Por qué las personas que han sufrido mucho en la vida son las más amables

Los sobrevivientes aprendieron a ver la luz en el mundo porque vieron la oscuridad. Por regla general, una persona que ha sufrido mucho, ha desarrollado un contacto íntimo que le ha permitido estar más cerca de sus emociones.

Si alguna vez has tratado de contener la respiración por un minuto, sabes que no hay nada más valioso que el primer aliento. De la misma manera, si has vivido una vida dura y dolorosa, encontrarás la mayor recompensa en ser amable. Aprenderás la compasión que siempre has anhelado.

Muchas personas que viven en ambientes poco favorables para su salud física y mental, suelen desarrollar algunas habilidades para lidiar con el constante estrés, lo cual les permite vislumbrar en sí algunas aptitudes y diplomacias que para los demás pueden permanecer ignoradas.

Esto les permite conocer mejor qué es lo que prefieren evitar, y de qué clase de experiencias y pensamientos desean alimentarse.

Aprendí a ser amable porque me hacía sentir mejor

Los mejores compañeros del mundo pueden ser aquellos que han experimentado un trauma porque han trabajado para convertirse en mejores personas. Cuando tengas discapacidades físicas para superarlas, aprenderás a utilizar al máximo estos músculos.

Las personas que han tenido que superar dificultades emocionales han aprendido a ser más fuertes y resilientes. Al igual que las plantas que crecen a través del concreto, estas personas perseverado a través de la adversidad, aprendiendo a sobrevivir y prosperar contra viento y marea.

Si estás experimentando alguna dificultad en este momento, tal vez en tu familia o en tus relaciones, entiende que esta experiencia te fortalecerá.

Aprenderás a superarte y crecer de formas que nunca creíste posibles. Nunca puede haber un triunfo sin haber tenido que pasar al menos por ciertos baches.

La pérdida, el duelo y el dolor siempre serán una parte muy importante de este viaje terrenal, pero con la fuerza y ​​la sabiduría de quienes lo han atravesado, estamos aprendiendo a apreciar la alegría de vivir.

Las experiencias difíciles nos vuelven más compasivos

Un estudio reciente publicado en Emotion muestra que vivir contratiempos difíciles como estos puede tener un beneficio inesperado: la compasión.

Los resultados del estudio indican que las personas que experimentan una adversidad más severa son más empáticas, lo que lleva a una mayor compasión y una mayor probabilidad de tomar medidas para aliviar el sufrimiento de los demás.

Al analizar los datos, Lim y DeSteno descubrieron que la gravedad de la adversidad experimentada por los participantes se correlacionaba con niveles más altos de preocupación empática y compasión.

El sufrimiento, pasar situaciones adversas y aprender a superarlas puede tener grandes impactos en nuestra forma de pensar, de actuar y sobre todo, en nuestra forma de amar.