Comportamiento agresivo en los niños y cómo corregirlos

Sigmund Freud creía que todos nacemos con tendencias agresivas, la agresión se cree que es un instinto innato. Por otra parte, las teorías sociales del aprendizaje adoptan un punto de vista ligeramente diferente. Ya sea que nazcamos con tendencias agresivas o no, el comportamiento agresivo varía mucho de una persona a otra.

Comportamiento agresivo en los niños

Así como los comportamientos positivos están influenciados por el aprendizaje, los comportamientos negativos se verán afectados por la interacción social de los niños con sus padres, amigos y el entorno social más amplio.

Para los niños pequeños, la agresión es una reacción común a la ira, la vergüenza o la culpa que puedan sentir. Cualquiera que sea la causa del comportamiento agresivo, la investigación muestra que la agresión generalmente aumenta en la primera infancia y disminuye cuando el niño comienza a usar palabras para expresar sus necesidades.

A medida que los niños crecen, desarrollan la capacidad de resolver cualquier diferencia de manera no agresiva, como el diálogo, y mejoran la forma en que interactúan y juegan con otros niños. A la edad de 6 a 7 años, los niños son menos egocéntricos y pueden comprender más fácilmente la perspectiva del otro niño. Por todo ello, se espera una disminución del comportamiento agresivo a estas edades.

¿Qué causa el comportamiento agresivo en los niños?

Hay muchas teorías e investigaciones que han intentado explicar el comportamiento agresivo en la infancia. La frustración y la ira, por ejemplo, son dos emociones que en ocasiones se han relacionado con conductas agresivas. Pero claro, no todos los niños reaccionan igual cuando experimentan una emoción similar.

El castigo severo y frecuente también se ha relacionado con el comportamiento agresivo

Lo que se ha encontrado es que cuando el niño es castigado por comportamientos agresivos, puede reducir la agresión en el hogar, pero volverse más agresivo fuera del hogar (por ejemplo, en la escuela). Los padres que utilizan el castigo corporal aumentan significativamente la agresividad del niño.

Los padres son los modelos a seguir más poderosos para los niños. Cuando los niños observan un comportamiento agresivo en casa, es más probable que lo imiten. La interacción negativa o positiva de los miembros de la familia influye en el aprendizaje de la agresión. Los niños imitan el comportamiento de los adultos y la forma en que manejan su ira y frustración.

Aunque los padres y el entorno inmediato de los hijos son los modelos a seguir y de conducta más poderosos, parece que no son los únicos.

Se ha descubierto que los modelos a seguir de la televisión, los programas de televisión violentos y los videojuegos violentos están asociados con la agresión en los niños.

¿Qué pueden hacer los padres?

Así como los niños aprenden cualquier otra habilidad, deben aprender a controlar sus tendencias agresivas y reemplazarlas con conductas positivas. Debido a que los niños no nacen con habilidades sociales y no siempre controlan su comportamiento, deben aprender formas aceptables de reclamar lo que quieren y expresar lo que sienten.

Los padres primero deben alentar a los niños a hablar sobre sus sentimientos, comprenderlos e identificarlos. Cuando los niños no pueden encontrar las palabras para describir sus sentimientos negativos o no se les anima a expresarlos, se sienten frustrados y enojados. La expresión de emociones negativas y su comprensión, sin embargo, pueden reducir significativamente la tensión interna que siente el niño.

Las consecuencias lógicas también pueden ayudar al niño a pensar antes de reaccionar y controlar su comportamiento. Por ejemplo, si estás en el parque y el niño comienza a tirar piedras a los otros niños, retíralos del área. Siéntate con él, observa a los otros niños y explícale formas en que puede unirse al juego sin causar daño a los demás. Ayuda al niño a aprender a ponerse en el lugar de los demás y comprender sus sentimientos.

Los niños se comportan principalmente por imitación. La compostura y la actitud tranquila de los padres ante la agresión es el primer paso para que el niño aprenda a controlarse.

Los límites deben ser claros, inequívocos y aplicados consistentemente

Responde inmediatamente al comportamiento agresivo del niño sin esperar a que repita el comportamiento negativo. Los niños deben darse cuenta inmediatamente de lo que han hecho mal. Deja claro desde el principio qué comportamientos permite y cuáles no, con especial referencia a la agresión y la violencia. Si el niño actúa de manera agresiva, aléjelo de la situación por un tiempo para que se calme y vincule su comportamiento con la consecuencia. Así, el niño comenzará a predecir el resultado de su comportamiento y sabrá qué esperar cuando se vuelva agresivo.

Es muy importante que a los niños se les enseñen soluciones alternativas para manejar sus emociones negativas. Cuando las cosas se hayan calmado, siéntate tranquilamente y discute el incidente con el niño. Dale al niño la oportunidad de explicar qué causó su arrebato y cómo se siente ahora al respecto. A su vez, explícale al niño que es perfectamente normal sentirse enojado con algo o con alguien, pero que bajo ninguna circunstancia debemos usar la violencia física o verbal para expresar lo que sentimos. Explicar los efectos y consecuencias que puede tener la violencia en cualquiera de sus formas.

Enséñale al niño la discusión, el diálogo y otras formas efectivas de resolver las diferencias y calmarse (ejercicios de respiración y relajación). Asegúrate de que el niño comprenda la falta y necesite disculparse por su comportamiento.

Verifica los programas de televisión que el niño está viendo y los juegos que está jugando. Cuando vea una escena violenta en la televisión o un comportamiento agresivo, discute las consecuencias y las alternativas con el niño.

Los comportamientos se enseñan y se aprenden, y la agresión es un comportamiento aprendido. Aunque exista una tendencia innata, los estímulos ambientales son los que moldearán el carácter y el comportamiento del niño.

Los padres que dan un buen ejemplo, usan la paciencia, la firmeza, la consistencia y la guía amorosa pueden ayudar a un niño a lidiar y manejar su ira y agresión de una manera efectiva y creativa.