4 efectivas frases para acabar con las rabietas del niño

El poder de la palabra no tiene límites. Descubre algunas frases muy ingeniosas que puedes utilizar para acabar con las rabietas de tus hijos.

No hay mayor desafío para un padre que reprimir las rabietas de un niño. Sin embargo, poner fin a las rabietas es totalmente posible, siempre y cuando actuemos adecuadamente como adultos. En ningún caso se trata de gritar, insultar, humillar, amenazar o castigar al niño. Hay frases para acabar con las rabietas que son bastante efectivas.

Conoce cuáles son las frases que deberías evitar decirle a tu hijo si no quieres causarles daños psicológicos prolongados.

La comunicación lo es todo en nuestra vida y la de nuestros hijos. El diálogo es lo que nos ayudará a superar estas crisis. Además, con el tiempo, verá cómo hablar, le dará a tu hijo las herramientas que necesita para poder expresar lo que siente de la manera correcta.

Frases para terminar con las rabietas infantiles

La frase final de estos diálogos es siempre la más importante. Eso sí, solo debes usarlo en caso de que tu hijo no quiera entender y estés cansado de explicar y repetir una y otra vez con una paciencia infinita.

¿Cómo acabar con las rabietas?

En primer lugar, un detalle que no puede faltar es saber exactamente qué es un capricho. Pues es nada más y nada menos que el único recurso que tiene tu hijo para expresar sus necesidades, sentimientos y emociones.

Como padre, es natural que encuentres esto molesto, incómodo y, a veces, incluso frustrante. Pero debes entender que tu hijo aún no sabe cómo poner en palabras esas emociones y sentimientos que lo aquejan. Es decir, no los controla ni gestiona y, por tanto, menos sabe comunicarlos.

Mantener la calma y armarse de infinitas dosis de paciencia es condición imprescindible para superar esta circunstancia. Estar dispuesto a hablar y explicar las razones por las que “no es no” tantas veces como sea necesario.

No se trata de manejar la situación con autoritarismo, ni de confundir este último con autoridad. Eso sí, mantén una postura firme e inquebrantable. Por supuesto, también debes estar abierto al diálogo, comunicándote en un tono de voz suave, relajado y sincero.

4 frases para acabar con las rabietas

Con estas frases, debes saber marcar un límite a las reiteradas rabietas, tratando de no llegar a mostrar enojo y controlando la situación como el adulto que eres.

1. «Ya te he contestado».

El niño puede, después de todas las explicaciones, consecuencias y alternativas dadas, todavía tratar de lograr su objetivo. 

Uno de sus métodos podría ser el interrogatorio al estilo policial que, como verás, no tendrá fin. Te preguntará una y otra vez lo mismo que ya has respondido infinidad de veces. La solución es detener esta interminable serie de cosas: responder con un «ya te respondí» antes de cada reiteración.

2. «Esto está fuera de discusión».

Cuando quieras poner fin a las rabietas causadas por algo que simplemente no deberías permitirle a tu hijo por razones de seguridad, debes ser fuerte y claro.

Después de los pasos anteriores, si el niño insiste, termina la conversación con un «no volveremos a hablar de esto»Puede sonar duro, pero su bienestar debe estar por encima de todo.

3. «Esta conversación terminó.»

Otra buena manera de terminar estas largas conversaciones. Sobre todo cuando el niño vuelve a la carga una y otra vez tras cientos de explicaciones.

Si no entiende las consecuencias o no responde a las alternativas, es hora de cerrar la discusión. Una vez que hayas terminado con firmeza esta frase, cambiar de tema o buscar otra actividad será clave para acabar con la rabieta.

4. “La decisión está tomada. Si lo vuelves a repetir, habrá consecuencias«

Si tu hijo es muy persistente a pesar de todos tus esfuerzos, esta es una buena opción. Si después de esta frase tu hijo sigue manteniendo su actitud desafiante, es bueno que vea que te ajustas a lo que dices: “Te dije que habría consecuencias, vete a tu habitación y ponte a hacer los deberes”. Esta es una manera de que aprenda que no estás usando amenazas vacías, sino que hay consecuencias por malos comportamientos.