Cuando hablamos de hiperglucemia o hiperglicemia nos referimos al aumento, transitorio o permanente, de las concentraciones de glucosa en la sangre por encima de los valores normales.
Para regular los niveles de glucosa en la sangre, el páncreas secreta una hormona llamada insulina, de modo que mientras más elevados estén los niveles de glucosa en la sangre más insulina tendrá que ser secretada por el páncreas. Con el tiempo, estas reservas pancreáticas de insulina pueden agotarse desarrollándose la enfermedad llamada Diabetes Mellitus.
La Guía de la Asociación Americana de la Diabetes en el año 2018 define la hiperglucemia en ayunas como la elevación de los niveles de glicemia por encima de 100mg/dl. Cuando la glicemia en ayunas supera los 125mg/dl, el paciente cumple un criterio diagnóstico compatible con Diabetes Mellitus.
El estado de hiperglucemia puede suceder en personas con o sin el diagnóstico de Diabetes Mellitus, debido a un estado de incorrecta o poca utilización de la insulina circulante.
¿Por qué se produce la hiperglucemia?
En personas sanas, la hiperglucemia sucede cuando la insulina circulante no es suficiente para regular toda la glucosa en la sangre. Cabe recordar, que la insulina permite el paso de glucosa al interior de todas las células del organismo, en especial, de las neuronas, las células del hígado y las células musculares.
En algunas situaciones como en la utilización crónica de esteroides, el estrés, la obesidad y en el sedentarismo, la glucosa no puede ingresar a todas las células quedando circulando en la sangre por encima de los valores permitidos.
En pacientes con Diabetes Mellitus, la hiperglucemia ocurre cuando el tratamiento con insulina o con hipoglucemiantes orales no es suficiente para alcanzar los niveles terapéuticos y existe una descompensación que eleva los niveles de glucosa en sangre. Mientras que existen situaciones como el estrés o infecciones bacterianas, que pueden alterar el funcionamiento de los niveles de insulina circulantes y originar hiperglucemia.
La hiperglucemia en pacientes sanos constituye un factor de riesgo para el desarrollo de Diabetes Mellitus debido al constante esfuerzo que hace el páncreas por regular la glucosa.
Síntomas de la hiperglucemia
Cuando la glucemia se eleva, se envían unas señales químicas al sistema nervioso central para activar mecanismos compensadores que regulen los niveles de glucosa. Algunos de los síntomas que se producen son:
- Polidipsia (sensación de querer tomar agua constantemente).
- Polifagia (sensación de ansiedad que se produce por querer comer constantemente).
- Poliuria (aumento de la frecuencia de micción).
- Mareos.
- Cansancio.
- Dolor de cabeza.
- Boca seca.
- Visión borrosa.
En pacientes con diabetes, si los valores de glucemia se elevan desproporcionadamente agotándose todas las reservas de insulina puede ocurrir un estado conocido como cetoacidosis diabética, asociándose síntomas más severos como dolor abdominal, náuseas, vómitos, hasta alteraciones neurológicas que pueden llevar al paciente a coma.
Factores de riesgo de la hiperglucemia
Los factores de riesgo para el desarrollo de hiperglucemia son la obesidad, el sedentarismo, una dieta poco saludable con alto consumo de grasas y carbohidratos y baja en frutas, vegetales, verduras y hortalizas, familiares con diabetes, consumo alcohol, además de niveles de colesterol y triglicéridos elevados.
¿Cómo se trata la hiperglucemia?
El tratamiento inicial de la hiperglucemia se basa en la modificación de estilos de vida. Las guías europeas y americanas sobre obesidad y diabetes recomiendan realizar dieta y ejercicios durante al menos 6 meses continuos para el correcto control de la glucemia. De persistir la hiperglucemia a pesar de la modificación de los estilos de vida, se recomienda el uso de hipoglucemiantes orales como la Metformina.
La Metformina es un medicamento, utilizado en pacientes con diagnóstico de resistencia periférica a la insulina y Diabetes Mellitus tipo 2, que disminuye la producción de glucosa en el hígado y facilita el ingreso de glucosa a las células musculares, por lo que regula los niveles de glucosa en sangre.
Existen otros hipoglucemiantes orales, además de la Metformina, que sólo son empleados en pacientes con diagnóstico confirmado de Diabetes Mellitus tipo 2. Cuando el paciente con Diabetes Mellitus tipo 2 no se puede controlar con terapia con Metformina, entonces se decide iniciar una terapia combinada con otros grupos de medicamentos como las sulfonilureas o las glitazonas.
En algunas ocasiones es necesario el uso de la combinación de hipoglucemiantes orales asociados a insulina subcutánea. En caso de los pacientes con Diabetes Mellitus tipo 1 se debe usar solo insulina y aumentar las dosis según el peso y los requerimientos calóricos diarios del paciente.
En pacientes con diabetes mellitus tipo 1 y tipo 2 (refractarios al tratamiento oral o en cetoacidosis diabética) la primera elección de tratamiento es la insulina subcutánea o en infusión endovenosa si existe descompensación y hay riesgo de complicaciones graves. Esta debe ser indicada siempre por el médico, con vigilancia estricta de los signos vitales y de electrolitos, en especial del potasio.