Las voces elevadas, las malas palabras, los gritos de uno y otro lado de los padres tienen un efecto adverso en la salud mental y emocional de los niños. Si se hace con la suficiente frecuencia, puede considerarse abuso infantil.
Los gritos y peleas constantes de los padres es abuso infantil
Pero dado que las peleas son parte del matrimonio, ¿cómo puedes manejar esto para que los niños no queden marcados de por vida?
Muchos padres juzgan mal el nivel de comprensión de sus hijos, pensando que son demasiado pequeños para darse cuenta cuando están discutiendo. Si sus bebés no hablan, puedes pensar que no tienen idea de lo que hacen sus padres al gritarse uno al otro, pero piénsalo de nuevo.
Los bebés pueden llorar más, tener malestar estomacal o experimentar problemas para tranquilizarse.
Las peleas en casa son un mal modelo a seguir
Los niños viven lo que aprenden y crecerán para convertirse en malos luchadores después de vivir en un hogar donde esto fue lo que vieron.
Los niños quieren ver a sus padres como seres humanos adultos, omniscientes y tranquilos, no personas histéricas y fuera de control. Eso sirve para confundir al niño que necesita que los adultos actúen como adultos.
Lo peor de todo es que cuando los adultos se gritan unos a otros, les da a los niños el mensaje de que cuando los humanos tienen desacuerdos, gritar es la forma «de adultos» de manejarlos.
Puede afectar en el rendimiento académico de los pequeños
Debido a que la vida hogareña del niño está llena de inestabilidad y violencia verbal o emocional (o algo peor), el niño reserva una parte de su cerebro para concentrarse en tratar de mantener un poco de equilibrio y paz en el hogar.
Puede convertirse en el pacificador entre los padres. Este no es su papel y lo aleja de lo que debería concentrarse en la escuela y para su propio bienestar. La consecuencia es un estudiante distraído, incapaz de concentrarse, tal vez con problemas de aprendizaje.
En cuanto a la salud, los niños cuyos hogares están llenos de peleas se enferman con mayor frecuencia, con problemas estomacales y del sistema inmunológico.
Problemas mentales y de comportamiento
Los niños no tienen estrategias de afrontamiento maduras y no pueden “simplemente ignorar” el hecho de que sus padres están peleando contantemente.
Entonces su estrés se manifiesta en formas mentales y conductuales. Pueden imitar lo que ven en casa, provocando peleas en la escuela. O bien, pueden volverse retraídos y no participativos en el salón de clases.
¿Qué pasa si has peleado con tu pareja frente a tu hijo?
No entres en pánico. El factor de riesgo para el niño proviene de las experiencias repetidas. Un desacuerdo esporádico, una situación que no se resolvió de buena madera, pero se pudo analizar mejor y llegar a un acuerdo, no representa un problema para el niño y la estabilidad de la familia.
Además, esto puede ser útil para que los niños observen que los adultos, tras un desacuerdo, pueden resolver las cosas de una manera adulta y sin gritos ni pelas que los expongan al estrés.
Lo importante, es aprender como padres la lección de que los problemas entre adultos se resuelven como adultos, y no en presencia de los niños, a menos que sea para disculparse por algo que a los niños pueda haber afectado.