Por qué Gene Hackman y Betsy Arakawa destinaron su fortuna a la caridad y qué buscan sus hijos ahora

Cuando Gene Hackman y Betsy Arakawa fueron encontrados sin vida en su casa de Santa Fe, Nuevo México, el 26 de febrero de 2025, el mundo lamentó la pérdida de un ícono del cine y su esposa pianista. Sin embargo, semanas después, la revelación de sus testamentos destapó una decisión que sorprendió a muchos: Hackman dejó su fortuna de 80 millones de dólares exclusivamente a Arakawa, sin mencionar a sus tres hijos, y ella estipuló que, si morían con menos de 90 días de diferencia, todo iría a la caridad.

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Con Arakawa fallecida el 11 de febrero por hantavirus y Hackman el 17 de febrero por un fallo cardíaco, esa cláusula entró en juego. Ahora, mientras los hijos del actor parecen prepararse para una batalla legal, surgen preguntas sobre qué llevó a la pareja a tomar esta determinación y qué están haciendo Christopher, Elizabeth y Leslie al respecto.

Una vida privada con un propósito compartido

Gene Hackman, de 95 años, y Betsy Arakawa, de 65, compartieron 33 años de matrimonio marcados por una discreción casi hermética. Tras el retiro de Hackman en 2004, la pareja se instaló en Santa Fe, alejándose del glamour de Hollywood.

Esta privacidad no era solo un estilo de vida, sino un reflejo de valores que podrían explicar su decisión testamentaria. Los testamentos, redactados en 2005, muestran una intención mutua: Hackman nombró a Arakawa como su única beneficiaria, y ella, a su vez, lo designó como heredero principal. Sin embargo, la cláusula de Arakawa sobre donar sus bienes a la caridad en caso de muertes cercanas sugiere una prioridad compartida hacia causas filantrópicas por encima de legados familiares.

Esta elección podría tener raíces en su historia. Hackman, padre de tres hijos de su primer matrimonio con Faye Maltese, tuvo una relación distante con ellos durante años, según confesó en una entrevista con GQ en 2011. Aunque se reconcilió parcialmente en la vejez, su enfoque cambió tras casarse con Arakawa en 1991.

Ella, sin hijos propios, fue su cuidadora principal durante su batalla con el Alzheimer, como destacó Leslie Hackman en un comunicado: “Betsy lo cuidó muy bien y siempre veló por su salud”. La falta de mención de los hijos en el testamento de Hackman podría indicar que él confiaba en que Arakawa manejaría su legado, mientras que la cláusula caritativa de ella refleja una visión conjunta de devolver a la comunidad que los acogió en Nuevo México.

La cláusula de los 90 días y su impacto

El detalle clave está en el testamento de Arakawa. Al establecer que una diferencia de menos de 90 días entre sus muertes se consideraría “simultánea”, aseguró que, si Hackman no sobrevivía lo suficiente para heredarla, sus bienes irían a un fideicomiso caritativo “para propósitos benéficos para la comunidad”, según documentos obtenidos por People. Con Arakawa fallecida el 11 de febrero y Hackman el 17 de febrero, este escenario se cumplió, dejando la fortuna de ambos en un limbo legal.

En Nuevo México, un estado de propiedad comunitaria, los bienes adquiridos durante el matrimonio se dividen equitativamente, lo que significa que la mitad de los 80 millones de Hackman podría ir a sus hijos como herederos directos, pero la mitad de Arakawa, más sus propios activos, parece destinada a la caridad.

Esta disposición no es rara entre parejas sin hijos conjuntos que priorizan causas sociales. Según The Hollywood Reporter, una fuente cercana afirmó que Hackman tenía un fideicomiso establecido, lo que sugiere una planificación meticulosa. Su vida austera en Santa Fe, sin ostentación, y la ausencia de escándalos refuerzan la idea de que ambos veían su riqueza como un medio para un fin mayor, no como un legado familiar obligatorio.

La reacción de los hijos y una posible batalla legal

Los tres hijos de Hackman —Christopher (65), Elizabeth (62) y Leslie (58)— quedaron fuera del testamento de su padre, una omisión que ha generado revuelo. Aunque Leslie expresó gratitud hacia Arakawa por cuidar a Hackman, la acción de Christopher indica descontento. Reportes de TMZ y Vanity Fair confirman que contrató a Andrew M. Katzenstein, un reconocido abogado de fideicomisos en California, lo que sugiere que planea impugnar la distribución de la herencia.

Esta movida podría apuntar a cuestionar la validez del testamento de Hackman, argumentando que su Alzheimer avanzado afectó su capacidad al no actualizarlo desde 2005, o a reclamar una parte mayor bajo las leyes de Nuevo México.

Elizabeth y Leslie no han hecho declaraciones públicas sobre acciones legales, lo que plantea la posibilidad de una división entre los hermanos. Si Christopher sigue adelante, podría enfrentar un proceso largo y costoso.

Según expertos en derecho sucesorio citados por USA Today, impugnar un testamento requiere demostrar coerción, incapacidad mental o un error legal, algo difícil dado que Hackman lo firmó 20 años antes de su muerte, cuando aún estaba lúcido. Sin embargo, la cláusula de Arakawa podría ser más vulnerable si se argumenta que no refleja la intención final de la pareja tras décadas de vida juntos.

Un legado en disputa

La decisión de Hackman y Arakawa de privilegiar la caridad sobre sus hijos podría responder a una mezcla de distancia emocional, confianza mutua y un deseo de impacto social. Su aislamiento en Santa Fe, donde rara vez interactuaban con vecinos, y la dedicación de Arakawa al bienestar de Hackman sugieren que veían su fortuna como una extensión de su vida privada, no como una deuda con la familia extendida.

Ahora, mientras el fideicomiso caritativo espera definirse y los hijos evalúan sus opciones, el destino de esos 80 millones sigue incierto. Lo que está claro es que este capítulo final de la vida de Hackman no solo cierra su carrera estelar, sino que abre un debate sobre herencia, lealtad y las prioridades que dejamos atrás.