesidad compulsiva del otro;
  2. Cantidad considerable de tiempo dedicado a esta relación (en la realidad o en el pensamiento);
  3. Reducción de importantes actividades sociales, profesionales o de ocio;
  4. Deseo persistente o esfuerzos infructuosos para reducir o controlar la relación;
  5. Búsqueda de la relación, a pesar de la existencia de problemas creados por ella;
  6. Existencia de dificultades de apego, manifestadas por cualquiera de los siguientes:
    (a) relaciones amorosas repetidas y exaltadas, sin ningún período de apego duradero;
    (b) relaciones amorosas repetidas y dolorosas, caracterizadas por apego inseguro.

Quizás también por una cuestión cultural se acostumbra a pensar que en el amor cuanto más se sufre, más se ama, que el sufrimiento es la medida de tu grado de amor.

Cómo salir de la dependencia

Durante el enamoramiento hay una fase de fusión muy fuerte y es normal cierto grado de adicción. Cuando la necesidad del otro se hace omnipresente, hasta el punto de que cada pensamiento y cada gesto se centran en él, podrías estar sufriendo dependencia afectiva.

Esto te lleva a la pérdida de ti mismo, de tu individualidad y singularidad, seguirás dejando de lado tus necesidades -como habrás aprendido en la infancia- para ‘cuidar’ las del otro.

Para tener una relación saludable y satisfactoria, debes reconocerte a ti mismo como un individuo separado, respetándote y aceptándose mutuamente con la otra persona.
Cada uno de nosotros es diferente y merece ser amado por lo que somos.

No insistas en mantener una relación que te hace daño, más bien pide ayuda a un psicoterapeuta.