Cómo tratar la fiebre tifoidea y evitar complicaciones

La fiebre tifoidea es una enfermedad transmitida a través de agua y alimentos contaminados con la bacteria Salmonella typhi. Su infección comienza desde el intestino y se disemina a todo el organismo, lo cual genera múltiples síntomas gastrointestinales y sistémicos, y puede acarrear varias consecuencias relevantes en la vida de los pacientes.

Cómo se puede tratar la fiebre tifoidea

Las complicaciones de la fiebre tifoidea van desde abscesos en diversos órganos (a causa de la diseminación y colonización de la bacteria) hasta perforación intestinal, sangrado e infecciones del sistema nervioso central (meningitis), que pueden llegar a ser letales.

Si bien, esta enfermedad no tiene síntomas propios característicos, existen regiones endémicas en América (especialmente Latinoamérica), África, Asia y Oceanía, donde se debe pensar la fiebre tifoidea como un diagnóstico diferencial ante la presencia de fiebre, estreñimiento, tos, dolor abdominal y aumento del hígado y del bazo, asociado a dolores musculares y articulares.

Para evitar las complicaciones de la fiebre tifoidea, el médico debe iniciar un tratamiento oportuno.

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¿Cómo tratar la fiebre tifoidea?

Es importante que ante la sospecha de fiebre tifoidea el paciente consulte cuanto antes al médico, con la finalidad de iniciar tratamiento antibiótico de inmediato. El tratamiento de la fiebre tifoidea, se basa en tratar su sintomatología y además, eliminar la bacteria que está generando el cuadro.

Si la sospecha es alta, debido a las complicaciones que la fiebre tifoidea puede generar, el médico debe iniciar un tratamiento antibiótico precoz, que no debe ser demorado en espera de los exámenes confirmatorios.

El tratamiento antibiótico de la fiebre tifoidea consiste, usualmente, en la combinación de cefalosporina de tercera generación como el ceftriaxone asociado a quinolonas como la ciprofloxacina o levofloxacina (cuando no exista alergia a estos antibióticos y si no se ha demostrado resistencia bacteriana en la región de donde acude al paciente).

Otras opciones terapéuticas a lo largo de los años han sido el cloranfenicol, amoxicilina, trimetropin sulfametoxazol y azitromicina, pero en algunos lugares la bacteria ha mostrado resistencia a estos tratamientos. El de duración del tratamiento dependerá de la severidad, extendiéndose de 10 a 14 días.

En casos severos, se debe ampliar la antibioterapia a medicamentos con amplio espectro terapéutico, en combinación, utilizando cefalosporina de cuarta generación o carbapenémicos (como el imipenem).

Por otro lado, el uso de esteroides en pacientes graves es controversial, ya que algunos estudios señalan que disminuye la mortalidad en pacientes con meningitis por Salmonella typhi, mientras otros estudios demuestran que no hay diferencias estadísticas.

¿Cómo evitar las complicaciones de la fiebre tifoidea?

La principal manera de evitar complicaciones de la fiebre tifoidea es recibir tratamiento oportuno y precoz, además de una atención multidisciplinaria que incluya al médico internista, el médico infectólogo y de ser preciso, el cirujano.

Para aquellos pacientes con criterios de hospitalización, junto al tratamiento antibiótico se describe un soporte nutricional con dieta blanda por vía oral (si no está contraindicada) y el uso de hidratación endovenosa.

Los pacientes hospitalizados con fiebre tifoidea deben aislarse en la etapa aguda de la enfermedad, restringiendo el número de visitas de sus allegados y se debe garantizar una correcta eliminación de sus heces y orina, de manera que no pueda infectar a otras personas.

Para aquellos pacientes hospitalizados que presenten perforación intestinal, se debe realizar una cirugía que consiste en drenar y lavar la cavidad peritoneal y reparar el segmento intestinal perforado. Esta cirugía debe hacerse de emergencia, con la finalidad de evitar peritonitis y un estado de sepsis de punta de partida abdominal.

En los pacientes con fiebre tifoidea, debe realizarse una vigilancia médica diaria, con el fin de detectar a tiempo cambios neurológicos que pudieran corresponder a síntomas de meningitis.

Otra de los puntos a tomar en cuenta para evitar complicaciones de la fiebre tifoidea, es que el médico debe solicitar cultivos de sangre, heces y orina, que determinan la sensibilidad de la bacteria ante el antibiótico que se ha decidido usar. Si la bacteria muestra alguna resistencia al tratamiento empleado, entonces se deberá indicar un sustituto que se adapte a la sensibilidad del germen.

¿Cómo evitar la infección por fiebre tifoidea?

En vista de que la fiebre tifoidea es una enfermedad que se transmite vía fecal – oral (a través de agua, alimentos y manos contaminadas con heces que poseen la bacteria) las recomendaciones están basadas en la correcta manipulación de los alimentos, el consumo de agua potable y el lavado de las manos (antes de comer y luego de evacuar).

Además, se recomienda no consumir alimentos congelados ni enlatados luego de la fecha de vencimiento de su preservación. También se recomienda la correcta cocción de alimentos como el huevo, la carne, los mariscos y el pollo.