Consciencia como auto-observador y como explorador

consciencia como explorador y auto-observador

Consciente como Auto-observador y como Explorador, una reflexión profunda para comprender cómo nos movemos por el mundo.

Ser consciente puede tener intrínsecamente (al margen de una graduación de lucidez) diversas manifestaciones inteligibles dentro de un mismo instante, lo ejemplificaré para hacerlo entendible.

  • Consciente de una experiencia en estado perceptivo como auto-observador.
  • Consciente de una experiencia en estado perceptivo como explorador.

Mediante la vigilia física podemos comprobar dicho estado consciente. Utilizaremos la imaginación y tendremos como finalidad estudiar si es posible ser consciente de un estado como auto-observador y un estado como explorador en el mismo momento.

Imaginamos un fondo de color negro y al mismo tiempo veremos dos estados conscientes en un mismo momento. Por un lado notaremos como poseemos control sobre la exploración de dicho color y la creación imaginaria de dicho fondo. Por otro lado notamos la fuerza mental que quiere comprobar si dicha experiencia en verdad puede ser percibida desde dos ángulos dispares en el mismo tiempo. Es posible que no se consiga al principio pero intentándolo varias veces lo conseguirán y les resultará muy ejemplificado para entender este concepto.

Si nos detenemos a comprender como está planteado el mundo en que vivimos cotidianamente, veremos porqué la faceta como exploradores está mas activa que la actitud como auto-observador.

Imaginemos el mundo como a un gran escenario donde existe un paisaje, el silencio de un atardecer, los colores naturales y la calidez de un espacio solitario. Pero, ese silencio está velado por música, frases, ruidos, sonidos. Lo esencial y necesario está socavado por necesidades superficiales acaecidas de pretensiones establecidas por milenios de ignorancia. (Utilizar la fortuna material, utilizar una categoría social, satisfacer necesidades sustanciales, minimizar lo esencial y sofisticar lo trivial, etcétera.) Lo que provoca, entre otras situaciones, el desequilibrio humano a nivel salud, conocimiento, desarrollo e igualdad.
Aún lo esencial (eso que te daría felicidad experimentar) está relegado al estudio por parte de terceros y perdemos el sentido de auto-estudio, o sea, le damos a otros el poder de decisión sobre nuestra vida. No me refiero a una auto-suficiencia, sino a una verdad oculta que nos deja encasillados dentro de la libertad de otros, lo que es una cárcel mas amplia pero prisión al fin y el legado intrínseco de nuestro Ser se ve inutilizado. Nuestro yo pasa a un lugar secundario, irónicamente.

Este escenario es nuestro mundo y nosotros en él somos el mundo que hoy conocemos.
Resulta lógico comprender entonces, porque nuestra percepción como auto-observador se ve parcialmente utilizada o en la mayoría de los casos, anulada.

Somos reflejos sobre la tierra, fantasmas materiales.
Caminamos con prisa, nadie parece detenerse a contemplar hacia donde va con tanta urgencia. El transito acelera nuestra percepción del paso del tiempo, la velocidad del río resultaba ser la mejor medida del transcurso entre un paso y el otro. Ahora lo medimos a grandes escalas, el tiempo ya no parece durar como antes. Los silencios no duran, sino como pausas arduas entre ruidos, irónicamente tranquilizantes. El mundo para el explorador resulta un escenario para aventurarse NO para auto-observarse. Así está planteado desde el comienzo mismo de la razón, y no analizaré el porqué de esto, pero sin dudas, solo basta con mirarnos actuar y ver como sucede la vida para comprobar que lo dicho anteriormente tiene sensatez.

Pero entonces, ¿Cuándo nace la necesidad de auto-observación?
La auto-observación antecede a la percepción como explorador. Dentro de un estado de consciencia, cada una está relegada a funciones distintas aunque es necesaria su función conjunta. La potencialidad de la consciencia lúcida como explorador es limitada sin la consciencia como auto-observador. En este plano de manifestación espacio-tiempo no resulta aparente, puesto que el mundo resulta un escenario para explorar, pero deteniéndonos, interiormente veremos que la necesidad de comprendernos es captada por nuestra auto-observación. Entonces, la necesidad de utilizar su potencial nace cuando nos formulamos la gran pregunta ¿Quién soy?

Dentro de las funciones de estos dos estados de ser hay dos puntos que se destacan:

-La función del explorador es la de comprobar.
-La función de la auto-observación es Ser. (Aunque la auto-observación es solamente un mecanismo de Ser) Y posee en su proceso el designio de evolución.

Extraído del libro «Vida lúcida, el viaje» de Martín Garello.