En un hecho que ha generado controversia internacional, la Enciclopedia Británica, una de las fuentes de conocimiento más prestigiosas del mundo, ha rechazado la propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de renombrar el Golfo de México como “Golfo de América”. A través de un mensaje en la red social X (antes Twitter), la enciclopedia explicó detalladamente por qué mantendrá el nombre tradicional de este cuerpo de agua.
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Argumentos de la Enciclopedia Británica
La institución presentó tres razones principales para mantener el nombre “Golfo de México”:
- Audiencia internacional: La Enciclopedia Británica señaló que su público es mayoritariamente internacional, con una gran parte de sus usuarios fuera de Estados Unidos. Por ello, mantener el nombre tradicional es coherente con su enfoque global.
- Carácter internacional del Golfo: El Golfo de México es un cuerpo de agua compartido por varios países, incluyendo México, Estados Unidos y Cuba. La enciclopedia destacó que la autoridad de Estados Unidos para renombrar unilateralmente este espacio geográfico es “ambigua”, ya que no es un territorio exclusivo de ese país.
- Historia y tradición: El nombre “Golfo de México” ha sido utilizado durante más de 425 años, lo que lo convierte en una denominación histórica y ampliamente reconocida. Cambiarlo implicaría alterar una convención geográfica de larga data.
Además, la enciclopedia aclaró que, aunque el gobierno estadounidense puede cambiar nombres dentro de su jurisdicción, esto no necesariamente se reflejará en la nomenclatura internacional.
Contexto de la propuesta de Trump
La postura de la Enciclopedia Británica surge en respuesta a una serie de acciones impulsadas por Donald Trump, quien ha buscado renombrar varios lugares geográficos como parte de su iniciativa para “restaurar nombres que honren la grandeza estadounidense”.
Entre estas acciones se encuentra la firma de una orden ejecutiva el 20 de enero de 2021, en la que instruyó al secretario del Interior a tomar medidas para cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”.
El 9 de febrero, durante un vuelo hacia Nueva Orleans para presenciar el Supertazón, Trump firmó otra orden ejecutiva para proclamar esa fecha como el “Día del Golfo de América”. En declaraciones a los periodistas a bordo del Air Force One, el presidente mencionó: “Estamos sobrevolando el lugar en este momento”, refiriéndose al Golfo de México.
La Casa Blanca justificó esta medida bajo la Orden Ejecutiva 1472, que busca reafirmar la identidad nacional estadounidense a través de cambios en la nomenclatura geográfica.
Otros cambios de nombres geográficos
La Enciclopedia Británica también hizo referencia a otro cambio impulsado por Trump: la decisión de renombrar el monte Denali en Alaska, volviendo a su antiguo nombre, “Monte McKinley”. La institución aclaró que, si este cambio es oficializado por la Junta de Nombres Geográficos de Estados Unidos, lo reflejarán en sus publicaciones, tal como lo hicieron en 2015 cuando el presidente Barack Obama cambió el nombre de “McKinley” a “Denali”.
Implicaciones del rechazo
El rechazo de la Enciclopedia Británica a la propuesta de Trump representa un duro golpe simbólico para la iniciativa del presidente, ya que subraya la importancia de mantener convenciones geográficas reconocidas internacionalmente. Además, pone en evidencia las limitaciones de Estados Unidos para imponer cambios unilaterales en nombres que tienen un carácter global.
Este hecho también resalta la resistencia de instituciones internacionales a aceptar modificaciones que no cuenten con un consenso global, especialmente cuando se trata de nombres con siglos de historia y reconocimiento mundial.
Un debate que trasciende fronteras
La propuesta de Trump de renombrar el Golfo de México ha generado un debate internacional sobre la autoridad de los países para cambiar nombres geográficos compartidos. Mientras que el presidente estadounidense busca reafirmar la identidad nacional, instituciones como la Enciclopedia Británica defienden la importancia de mantener convenciones históricas y globales.
Este episodio no solo refleja las tensiones entre nacionalismo y globalización, sino también el poder de las instituciones culturales para preservar la historia y la identidad compartida de la humanidad.