Estamos acostumbrados a hablar del embarazo en términos femeninos, y sobre todo a compartir información relativa a cómo afrontarlo, evitarlo o detectar sus síntomas. Sin embargo, toda norma o regla en esta vida suele contar con la excepción que la confirma, y por increíble que parezca, existen varios casos en los que un ser humano puede experimentar los síntomas de un embarazo sin estar pasando por él.
Hemos empleado la expresión ser humano porque esta anomalía de la que hablamos no es exclusiva de las mujeres, ni mucho menos. Existen casos comprobados en los que hombres han experimentado un embarazo psicológico y, si hacemos caso estricto a las similitudes, también se podría hablar incluso de que nuestras mascotas tienen también posibilidades de padecerlo.
¿Qué es el embarazo psicológico?
Estamos seguros de que muchos de vosotros estaréis familiarizados con la expresión, incluso es probable que en el entorno laboral o familiar la hayáis empleado en tono poco serio para poner nombre a los cambios de humor de alguien de vuestro entorno. En cualquier caso, conviene ser estrictos para aclarar términos y averiguar exactamente en qué consiste eso de experimentar un embarazo psicológico.
Bien, el embarazo psicológico o embarazo fantasma es un término médico empleado para señalar la anomalía por la cual el paciente experimenta los síntomas típicos de un embarazo, pero sin que haya ningún bebé a bordo. No se trata en ningún caso de un embarazo fallido o un tipo de aborto, el embarazo nunca se llega a producir en la persona, que simplemente experimenta los síntomas motivados por otras causas.
Ganar peso, contar con una barriga creciente, las náuseas matutinas o la irritabilidad serán los síntomas que se darán cita en quienes sufran este problema. Unas características a experimentar nada agradables para nadie, y menos si después de pasar por ellas no está la recompensa de ser padres.
¿Cuáles son los síntomas del embarazo psicológico?
Conocido el problema, es interesante conocer cuáles pueden ser sus causas y formas de prevenirlo. La verdad es que en esta ocasión esa tarea no será nada sencilla. El embarazo psicológico es una dolencia que se diagnóstica con poca frecuencia tanto en hombres como en mujeres, una condición que también hace difícil para los especialistas desarrollar patrones que ayuden a comprender la dolencia.
Para que os hagáis una idea de la diversidad de creencias que existen en torno a este problema basta con decir que los expertos en materia difieren frontalmente. De un lado encontramos a expertos médicos que señalan razones físicas como la fuente del problema, mientras que en el sector opuesto también encontramos opiniones profesionales señalando al factor psicológico como la causa principal.
Y la variedad de criterios no termina ahí. Analizada una muestra de los casos documentados en el mundo entero, los especialistas en materia tampoco se ponen de acuerdo en sí el origen del embarazo psicológico reside en un trauma de gran calado o, por el contrario, en un desequilibrio bioquímico producido en la persona.
En donde sí encontramos cierto consenso es a la hora de señalar cuatro grandes causas presentes en la generación de un embarazo psicológico. Experimentar un aborto (especialmente si sucede en más de una ocasión), es uno de los motivos más comunes detrás de la aparición de esta patología.
El grupo de cuatro se completa con otras problemáticas como son la infertilidad en alguno de los miembros de la pareja, la pérdida de un hijo y un desequilibrio mental previo que nos lleve a este estado. Lo cierto es que se trata de causas bastante relacionadas entre sí, por lo que encontrar presente más de una en un paciente puede ser algo común.
La sensación de quedar embarazada
En un porcentaje reducido de los casos, el embarazo fantasma viene producido por algún tumor radicado en el ovario de la mujer, una causa que se traduce en la experimentación de sensaciones similares a las que encontramos con un embarazo. Los síntomas físicos logran engañar al cerebro, de forma que si no es mediante una revisión médica, es imposible diferenciar entre ambos casos.
Y aunque pueda parecer algo peliculero, más allá de las mencionadas causas que originan el problema, también encontramos comúnmente el caso en el que el deseo propio acaba por ser el causante de esta patología, sin necesidad de experimentar ningún otro problema o inconveniente externo.
El deseo de ser madres es tan fuerte en algunas mujeres que terminan por auto convencerse de que están embarazadas. Un ‘engaño’ que alcanza a su propio cerebro de manera tal, que los síntomas de un verdadero embarazo terminan por manifestarse en el cuerpo de la mujer.
Embarazo fantasma en hombres
Como ya hemos comentado el embarazo psicológico no entiende de sexos, aunque en el caso de los hombres tiene sus propias particularidades. Si en el caso femenino los síntomas aparecen a pesar de no estar experimentando verdaderamente un embarazo, en el caso masculino el embarazo sí que existe, aunque en el vientre de su pareja.
La explicación de este fenómeno es tan sencilla como señalar un proceso de identificación llevado hasta el extremo. El futuro padre pasa a adoptar el rol de protector de una manera casi exagerada, de forma que su mente llega a una especie de comunión con el estado de buena esperanza de su pareja y le hace compartir sensaciones no demasiado agradables.
Mareos y nauseas también estarán presentes en los hombres que atraviesen esta patología, incluso aumentar de peso está reconocido como uno de los posibles síntomas, aunque seguramente habrá quien piense que en este último caso se trata de una excusas o motivación por compartir los antojos en pareja.
En cualquier caso, nosotros recomendamos que a los hombres que puedan sufrir este embarazo fantasma se les trate con la misma delicadeza con la que se debe tratar a una mujer embarazada. Al fin y al cabo también experimentarán una mayor sensibilidad, y ellos no tienen la culpa de que su sistema nervioso autónomo haya decidido hacerles pasar por dicho trámite.
Cómo tratar el embarazo psicológico
Una vez determinada la presencia de esta patología, toca ponerse manos a la obra para enfrentarla y ponerle fin. Es interesante conocer que en la mayoría de los casos suele bastar con una prueba objetiva para poner fin al embarazo psicológico. En el momento que la paciente enfrenta una prueba de embarazo negativa, su mente abandona la idea y su cuerpo termina por volver a la normalidad.
Puede suceder que no baste con esa prueba objetiva, en cuyo caso lo más recomendable es ponerse en manos de un especialista. Es recomendable que si los síntomas no desaparecen nos pongamos en contacto con algún especialista para obtener ayuda psicológica, no tanto por los síntomas en sí, sino por lograr afrontar o asumir la causa que esté detrás de provocar el embarazo psicológico en cuestión.
En el caso masculino la cosa cambia, ya que el embarazo sí es verdadero (aunque se produzca en el cuerpo de la pareja). En este caso particular poco más se puede hacer que resignarse a afrontar nueve meses de cambios corporales y psíquicos de lo más movidito. Quizás lo mejor en este caso particular sea ser positivos y afrontar la experiencia como una de esas que logran unir aún más a la pareja.