¿Te despiertas cansado? 5 hábitos nocturnos que podrían estar robándote energía

¿Te has preguntado por qué, a pesar de dormir las horas recomendadas, te levantas sintiéndote como si te hubiera pasado un camión por encima? La respuesta podría estar en lo que haces (o dejas de hacer) antes de irte a la cama.

Nuestros hábitos nocturnos tienen un impacto enorme en la calidad de nuestro sueño y, por ende, en cómo nos sentimos al día siguiente.

Despertar cansado y sus causas ocultas

Si te identificas con esa sensación de cansancio crónico, te invito a explorar conmigo estos cinco hábitos nocturnos que podrían estar saboteando tu descanso:

1. La trampa de la luz azul:

Vivimos en un mundo iluminado por pantallas. Nuestros celulares, tablets y computadoras emiten una luz azul que engaña a nuestro cerebro haciéndole creer que aún es de día. Esta luz azul suprime la producción de melatonina, la hormona que regula nuestro ciclo de sueño-vigilia.

Imagina que estás a punto de dormir, pero tu cerebro recibe señales contradictorias: por un lado, estás acostado en la oscuridad, pero por otro, la luz azul le dice que siga activo. El resultado es un sueño fragmentado y poco reparador.

Para contrarrestar esto, puedes:

  • Reducir el uso de pantallas: Al menos una hora antes de dormir, desconéctate de tus dispositivos electrónicos.
  • Usar filtros de luz azul: Si no puedes evitar usar pantallas, activa los filtros de luz azul en tus dispositivos o usa gafas que bloqueen esta luz.
  • Crear un ambiente propicio para el sueño: Asegúrate de que tu habitación esté oscura, tranquila y fresca.

2. El festín nocturno:

Esa pizza a medianoche o ese atracón de snacks antes de dormir pueden parecer una buena idea en el momento, pero tu cuerpo no lo agradecerá. Las comidas pesadas o grasosas cerca de la hora de dormir dificultan la digestión y pueden provocar acidez estomacal, reflujo y otros malestares que interrumpen el sueño.

En su lugar, intenta:

  • Cenar ligero: Opta por cenas ligeras y fáciles de digerir, como ensaladas, sopas o pescado a la plancha.
  • Evita los estimulantes: El café, el té y las bebidas energéticas contienen cafeína, un estimulante que puede mantenerte despierto durante horas.
  • Establece un horario para cenar: Intenta cenar al menos dos horas antes de irte a la cama para darle tiempo a tu cuerpo de digerir los alimentos.

3. El enemigo silencioso: el alcohol

Aunque una copa de vino antes de dormir pueda parecer relajante, el alcohol es un disruptor del sueño. Puede ayudarte a quedarte dormido más rápido, pero interfiere con las etapas más profundas del sueño, dejándote sintiéndote cansado y aturdido al despertar.

Una mejor opción sería:

  • Modera el consumo de alcohol: Si bebes alcohol, hazlo con moderación y evita tomarlo cerca de la hora de dormir.
  • Opta por alternativas relajantes: Si buscas algo para relajarte antes de dormir, prueba infusiones de hierbas como la manzanilla o la lavanda.

4. La montaña rusa emocional

El estrés, la ansiedad y las preocupaciones son enemigos del sueño. Cuando tu mente está acelerada, es difícil conciliar el sueño y mantenerlo.

Para calmar tu mente, puedes:

  • Establece una rutina relajante: Dedica los últimos 30 minutos antes de dormir a actividades relajantes, como leer un libro, tomar un baño caliente o meditar.
  • Escribe tus preocupaciones: Si tienes problemas para desconectar, escribe tus preocupaciones en un diario antes de irte a la cama.
  • Busca ayuda profesional: Si el estrés y la ansiedad interfieren constantemente con tu sueño, considera buscar ayuda de un terapeuta.

5. El caos en tu habitación

Tu entorno de descanso juega un papel crucial en la calidad de tu sueño. Una habitación desordenada, ruidosa o con una temperatura inadecuada puede sabotear tu descanso.

Para crear un oasis de descanso:

  • Mantén tu habitación ordenada: Un espacio limpio y organizado promueve la tranquilidad y el descanso.
  • Reduce el ruido: Si vives en un lugar ruidoso, usa tapones para los oídos o una máquina de ruido blanco para bloquear los sonidos molestos.
  • Controla la temperatura: La temperatura ideal para dormir está entre 18 y 21 grados Celsius.

Cambiar nuestros hábitos nocturnos no es fácil, pero los beneficios para nuestra salud y bienestar valen la pena. Te invito a experimentar con estos consejos y descubrir cuáles funcionan mejor para ti. Recuerda, un sueño reparador es la base para una vida plena y llena de energía.