Sudáfrica, ubicada en el extremo sur del continente africano, es conocida por sus diversos ecosistemas y su clima mediterráneo, caracterizado por inviernos suaves y lluviosos, y veranos cálidos y soleados.
Este invierno, que comenzó el 20 de junio, ha traído consigo frentes fríos inusuales en las provincias del Cabo y el sur de Drakensberg. Las autoridades han reportado la presencia de nevadas atípicas que han sorprendido tanto a residentes como a expertos.
Las redes sociales se han llenado de imágenes sorprendentes que muestran a leones, hipopótamos, jirafas, avestruces y cebras buscando refugio. Estos animales, no acostumbrados a estos cambios extremos de temperatura, han tenido que enfrentar condiciones que han variado dramáticamente de 51 a -20 grados centígrados.
Una impresionante toma panorámica de la región muestra el contraste entre el suelo marrón y la acumulación de nieve blanca en arbustos y rocas, ilustrando cómo el clima puede cambiar drásticamente en poco tiempo.
Según Puseletso Mofokeng, del Servicio Meteorológico de Sudáfrica, la última vez que se registraron temperaturas extremas similares fue en 2012. Este fenómeno ha sido atribuido al cambio climático, que está alterando los patrones meteorológicos globales.
Este evento ha encendido las alarmas sobre la necesidad de adoptar medidas más drásticas para mitigar el cambio climático. Las transformaciones hacia el uso de energías limpias y renovables, así como la reducción del uso de combustibles fósiles y la tala de bosques, son cruciales para proteger los ecosistemas y las vidas que dependen de ellos.