El verano es una época del año que muchos disfrutan por el sol, la playa y las vacaciones. Sin embargo, también es una época en la que hay que tener cuidado con las altas temperaturas y sus efectos sobre la salud.
El intenso calor puede provocar una serie de síntomas que van desde los más leves hasta los más graves, y que pueden poner en riesgo la vida de las personas si no se toman las medidas adecuadas.
Síntomas leves del calor
Los síntomas leves del calor son aquellos que se producen cuando el cuerpo se adapta al aumento de la temperatura ambiental. Algunos de ellos son:
Sudoración excesiva
El sudor es el mecanismo natural del cuerpo para enfriarse y regular su temperatura. Sin embargo, si se pierde demasiado líquido y no se reemplaza adecuadamente, se puede producir una deshidratación.
Sed
La sed es una señal de que el cuerpo necesita reponer el agua perdida por el sudor. Es importante beber agua o bebidas isotónicas con frecuencia, sobre todo si se realiza algún tipo de actividad física o se está expuesto al sol.
Fatiga
El calor hace que el cuerpo trabaje más para mantener su temperatura y sus funciones vitales. Esto puede provocar una sensación de cansancio, debilidad o falta de energía.
Dolor de cabeza
El calor puede causar una dilatación de los vasos sanguíneos del cerebro, lo que puede provocar un dolor de cabeza leve o moderado. También puede deberse a la deshidratación o a la exposición directa al sol.
Estos síntomas suelen desaparecer al refrescarse, hidratarse y descansar en un lugar fresco y ventilado. Sin embargo, si no se hace así, pueden empeorar y dar lugar a síntomas más graves.
Síntomas graves del calor
Los síntomas graves del calor son aquellos que se producen cuando el cuerpo no puede regular su temperatura y sufre un estrés térmico. Algunos de ellos son:
Calambres musculares
Los calambres son contracciones involuntarias y dolorosas de los músculos, que pueden afectar a las piernas, los brazos o el abdomen. Se deben a la pérdida de sales minerales por el sudor y a la falta de hidratación.
Agotamiento por calor
El agotamiento por calor es un cuadro clínico que se caracteriza por una temperatura corporal elevada (entre 37 y 40 grados), una sudoración profusa, una piel pálida y húmeda, un pulso rápido y débil, una respiración superficial y rápida, una presión arterial baja, náuseas, vómitos, mareos, confusión y desmayos.
Se produce cuando el cuerpo pierde demasiado líquido y sales minerales y no puede enfriarse adecuadamente.
Golpe de calor
El golpe de calor es la complicación más grave del estrés térmico y puede ser mortal si no se trata a tiempo. Se produce cuando la temperatura corporal supera los 40 grados y el cuerpo deja de sudar, lo que impide su enfriamiento.
Los síntomas son similares a los del agotamiento por calor, pero más intensos y con una piel roja, caliente y seca, un pulso fuerte y rápido, una respiración profunda y rápida, una presión arterial alta, convulsiones, delirio y coma.
Estos síntomas requieren atención médica urgente, ya que pueden provocar daños irreversibles en los órganos vitales o incluso la muerte.
Para prevenirlos, es fundamental evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (entre las 12 y las 16 horas), usar ropa ligera y de colores claros, protegerse con sombrero, gafas de sol y crema solar, beber agua o bebidas isotónicas con frecuencia (sin esperar a tener sed), evitar el alcohol y las bebidas con cafeína o azúcar, comer alimentos ligeros y frescos, y buscar lugares frescos y ventilados para descansar.