El hígado graso es una enfermedad que se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado, lo que puede causar inflamación, daño celular y, en casos graves, cirrosis o cáncer hepático.
Aunque se asocia principalmente con el consumo excesivo de alcohol, el hígado graso también puede afectar a los niños, especialmente a los que tienen sobrepeso, obesidad, síndrome metabólico o diabetes tipo 2.
En este artículo te explicaremos qué es el hígado graso en niños, cuáles son sus síntomas, cómo se diagnostica y qué medidas se pueden tomar para prevenirlo y tratarlo.
¿Qué es el hígado graso en niños?
El hígado graso en niños es una forma de enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD por sus siglas en inglés), que es la principal causa de enfermedad hepática crónica infantil a nivel mundial.
Se estima que entre el 10 y el 20% de los niños tienen algún grado de NAFLD, y que esta cifra va en aumento debido al incremento de la obesidad infantil.
La NAFLD se divide en dos tipos: la esteatosis simple y la esteatohepatitis no alcohólica (NASH por sus siglas en inglés).
La esteatosis simple es la fase inicial, en la que hay una acumulación de grasa en el hígado sin inflamación ni daño celular.
La NASH es la fase más avanzada, en la que hay inflamación del hígado y daño en las células hepáticas, lo que puede provocar fibrosis, cirrosis o cáncer hepático.
La NAFLD es una enfermedad silenciosa, que no suele causar síntomas en sus primeras etapas, pero que puede tener consecuencias graves si no se trata a tiempo. Por eso es importante detectarla y controlarla lo antes posible.
¿Cuáles son los síntomas del hígado graso en niños?
La mayoría de los niños con hígado graso no presentan síntomas, o estos son muy inespecíficos y difíciles de asociar con una enfermedad hepática. Algunos de los síntomas que pueden aparecer son:
- Dolor o molestia en el abdomen superior derecho.
- Cansancio o fatiga.
- Malestar general.
- Manchas oscuras en la parte posterior del cuello (acantosis nigricans).
- Agrandamiento del hígado (hepatomegalia).
- Aumento de las enzimas hepáticas y de los triglicéridos en la sangre (se detectan mediante análisis de laboratorio).
Si tu hijo presenta alguno de estos síntomas, o tiene factores de riesgo para desarrollar hígado graso, como sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2 o síndrome metabólico, consulta con tu pediatra para realizar una evaluación adecuada.
¿Cómo se diagnostica el hígado graso en niños?
El diagnóstico del hígado graso en niños se basa en la historia clínica y familiar, el examen físico y las pruebas médicas. Estas pueden incluir:
- Análisis de sangre: para medir las enzimas hepáticas (transaminasas), los triglicéridos, el colesterol y la glucosa. Un aumento de estos valores puede indicar un problema hepático.
- Ecografía abdominal: para visualizar el tamaño y la forma del hígado, y detectar si hay acumulación de grasa.
Los especialistas médicos sugieren que los niños que padecen sobrepeso u obesidad reduzcan su peso como parte del tratamiento para abordar dos condiciones relacionadas con el hígado: la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés) y la esteatohepatitis no alcohólica (NASH, por sus siglas en inglés).
Hasta la fecha, no se han aprobado medicamentos específicos para tratar la NAFLD y la NASH en la población infantil.