Los emulsionantes, muy utilizados por la industria alimentaria para fabricar alimentos ultraprocesados, podrían tener efectos nocivos sobre la flora intestinal

Los emulsionantes son sustancias naturales o sintéticas, a menudo utilizadas por la industria alimentaria para fabricar alimentos ultraprocesados.

Emulsionantes que afectan a la flora intestinal

Los emulsionantes se encuentran en un número muy elevado de alimentos industriales en los que se combinan agua y aceite, pero también en helados, chicles y productos de panificación, entre otros. Algunos de estos emulsionantes pueden tener efectos marcados sobre la flora intestinal.

Los emulsionantes son sustancias que se utilizan para mezclar ingredientes que normalmente no se mezclan, como el agua y el aceite. Se emplean en la industria alimentaria para fabricar productos como helados, mayonesas, salsas, cremas, yogures y otros alimentos procesados o ultraprocesados.

Los emulsionantes más comunes son los mono y diglicéridos de ácidos grasos, la lecitina de soja, el éster de poliglicerol y el carboximetilcelulosa. Estos aditivos tienen la función de mejorar la textura, el sabor, la apariencia y la conservación de los alimentos.

Sin embargo, algunos estudios han sugerido que los emulsionantes también pueden tener efectos negativos sobre la salud, especialmente sobre la flora intestinal o microbiota.

La flora intestinal es el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino y que cumplen funciones importantes para la digestión, la inmunidad y el metabolismo.

¿Qué efectos pueden tener los emulsionantes sobre la flora intestinal?

Según una investigación publicada en la revista Nature en 2015, los emulsionantes pueden alterar la composición y el comportamiento de la flora intestinal, favoreciendo el desarrollo de bacterias inflamatorias y reduciendo las bacterias beneficiosas.

Esto puede provocar una mayor permeabilidad intestinal, es decir, una disminución de la barrera que impide el paso de sustancias nocivas desde el intestino al torrente sanguíneo. A su vez, esto puede desencadenar una respuesta inflamatoria crónica en el organismo, que se ha asociado con enfermedades como la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico, la colitis ulcerosa y el cáncer de colon.

El estudio se realizó en ratones a los que se les administró dos tipos de emulsionantes: carboximetilcelulosa y polisorbato 80. Los resultados mostraron que los ratones que consumieron estos aditivos desarrollaron inflamación intestinal, obesidad y resistencia a la insulina.

Otro estudio publicado en 2017 en la misma revista confirmó estos hallazgos y añadió que los emulsionantes también pueden afectar al comportamiento de los ratones, induciendo ansiedad y depresión.

Esto se debería a que la inflamación intestinal puede alterar el eje intestino-cerebro, que es la vía de comunicación entre el sistema nervioso central y el sistema digestivo.

¿Qué implicaciones tiene esto para los humanos?

Aunque los estudios realizados hasta ahora se han basado en modelos animales, los investigadores sugieren que los emulsionantes podrían tener efectos similares en los humanos, ya que comparten una flora intestinal parecida a la de los ratones.

No obstante, se necesitan más estudios para determinar las dosis y los tipos de emulsionantes que pueden ser perjudiciales para la salud humana, así como los mecanismos exactos por los que actúan sobre la flora intestinal.

Mientras tanto, los expertos recomiendan limitar el consumo de alimentos procesados o ultraprocesados que contienen emulsionantes y optar por una alimentación más natural y equilibrada, rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas. Estos alimentos aportan fibra y otros nutrientes que favorecen la diversidad y el equilibrio de la flora intestinal.

Además, se aconseja consumir alimentos probióticos y prebióticos, que son aquellos que contienen o estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas para el intestino.

Algunos ejemplos son el yogur, el kéfir, el chucrut, el kimchi, el miso, la cebolla, el ajo, el plátano y la alcachofa.