5 chantajes emocionales que son difíciles de identificar y roban toda tu salud

Las relaciones interpersonales siempre crean restricciones muy complejas, a veces difíciles de manejar. A veces, nuestros intereses y necesidades no coinciden con los de los demás, por lo que para lograr nuestros objetivos debemos recurrir a comportamientos manipuladores que podrían clasificarse como chantaje emocional.

sufriendo el chantaje emocional

Del mismo modo, puede haber personas que adopten el chantaje emocional como su estrategia relacional favorita, siempre poniendo nuestras espaldas contra la pared o haciéndonos sentir mal porque somos los «chicos malos».

Los tipos sutiles de chantaje emocional

En algunos casos, es fácil reconocer el chantajista emocional porque usa técnicas groseras, más típicas de una transacción comercial que de una relación interpersonal. El típico chantaje mercantilista es un ejemplo perfecto de ello, porque antes de dar, la persona pide algo a cambio, o decide no dar nada porque se siente defraudado, y así nos castiga emocionalmente. Sin embargo, hay otras formas de chantaje emocional que son mucho más sutiles y difíciles de reconocer que pueden llevarnos a un callejón sin salida o, lo que es peor, afectar profundamente nuestra autoestima y nuestra salud.

1. El elefante en la habitación

El concepto de «elefante en la habitación» es una expresión metafórica utilizada para referirse a una idea o hecho importante que persiste en el pensamiento de todas las personas involucradas, pero nadie lo menciona y todos lo evitan. En estos casos, las personas involucradas pretenden vivir una absurda normalidad, pero dado que es imposible «ignorar a un elefante en la habitación», todo es tan antinatural que está claro que hay algo mal, un conflicto en la base que está reprimido.

Este fenómeno puede convertirse en una especie de chantaje emocional cuando una persona se niega a enfrentar un problema importante a resolver, pero con su actitud contamina constantemente la atmósfera, dejando el asunto pendiente, como si fuera una nube sobre nosotros que nunca se va.

Básicamente, esta persona intenta hacernos sentir culpables porque deja en claro, sin palabras, su incomodidad y desacuerdo. De hecho, al negarse a abordar el problema, solo amplía y agrava el conflicto.

2. Gaslighting

el Gaslighting y el chantaje emocional sutil

La Gaslighting es una manipulación de tipo común en situaciones de abuso, pero es tan sutil que muchas personas no lo notan. Consiste en asegurarse de que la otra persona dude de sus capacidades mentales, distorsionando la realidad para que no pueda entender realmente lo que está sucediendo y deshacerse del chantaje emocional.

En estos casos, el chantajista emocional puede inventar recuerdos falsos con los que culpa a la víctima, por lo que se siente mal consigo mismo o puede persuadir a la persona para que haga algo, diciendo que había prometido hacerlo cuando no es cierto.

Por lo tanto, podemos pensar que es imposible caer en su red. Pero el problema es que este chantajista construye su red poco a poco y no nos damos cuenta. Antes que nada, gana nuestra confianza y se vuelve indispensable, solo entonces comienza a socavar nuestra confianza en nosotros mismos al ofrecernos su visión distorsionada de la realidad.

3. Chantaje por «necesidad»

Algunas personas intentan chantajear a otros al usar sus necesidades. Estos chantajistas no dudan en darnos a conocer sus necesidades y hacer que se vean tan obvias y «básicas», terminando haciéndonos sentir mal si no los ayudamos.

Preparan su discurso de tal manera que sus solicitudes parecen muy razonables, y si no contribuimos a satisfacer esas necesidades «imperativas», nos sentimos culpables. Son personas que «siempre lloran por la miseria», aunque es probable que su situación sea mucho menos dramática que la nuestra.

De hecho, el problema es que ni estas necesidades son tan básicas, ni esta es la única forma de satisfacerlas y, sobre todo, sus necesidades suelen ser innumerables. Estas personas siempre pedirán más y más, sin tomar en cuenta nuestras necesidades, hasta que puedan vaciarnos por completo.

4. Autocastigo

chantejaeando emocionalmente a su víctima

Castigar a los demás es una de las formas más comunes de chantaje emocional, porque es una estrategia de manipulación simple que tiene un fuerte impacto emocional. Pero también es muy fácil de detectar, por lo que es más difícil caer en su red.

Por el contrario, el autocastigo es un tipo más sutil de chantaje emocional. Básicamente, la persona asume el papel de mártir o víctima, para hacer que el otro se sienta mal. Él no nos castigará, sino que se castigará a sí mismo e incluso puede fingir que siente sufrimiento y dolor.

Un ejemplo común de autocastigo es cuando alguien pretende sacrificarse por nosotros, pero en realidad solo está haciendo una inversión a largo plazo, porque tiene en mente pedirnos que devolvamos el sacrificio con los intereses.

5. Control de protección

Este tipo de chantaje emocional es común en algunas relaciones de pareja y en las que algunos padres establecen con sus hijos. En la práctica, una de las personas se convierte en el «protector» de la otra. El problema es que esta protección representa un control total.

No nos damos cuenta de este chantaje emocional porque la otra persona se enmascara con buenas intenciones, y también es probable que sea cierto, pero con su actitud intenta crear una adicción emocional para dominar a la otra.

El problema es que cualquier intento de cuestionar esa actitud de protección y control contrasta con el bienestar de la relación. En ese momento, el chantajista nos hará ver como una persona impía que no reconoce todo lo que ha hecho por nosotros y de esa manera seguirá controlándonos, ahora mediante la culpa que nos quiere hacer sentir.