Señales de un hígado inflamado y cómo tratarlo

El hígado es un órgano complejo que cuenta con varias funciones, entre ellas, el metabolismo de sustancias como las grasas, el alcohol y algunos medicamentos, además se encarga de la producción de la bilis.

Síntomas de un hígado inflamado

Al hígado inflamado se le conoce con el término médico de hepatitis. Sus causas son múltiples y el tratamiento depende tanto del origen de la inflamación, como de las complicaciones que se presenten.

¿Qué se define como hepatitis?

Es la inflamación de las células de hígado (llamadas hepatocitos), que produce una elevación de las enzimas hepáticas de manera anormal y el aumento de volumen del hígado (hepatomegalia).

El hígado inflamado puedo estar acompañado en algunos casos de lesión o muerte de los hepatocitos (proceso denominado necrosis), lo cual conlleva a consecuencias indeseadas como la hepatitis crónica, la cirrosis hepática y la insuficiencia hepática en la llamada hepatitis fulminante.

Síntomas de un hígado inflamado

El principal síntoma de la hepatitis es el dolor abdominal. El hígado inflamado genera dolor debajo del costado derecho, específicamente en la región llamada hipocondrio derecho. Cuando el médico evalúa el abdomen es fácil palpar un hígado aumentado de tamaño y doloroso al tacto.

Otro síntoma característico del hígado inflamado es la ictericia (que es la coloración amarillenta de la piel y mucosas), que aparece debido a la sobreproducción de bilis; y cuando ésta es excretada por la orina, se presentación la coluria (que es coloración oscura de la orina debido al depósito de pigmentos biliares). Otros síntomas asociados son náuseas, vómitos, en algunos casos fiebre y debilidad generalizada.

En el caso de una insuficiencia hepática (por hepatitis fulminante), pueden evidenciarse hemorragias, ascitis (presencia de líquido en la cavidad peritoneal) y en casos severos, se presentan alteraciones neurológicas (como somnolencia, lenguaje incoherente y temblor en manos) por elevación de los niveles de amonio en sangre que se depositan a nivel cerebral (Kasper, 2015).

¿Cómo se diagnostica un hígado inflamado?

Si se sospecha de hepatitis es importante consultar al médico. El diagnóstico de hepatitis se basa en un correcto interrogatorio del paciente, su examen físico y la solicitud de estudios complementarios.

Dentro de los laboratorios que se solicitan se encuentran la química sanguínea, que incluya las pruebas del funcionalismo hepático como las aminotransferasas o transaminasas.

También se solicitan la bilirrubina total y fraccionada, tiempos de coagulación, perfil lipídico, fosfatasa alcalina y proteínas totales más albúmina. También en sangre es posible detectar la presenta de algunos virus y autoanticuerpos causantes de la inflamación hepática.

Dentro de los estudios de imágenes solicitados se encuentra el ultrasonido abdominal, que permitirá evaluar el volumen hepático y las características del flujo sanguíneo de las venas y arterias hepáticas. Puede ser necesario la realización de una tomografía axial computarizada para descartar lesión o necrosis hepática. En algunos casos se indicará una biopsia hepática para determinar la causa.

¿Por qué se inflama el hígado?

Son numerosas las causas de hepatitis. La mayoría son causas infecciosas entre ellas las hepatitis virales causadas por Virus de la Hepatitis A, B, C, D ó E y además, otros virus con predilección por las células hepáticas (Virus del Dengue, Citomegalovirus, Virus de Inmunodeficiencia Humana, Virus del Herpes, Virus del Epstein Barr, etc). Estos gérmenes atacan de manera directa a los hepatocitos, originando una respuesta inflamatoria local.

Además, existen otras causas como la hepatitis alcohólica (que precede a la cirrosis hepática alcohólica) y la hepatitis medicamentosa, por exceso de dosis de fármacos que se metabolicen por vía hepática, por ejemplo, el acetaminofén y sustancias adelgazantes. El exceso de este tipo de sustancias impide que las células hepáticas funcionen adecuadamente y, por lo tanto, se inflaman.

Otra causa de hepatitis es el uso de sustancias llamadas fitofármacos (que son aquellos medicamentos extraídos de plantas, incluidos algunos preparados naturales, hierbas e infusiones), que se utilizan como método alternativo para tratamiento de enfermedades. Algunos fitofármacos conocidos son el Gingko biloba y el arándano rojo (Benzie 2011).

Por último, existe una condición inmunológica, llamada hepatitis autoinmune, provocada por autoanticuerpos que se producen en contra de los hepatocitos. Cuando no se sabe la causa exacta del hígado inflamado después de realizar todos los estudios, se denomina hepatitis criptogénica.

¿Cómo tratar el hígado inflamado?

El tratamiento dependerá de la causa que haya originado la inflamación del hígado. En la mayoría de los procesos virales agudos, en donde los síntomas no son tan severos, el tratamiento se basa en control de los síntomas asociados (fiebre, malestar general, dolor abdominal, etc) y evitar medicamentos que se metabolicen en el hígado como el acetaminofén y penicilinas, por ejemplo.

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Cuando se detectan causas crónicas de hígado inflamado, como Hepatisis B ó C, un médico hepatólogo deberá iniciar un tratamiento antiviral (como por ejemplo interferón alfa, lamivudina y ribavirina) dirigido a controlar la infección y se debe hacer un seguimiento periódico de las enzimas hepáticas.

Si la hepatitis se debe a la ingestión de algún fármaco, debe ser retirado inmediatamente y dependiendo de la severidad, puede ser usada la plasmaféresis (intercambio de plasma en el paciente).

Por último, si la causa es autoinmune, se deben indicar esteroides y medicamentos inmunomoduladores como la ciclofosfamida y el mofetil micofenolato (Kasper, 2015).

Bibliografía:
  1. Benzie, I.F.F., & Wachtel-Galor, S. (2011). Herbal medicine: An introduction to its history, usage, regulation, current trends, and research needs. En Herbal medicine: Bimolecular and clinical aspects (2.ª ed.).
  2. Kasper, D. L., Fauci, A. S., Hauser, S. L., Longo, D. L. 1., Jameson, J. L., & Loscalzo, J. (2015). Harrison’s principles of internal medicine (19th edition.). New York: McGraw Hill Education