Estudio realizado por la Universidad de Londres sugiere que caminar hacia atrás podría mejorar tu memoria

Trataremos de adentrarnos en un estudio de vanguardia que arroja luz sobre un sorprendente descubrimiento: el caminar hacia atrás podría ser la clave para desbloquear una memoria optimizada. ¿Qué evidencia hay detrás de esta afirmación? ¿Qué implicaciones tiene para nuestra salud y bienestar? Veamos lo que dicen los expertos.

¿Qué es la memoria y cómo funciona?

La memoria es la capacidad de almacenar y recuperar información sobre experiencias pasadas. Es un proceso complejo que involucra varias áreas del cerebro, como el hipocampo, la corteza prefrontal y el cerebelo.

La memoria se puede clasificar en diferentes tipos, según el tiempo, la modalidad y el contenido de la información. Por ejemplo, podemos distinguir entre la memoria a corto plazo, que dura unos segundos o minutos, y la memoria a largo plazo, que puede durar desde horas hasta años.

Dentro de la memoria a largo plazo, podemos diferenciar entre la memoria declarativa, que se refiere a los hechos y eventos que podemos recordar conscientemente, y la memoria no declarativa, que se relaciona con las habilidades y hábitos que aprendemos de forma implícita.

La memoria no es un registro fiel de la realidad, sino que está sujeta a distorsiones, olvidos y errores. Algunos factores que pueden afectar a la memoria son el estrés, el sueño, la edad, las emociones, las expectativas y el contexto.

Además, la memoria no es estática, sino que se modifica cada vez que la recordamos o la usamos. Esto significa que podemos mejorar nuestra memoria mediante estrategias como la repetición, la organización, la elaboración y la asociación.

¿Qué dice el estudio sobre caminar hacia atrás y la memoria?

El estudio al que nos referimos se publicó en 2018 en la revista Cognition. Los autores son Daniel Schacter, un reconocido psicólogo de la Universidad de Harvard, y sus colaboradores de la Universidad de Londres y de otras instituciones.

El objetivo del estudio era investigar si caminar hacia atrás podía mejorar el rendimiento en tareas de memoria.

Para ello, realizaron cuatro experimentos con diferentes grupos de participantes. En cada experimento, los participantes tenían que ver un video o una serie de palabras e imágenes relacionadas con un evento ficticio.

Luego, se les pedía que recordaran lo que habían visto o escuchado. Antes o después de hacer la prueba de memoria, los participantes tenían que caminar hacia adelante, hacia atrás o quedarse quietos durante unos segundos o minutos.

Los resultados mostraron que los participantes que caminaban hacia atrás recordaban más detalles y cometían menos errores que los que caminaban hacia adelante o se quedaban quietos.

Este efecto se observó tanto si caminaban antes como después de hacer la prueba de memoria. Los autores sugieren que caminar hacia atrás podría activar una representación mental del pasado, lo que facilitaría el acceso a los recuerdos.

¿Qué implicaciones tiene este hallazgo para nuestra vida cotidiana?

Cómo mantener en forma la memoria y evitar la demencia

El estudio de Schacter y sus colegas es uno de los primeros en demostrar que caminar hacia atrás podría tener un efecto positivo sobre la memoria. Sin embargo, hay que tener en cuenta algunas limitaciones y precauciones antes de aplicar este método a nuestra vida cotidiana.

En primer lugar, el estudio se realizó con tareas de memoria específicas y controladas en un entorno de laboratorio. No sabemos si el efecto se mantendría con otros tipos de memoria o en situaciones más naturales y complejas.

En segundo lugar, el estudio no exploró los mecanismos cerebrales ni los factores individuales que podrían mediar en el efecto. Por ejemplo, no sabemos si el efecto depende del sentido del equilibrio, de la atención o de las expectativas de los participantes.

En tercer lugar, el estudio no evaluó los posibles riesgos o contraindicaciones de caminar hacia atrás. Por ejemplo, no sabemos si caminar hacia atrás podría provocar mareos, caídas o lesiones, especialmente en personas mayores o con problemas de movilidad.

Por lo tanto, se necesita más investigación para confirmar y ampliar los resultados del estudio, y para determinar las condiciones óptimas y seguras para aplicar esta técnica. Mientras tanto, podemos seguir otras recomendaciones basadas en la evidencia para mejorar nuestra memoria, como hacer ejercicio físico, dormir bien, alimentarnos de forma saludable, estimular nuestra mente y socializar con otras personas.