Tosferina en México: alza de contagios y recomendaciones para evitarla

México enfrenta un preocupante repunte de casos de tosferina en lo que va de 2025, una enfermedad respiratoria altamente contagiosa que ha encendido las alarmas entre las autoridades sanitarias y la población. Hasta este 19 de marzo, el Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica (CONAVE) y la Secretaría de Salud han reportado un incremento significativo en comparación con años anteriores, lo que ha llevado a emitir alertas epidemiológicas y a reforzar las medidas de prevención en todo el país.

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Este brote, que afecta principalmente a menores de edad y adultos no vacunados, pone en evidencia la necesidad de estar informados sobre sus síntomas y las estrategias para contener su propagación.

Un aumento alarmante en 2025

Aunque no contamos con las cifras exactas del día de hoy, reportes recientes indican que en las primeras semanas de 2025 se han registrado cientos de casos confirmados en al menos 21 estados de la República Mexicana. Este aumento sigue una tendencia observada en la región de las Américas, con países como Brasil, Perú y Estados Unidos también reportando repuntes.

En México, entidades como la Ciudad de México, Nuevo León y Chihuahua han concentrado una parte significativa de los contagios, según datos preliminares de la Secretaría de Salud. Expertos atribuyen este fenómeno a una disminución en las tasas de vacunación durante la pandemia de COVID-19, lo que dejó a muchas personas, especialmente niños, vulnerables a esta enfermedad prevenible.

La tosferina, conocida también como pertussis o “tos de los 100 días”, es causada por la bacteria Bordetella pertussis y se transmite fácilmente a través de gotitas de saliva expulsadas al toser o estornudar. Aunque puede afectar a personas de todas las edades, los bebés menores de un año y los adultos mayores con sistemas inmunológicos debilitados son los más propensos a sufrir complicaciones graves, incluyendo neumonía, convulsiones e incluso la muerte.

Principales síntomas: de un resfriado a una tos incontrolable

La tosferina tiene un inicio engañoso que puede confundirse con un resfriado común, lo que dificulta su detección temprana. Los síntomas suelen aparecer entre 5 y 10 días después de la exposición a la bacteria y evolucionan en tres etapas:

  1. Fase catarral (1-2 semanas): Comienza con signos leves como secreción nasal (rinorrea), fiebre baja, estornudos y una tos ligera. En este punto, la enfermedad es altamente contagiosa, pero los síntomas no levantan sospechas inmediatas.
  2. Fase paroxística (2-6 semanas): La tos se intensifica, volviéndose persistente y violenta, con episodios o “paroxismos” que pueden durar varios minutos. Estos ataques, más frecuentes por la noche, suelen ir seguidos de un característico silbido al inhalar (conocido como “whoop”), vómitos por el esfuerzo y dificultad para respirar. En bebés, este silbido puede no estar presente; en su lugar, pueden mostrar apnea (pausas respiratorias) o cianosis (piel azulada por falta de oxígeno).
  3. Fase de convalecencia (2-3 semanas o más): Los episodios de tos disminuyen gradualmente, pero la tos puede persistir hasta 10 semanas o más, especialmente si se agrava por esfuerzo físico u otras infecciones.

En los menores de seis meses, los síntomas pueden ser menos típicos y más peligrosos, con riesgos de complicaciones como hemorragias, otitis media o daño cerebral por falta de oxígeno. Por ello, la detección temprana y la atención médica inmediata son cruciales.

Prevención: la vacunación como escudo principal

La mejor arma contra la tosferina sigue siendo la vacunación, una medida que las autoridades sanitarias mexicanas están promoviendo con urgencia ante este brote. En México, el esquema de vacunación incluye la vacuna hexavalente, que protege contra difteria, tétanos, tosferina, poliomielitis, Haemophilus influenzae tipo b y hepatitis B.

Este esquema se aplica a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad, con un refuerzo de la vacuna DTP (difteria, tétanos y pertussis) a los 4 años. Además, se recomienda la vacuna Tdap para adolescentes, adultos y mujeres embarazadas en cada embarazo (idealmente entre las semanas 27 y 36), ya que protege a los recién nacidos durante sus primeros meses de vida.

A pesar de la eficacia de las vacunas, la protección disminuye con el tiempo, lo que explica por qué incluso personas vacunadas pueden contagiarse, aunque con síntomas más leves. Por ello, especialistas como la doctora Silvia Giono Cerezo, del Instituto Politécnico Nacional, insisten en evitar la automedicación y acudir al médico ante los primeros signos, además de mantener al día el calendario de vacunación para toda la familia.

Otras medidas preventivas incluyen:

  • Lavado frecuente de manos y uso de cubrebocas en espacios concurridos.
  • Aislamiento de personas infectadas para evitar la propagación.
  • Vigilancia en escuelas y guarderías para identificar casos tempranos.

Un llamado a la acción

El aumento de casos de tosferina en México no es solo una estadística; es un recordatorio de la importancia de la prevención y la responsabilidad colectiva. La Secretaría de Salud ha instado a las unidades médicas a reforzar la vigilancia epidemiológica y a garantizar coberturas de vacunación superiores al 95% en niños menores de 5 años, con especial atención a comunidades con bajos índices de inmunización. Mientras tanto, la población debe estar alerta a los síntomas y actuar con rapidez para proteger a los más vulnerables.

En un país donde la salud pública enfrenta múltiples retos, este brote de tosferina pone a prueba nuestra capacidad de respuesta. Informarse, vacunarse y buscar atención médica oportuna son los pasos clave para frenar esta enfermedad y evitar que se convierta en una amenaza aún mayor. La tosferina puede durar 100 días, pero con las medidas adecuadas, su impacto no tiene por qué durar un día más de lo necesario.