Según estudios, este alimento tan habitual se relaciona con un tipo de cáncer terrible

En este artículo te voy a contar sobre un alimento que consumimos casi a diario y que podría estar aumentando el riesgo de padecer un tipo de cáncer muy agresivo.

Se trata de la carne procesada, como el jamón, el salchichón, las salchichas o el bacon. ¿Quieres saber por qué y cómo evitarlo? Sigue leyendo.

¿Qué es la carne procesada?

La carne procesada es aquella que ha sido sometida a algún tipo de transformación para mejorar su sabor, su conservación o su presentación.

Por ejemplo, se le puede añadir sal, nitritos, nitratos, azúcar, especias o colorantes. Algunos ejemplos de carne procesada son:

  • El jamón cocido, serrano o ibérico.
  • El salchichón, el chorizo o el fuet.
  • Las salchichas, las hamburguesas o las albóndigas.
  • El bacon, la panceta o el tocino.
  • El paté, el foie gras o la mortadela.

¿Qué relación tiene la carne procesada con el cáncer?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la carne procesada es un alimento carcinógeno para los humanos.

Esto significa que hay evidencia suficiente de que su consumo aumenta el riesgo de desarrollar cáncer, en concreto, el cáncer colorrectal, que es el tercero más frecuente y el segundo más mortal en el mundo.

La razón por la que la carne procesada es nociva para la salud se debe a los aditivos que se le añaden, especialmente los nitritos y los nitratos. Estas sustancias pueden formar compuestos llamados nitrosaminas en el intestino, que son capaces de dañar el ADN de las células y provocar mutaciones que pueden originar tumores.

Además, la carne procesada suele tener un alto contenido en sal, grasa saturada y colesterol, que también son factores de riesgo para otras enfermedades como la hipertensión, la obesidad, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares.

¿Cómo reducir el consumo de carne procesada?

La OMS recomienda limitar el consumo de carne procesada a menos de 50 gramos al día, lo que equivale a una loncha de jamón o dos salchichas pequeñas. Sin embargo, lo ideal sería evitarla por completo o consumirla solo ocasionalmente.

Para reducir el consumo de carne procesada se pueden seguir algunas estrategias como:

  • Elegir carnes frescas o poco procesadas, como el pollo, el pavo, el conejo o el cerdo magro.
  • Preferir las carnes blancas a las rojas, ya que estas últimas también se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer.
  • Cocinar las carnes con métodos saludables, como al horno, a la plancha, al vapor o al papillote.
  • Acompañar las carnes con verduras, frutas, cereales integrales o legumbres, que aportan fibra y antioxidantes que protegen frente al cáncer.
  • Sustituir las carnes procesadas por otras fuentes de proteína animal o vegetal, como los huevos, el pescado azul, los frutos secos, las semillas o el tofu.

Presta atención a lo que consumes

La carne procesada es un alimento que puede aumentar el riesgo de padecer cáncer colorrectal y otras enfermedades crónicas. Por eso, se recomienda limitar su consumo a menos de 50 gramos al día o evitarla por completo.

Para ello, se pueden elegir carnes frescas o poco procesadas, cocinarlas con métodos saludables y acompañarlas con alimentos ricos en fibra y antioxidantes.

También se pueden sustituir las carnes procesadas por otras fuentes de proteína más saludables. Así podrás cuidar tu salud y prevenir el cáncer.