Los científicos han estudiado durante mucho tiempo el vínculo entre nuestros genes y nuestra salud. Ahora, en una creciente área de investigación científica, están estudiando el vínculo entre un intestino sano y las bacterias en nuestros intestinos, para virtualmente cada enfermedad que nos afecta. Sigue leyendo para conocer algunos de los signos que te indican un intestino enfermo que debes estar tratando y que puedes estar confundiendo con otra cosa.
El esófago, los intestinos, la boca y el estómago son partes constitutivas del sistema gastrointestinal (GI), o intestino. Las principales tareas del intestino son procesar alimentos, absorber nutrientes, regular el sistema inmunológico y equilibrar la mezcla de bacterias GI.
Tan recientemente como hace unos años, los científicos y otros en la comunidad médica, tenían una perspectiva algo limitada sobre los efectos del intestino sobre nuestra salud en general. Sin embargo, una cantidad proliferante de investigación, ha relacionado a un intestino enfermo o con problemas (por ejemplo, «Síndrome del Intestino Permeable») con una serie de problemas de salud, desde alergias hasta la artritis reumatoide.
Hoy en día, la mayoría de los expertos dentro de la comunidad médica, afirman el tremendo impacto que un intestino que funciona correctamente tiene sobre nuestra salud general y bienestar. Este consenso puede atribuirse a una comprensión más completa del sistema microbiano humano, o microbioma.
El Centro de Aprendizaje de Ciencias Genéticas de la Universidad de Utah, describe las «micro-interacciones» de los microbios:
«Los microbios interactúan en comunidades, y responden a su entorno. Al igual que los organismos en los ecosistemas de la Tierra, nuestras poblaciones microbianas varían sus cambios en el medio ambiente … la manipulación de estas interacciones, pueden ayudar a los médicos a comprender y manejar las enfermedades «.
10 signos de un intestino enfermo
Nuestro intestino contiene una cantidad desproporcionadamente alta de microbios, y son esenciales para combatir agentes causantes de enfermedades tales como bacterias y virus. Como tal, la preservación de la salud intestinal, es una de las mejores maneras de mantener una mente sana y el cuerpo.
1. Sentirse ansioso, desanimado o deprimido
Parece extraño vincular nuestro intestino con emociones. Pero ¿sabías que el 70 por ciento de la serotonina de tu cuerpo se encuentra en tu intestino? Los niveles bajos de serotonina se han relacionado con estados de ánimo inestables, depresión y funciones fisiológicas como la digestión (por supuesto), comer y dormir.
2. Deseos de alimentos cargados de azúcar
La leptina y la ghrelina, son proteínas que actúan de forma similar a las hormonas que estabilizan el apetito – y nuestras bacterias intestinales secretan muchas de ellas.
Estas proteínas influyen en nuestros antojos de alimentos, por lo que, si comes mucha azúcar, las bacterias se adaptan a este tipo de sustento nada saludable. Como resultado, tu intestino desea que le des la dosis diaria de azúcar. Corregir los problemas intestinales puede eliminar las bacterias que causan antojos de azúcar.
3. Pre-diabetes o diabetes
En un estudio publicado en la revista Endocrinology Connections, tres científicos rusos demuestran una conexión entre la microbiota del intestino grueso y la presencia y el desarrollo potencial de la diabetes tipo 2.
Algunas bacterias intestinales incitan una respuesta inmune que «causa inflamación en todo el cuerpo, incluyendo el hígado y las células de grasa que pueden afectar el metabolismo general y la sensibilidad hepática».
4. Problemas de la piel debido a un intestino enfermo
Las erupciones cutáneas y la condición crónica de la piel con eczema, pueden sugerir un problema en el intestino, específicamente, un desequilibrio en las bacterias. El intestino permeable, una condición donde partículas de alimentos «escapan» del intestino en lugar de ser digeridos, puede provocar inflamación y suprimir el sistema inmunológico. La inflamación, por supuesto, es más evidente en la superficie de la piel.
5. Problemas digestivos
Los problemas intestinales agudos tales como hinchazón, diarrea y gases, pueden significar un desequilibrio en las bacterias intestinales. Las evacuaciones irregulares o gases, pueden indicar niveles bajos de ácido en el estómago, afectando adversamente tu capacidad de descomponer los alimentos.
6. Enfermedad autoinmune o inmunidad suprimida
El intestino permeable y la intolerancia al gluten, se citan a menudo como catalizadores para las condiciones autoinmunes. Los problemas intestinales pueden manifestarse en condiciones médicas agudas y crónicas.
«Existe una creciente evidencia de que el aumento de la permeabilidad intestinal desempeña un papel patógeno en varias enfermedades autoinmunes, incluyendo la enfermedad celíaca y la diabetes tipo 1», dice el biólogo de la mucosa, el Dr. Alessio Fasano.
7. Alergias alimentarias o aumento de la sensibilidad a los alimentos
Las intolerancias alimentarias (por ejemplo, intolerancia a la lactosa) son casi siempre el subproducto de un intestino permeable. Recuerda que un intestino permeable no digiere correctamente todos los alimentos. En vez de permanecer dentro del lazo cerrado del intestino, el alimento sale de los intestinos y entra en el torrente sanguíneo.
Cuando este alimento «escapa», el cuerpo lo interpreta como una amenaza e inicia una respuesta inmune. El desarrollo o el empeoramiento de las alergias alimentarias y la sensibilidad repentina a ciertos alimentos pueden indicar un problema.
8. Mal aliento
La halitosis, es el término médico utilizado para describir crónicamente el mal aliento. Un desequilibrio microbiano en el intestino puede transportarse a otras áreas del cuerpo, incluyendo la boca. Las disparidades o fluctuaciones en la flora intestinal, hacen que el cuerpo sea cada vez más susceptible a condiciones que causan mal aliento (por ejemplo, enfermedad renal o diabetes).
9. Dificultad para dormir o insomnio
Los problemas de caer y quedarse dormido, son indicadores de algún desequilibrio químico en el cerebro. Como se mencionó, nuestro intestino almacena y regula la serotonina – un neurotransmisor esencial para inducir y regular los patrones de sueño.
Cuando la serotonina falta o está fuera de equilibrio, puede conducir a ataques de insomnio o dificultad para llegar a dormir.
10. Peso fluctuante
Algunas bacterias intestinales promueven la pérdida de peso, y no del tipo bueno. Las cantidades excesivas de microbios dentro del intestino delgado, por ejemplo, pueden interrumpir la absorción de grasa, minerales y vitaminas.