Por no acercarte a tus hijos, esto es lo que terminan haciendo

No acercarte a tus hijos, mostrarte ausente e incluso rechazarlos, ya sea de forma directa o indirectamente, puede traerle serios problemas a su vida, no solo en la niñez.

La mayoría de los padres están -unos menos y otros más- presentes en la vida de sus hijos, mientras que otros apenas están presentes. Sin embargo, también hay quienes, por diversas razones, optan por no tener ningún contacto o comunicación con ellos.

Esta incomprensible ausencia siempre da lugar a diversas y serias preguntas y cuestionamientos en el niño, que por lo general no encuentran respuesta, creando en él un sentimiento de duda y vacío personal, muchas veces insustituible.

No es solamente la persona, es decir, el padre, quien desaparece, también se pierde con él una parte importante de la historia personal del niño.

Aunque criar a un hijo con un solo progenitor no se considera un factor de riesgo, sí afecta al niño de una forma u otra.

Es cierto que un niño que crece sin un padre puede desarrollarse satisfactoriamente y avanzar con éxito en la vida, pero también es cierto que un niño que crece con un padre adecuado a su lado suele tener mejores perspectivas y posibilidades en la vida.

Pero, incluso en el caso de un buen desarrollo de un niño en la vida, la ausencia del padre permanece dentro de él como una carga y un vacío difícil de manejar.

Lo que terminan haciendo los hijos sin padres cerca

El rechazo del niño por parte de la familia, ya sea en forma de descuido y abandono, ya sea con indiferencia o incluso con una evaluación estricta, suele ser la causa de disfunciones en su desarrollo psicosocial y de conductas problemáticas en la vida adulta.

Un niño que ha aprendido a ser ignorado, a no tener la presencia cercana de sus padres, es el adulto del mañana que siempre actuará como si fuera rechazado. Por supuesto, los padres que tratan a sus hijos de manera despectiva, también crecieron bajo el mismo prisma.

Los daños del rechazo

El rechazo del niño por parte de la familia expresa una disfunción de la familia y es fuente de disfunciones en el desarrollo psicosocial del mismo niño.

El rechazo es un obstáculo para la socialización del niño.

El rechazo se expresa a través de la falta de atención y crea la pregunta del niño: «¿Qué tan importante soy para mis padres?»

El cuidado insuficiente crea brechas en la importancia que el niño percibe tener para la familia y, por extensión, para sí mismo.

Esta percepción determina su actitud hacia sí mismo y hacia la familia, pero también determina su actitud posterior en la sociedad.

El rechazo se expresa en el discurso de los padres y en su actitud y comportamiento general.

El rechazo puede tomar diferentes formas dentro de la familia. La indiferencia, la actitud hostil, la agresión, la ira, la violencia, la evaluación estricta del niño, las altas expectativas de los padres hacia él, son algunas de las formas que puede tomar el rechazo.

Para un niño que se siente abandonado, el espacio y el tiempo están teñidos por la ausencia de los padres. Esta ausencia no solo se experimenta como física, sino más como psicológica.

La ausencia por sí sola es una forma de rechazo, una forma de abandono. El descuido es una táctica de rechazo que no solo daña al niño, sino que también lo vuelve impotente en el juego social.

Lo hace siempre vulnerable en la relación con los demás, lo coloca en una posición de expectativa de aceptación y lo obliga a adoptar el comportamiento correspondiente en cada nueva relación.