Los 5 signos desconocidos de la intolerancia a la lactosa a los que ni los doctores prestan atención

¿Sabías que la intolerancia a la lactosa es una condición muy frecuente que afecta a muchas personas en todo el mundo? Se estima que entre el 15 y el 20% de la población española sufre de esta intolerancia, que se produce cuando el organismo no puede digerir adecuadamente la lactosa, el azúcar que se encuentra en la leche y los productos lácteos.

La lactosa es un tipo de carbohidrato que está formado por dos moléculas más simples: la glucosa y la galactosa. Para poder absorberla, el intestino delgado necesita una enzima llamada lactasa, que se encarga de romper la lactosa en sus componentes.

Sin embargo, algunas personas tienen una deficiencia de lactasa, ya sea por causas genéticas, por enfermedades intestinales o por el envejecimiento, lo que hace que la lactosa pase al colon sin digerir.

Allí, la lactosa es fermentada por las bacterias que habitan en el intestino grueso, lo que produce gases, ácidos y agua. Estos productos de la fermentación provocan los síntomas típicos de la intolerancia a la lactosa, como dolor abdominal, hinchazón, flatulencia, diarrea y náuseas.

Signos menos evidentes pero muy recurrentes de intolerancia a la lactosa

Pero ¿cómo saber si eres intolerante a la lactosa? Existen algunas pruebas médicas que pueden confirmar el diagnóstico, como el test de hidrógeno espirado, el test de tolerancia a la lactosa o el test genético.

Sin embargo, también hay algunos signos que pueden alertarte de que tu cuerpo no tolera bien este azúcar. En este artículo te vamos a contar los 5 signos desconocidos de la intolerancia a la lactosa a los que ni los doctores prestan atención.

1. Fatiga crónica

Si te sientes cansado todo el tiempo, sin importar cuánto duermas o descanses, puede ser que tengas una intolerancia a la lactosa.

Esto se debe a que la falta de digestión de la lactosa impide que tu cuerpo aproveche los nutrientes y las calorías de los alimentos lácteos, lo que puede causar una deficiencia de energía y de vitaminas esenciales como la B12 y la D.

2. Dolores de cabeza o migrañas

Otro signo poco conocido de la intolerancia a la lactosa es el dolor de cabeza recurrente o la migraña.

Esto puede deberse a que la lactosa no digerida genera sustancias inflamatorias en el intestino, que pueden pasar al torrente sanguíneo y afectar al sistema nervioso central. Además, la mala absorción de nutrientes puede alterar el equilibrio hormonal y neurotransmisor, lo que también puede desencadenar cefaleas.

3. Problemas de piel

La piel es el órgano más grande del cuerpo y refleja nuestro estado de salud. Si tienes intolerancia a la lactosa, es posible que tu piel se vea afectada por problemas como acné, eczema, dermatitis o urticaria.

Esto se debe a que las sustancias inflamatorias generadas por la fermentación de la lactosa pueden irritar la piel y causar reacciones alérgicas o autoinmunes.

4. Depresión o ansiedad

La salud mental también puede verse afectada por la intolerancia a la lactosa. Esto se debe a que el intestino y el cerebro están conectados por el llamado eje intestino-cerebro, una red de nervios y hormonas que regulan las funciones digestivas y emocionales.

Si el intestino está alterado por la intolerancia a la lactosa, puede enviar señales negativas al cerebro, lo que puede provocar estados de ánimo depresivos o ansiosos.

5. Aumento de peso

Aunque parezca contradictorio, la intolerancia a la lactosa puede hacer que ganes peso sin razón aparente.

Esto se debe a que al no poder digerir bien los productos lácteos, tu cuerpo puede activar un mecanismo de defensa para almacenar grasa y protegerse del estrés. Además, la intolerancia a la lactosa puede alterar el equilibrio de la flora intestinal, lo que puede favorecer el crecimiento de bacterias que promueven el aumento de peso.

Como pueden leer, la intolerancia a la lactosa puede manifestarse de muchas formas, algunas de ellas poco evidentes.

Si tienes alguno de estos signos, te recomendamos que consultes con tu médico y que pruebes a eliminar los productos lácteos de tu dieta durante un tiempo.

También puedes optar por productos sin lactosa o por suplementos de lactasa que te ayuden a digerir mejor este azúcar. Recuerda que una buena digestión es clave para una buena salud.