Descubre el asombroso OVNI de Tesla

En las primeras décadas del siglo XX, Nikola Tesla, el renombrado inventor y visionario científico, ya soñaba con tecnologías que rozaban la ciencia ficción. Entre sus ambiciones estaba el diseño de lo que él consideraba el primer platillo volador del mundo, una invención que podría haber revolucionado nuestra comprensión y experiencia de la aviación.

En la transición entre los siglos XIX y XX, el mundo estaba al borde de una transformación tecnológica sin precedentes. Nikola Tesla, inmerso en esta era de cambio, se destacaba como una de las mentes más brillantes, contribuyendo al auge de la electricidad que comenzaba a iluminar ciudades enteras.

La competencia entre Tesla y Edison, conocida como la ‘Guerra de las Corrientes’, simbolizaba las luchas de poder e innovación de la época. Mientras Edison promovía la corriente continua para la distribución eléctrica, Tesla y George Westinghouse abogaban por la superioridad de la corriente alterna, una disputa que finalmente ganarían, estableciendo el estándar eléctrico que todavía hoy utilizamos.

Este periodo también fue testigo de inventos que transformarían la vida diaria, como el teléfono, el fonógrafo y el automóvil. En este contexto de ferviente innovación y competencia, Tesla soñaba con llevar la tecnología aún más allá, no solo para mejorar la vida cotidiana sino para revolucionar completamente nuestra interacción con la energía y los medios de transporte.

Su proyecto del ‘platillo volador’ es un testimonio de su visión futurista, que desafortunadamente se vio obstaculizada por los mismos desafíos financieros y políticos que afectaron a muchos inventores de su tiempo.

Tesla y el sueño del primer ovni: una visión que trascendió su tiempo

Tesla solicitó patentar una aeronave única, describiéndola con especificaciones que parecían sacadas de un relato futurista. Este vehículo no solo empleaba un capacitor discoidal de gran tamaño que permitía el vuelo mediante el empuje, sino que también contaba con capacitores menores que ayudaban a dirigir la nave. Además, incorporaba un sistema de estabilización y control giroscópico operado eléctricamente, lo que le confería capacidades avanzadas de maniobrabilidad y estabilidad.

El interior de este OVNI propuesto por Tesla no se quedaba atrás en innovación. Estaba equipado con pantallas planas de vídeo y cámaras externas que eliminaban los puntos ciegos, proporcionando una visibilidad completa al piloto, un concepto revolucionario para la época.

Sin embargo, este ambicioso proyecto encontró un obstáculo insuperable en su dependencia de una red de torres de transmisión inalámbrica para su fuente de energía, una visión de “energía libre” que Tesla perseguía apasionadamente. La falta de financiación y el eventual abandono del desarrollo de estas torres llevaron a que la nave también cayera en el olvido. A pesar de que la patente fue aprobada, el platillo volador nunca se materializó.

Tras la muerte de Tesla, todas sus patentes fueron confiscadas por el servicio secreto de EE. UU., bajo el pretexto de la seguridad nacional, y sus innovaciones tecnológicas acabaron en manos que no necesariamente seguían el espíritu altruista del inventor. De hecho, años después, se sabe que varios de sus desarrollos fueron empleados por los nazis, y hoy, sus creaciones podrían estar aún bajo el control de agencias secretas.

El destino del OVNI de Tesla es un claro ejemplo de cómo las grandes mentes y sus avances pueden ser tanto acelerados como obstaculizados por las fuerzas políticas y financieras de su tiempo. A pesar de los contratiempos, el legado de Tesla sigue inspirando a generaciones, alimentando la curiosidad y el debate sobre qué hubiera sido posible si sus proyectos más ambiciosos hubieran llegado a fructificar.