Es común observar a menudo que los padres se sienten tentados a regañar a sus hijos en público, especialmente cuando están en lugares concurridos como parques, centros comerciales o restaurantes.
Sin embargo, este comportamiento puede ser perjudicial para la autoestima y el bienestar emocional de los niños. En este artículo, exploraremos por qué es importante no regañar ni llamar la atención de los niños en la calle, y qué se puede hacer en su lugar.
Impacto en la autoestima del niño
Los niños son muy sensibles y vulnerables, especialmente cuando se trata de su autoestima. Regañarlos o llamar su atención en público puede hacer que se sientan avergonzados, humillados y expuestos a la vergüenza pública. Estos sentimientos pueden persistir y afectar su autoestima y autoconfianza a largo plazo.
Además, regañar a los niños en público puede hacer que se sientan poco valorados e incomprendidos, lo que puede afectar su relación con sus padres. Los niños necesitan saber que son amados y respetados, y que sus padres están de su lado, incluso cuando se comportan mal.
Alternativas al regaño en público
En lugar de regañar o llamar la atención de los niños en público, hay varias alternativas más efectivas y saludables que se pueden utilizar. Por ejemplo, es posible retirar al niño del lugar donde se está produciendo el mal comportamiento y hablar con él en privado.
De esta manera, el niño puede sentirse más seguro y protegido, y la situación se puede resolver sin causarle una vergüenza innecesaria.
También es importante abordar el comportamiento del niño en un tono calmado y comprensivo. En lugar de gritar o reprender al niño, es mejor preguntarle por qué está actuando de esa manera y escuchar su respuesta con atención. De esta manera, el niño se siente respetado y escuchado, lo que puede ayudar a evitar futuros comportamientos problemáticos.
Qué dicen las investigaciones
Investigaciones que respaldan la importancia de no regañar ni llamar la atención de los niños en público.
La investigación ha demostrado que el regaño público puede tener efectos negativos en el desarrollo emocional y cognitivo de los niños. En un estudio publicado en la revista Child Development, se descubrió que los niños que recibieron regaños verbales severos y frecuentes en público tenían más probabilidades de tener problemas de comportamiento y de salud mental a largo plazo.
Además, otro estudio realizado por la Universidad de Chicago descubrió que los niños que recibieron regaños públicos en la escuela tenían una autoestima más baja y una menor motivación para aprender.
La investigación también ha demostrado que los niños que reciben atención negativa en público tienen más probabilidades de desarrollar ansiedad social, miedo y estrés. Esto puede llevar a problemas emocionales a largo plazo y una disminución en la calidad de vida del niño.