La mayoría de las veces, por no decir que siempre, no somos conscientes de lo que estamos enseñándole a nuestros hijos al etiquetarlos cada vez que se comportan de determinadas maneras, y esas etiquetas las reiteramos en ellos muchas veces diariamente diciéndoselas una y otra vez; y es triste, pero dejamos un daño psicológico tremendo cada vez que lo hacemos, sin saber que eso repercutirá negativamente en ellos más adelante. Sigue leyendo para saber 4 cosas que habitualmente les decimos a los niños y que los dañan psicológicamente.
Los niños tienen cerebros frágiles. Si un niño de 10 años de edad se golpea la cabeza contra el concreto, va a sufrir un mayor daño que su padre de 35 años de edad sufriría en las mismas condiciones. La mayoría de nosotros sabemos instintivamente hasta ahí.
Lo que a menudo ignoramos, sin embargo, es el hecho de que los niños no sólo tienen cerebros físicamente más frágiles, sino también mentalmente. Los psicólogos comparan el cerebro de un niño a la suavidad de la plastilina.
Las palabras duras que el padre del chico de 10 años pudo decirle, causan daño psicológico, pueden permanecer en su hijo durante años.
4 cosas que siempre decimos a los niños que les causa daño psicológico
Esas palabras aparentemente inofensivas, pueden afectar el desarrollo psicológico de los niños mucho en su vida adulta. Lo que sigue es una lista de 4 frases perjudiciales que los niños escuchan con demasiada frecuencia y les causa daño psicológico.
1 – «Eres muy delicadito.»
Según los psicólogos, muchos niños simplemente nacen con un sistema nervioso más finamente sintonizado. Como resultado de ello, reaccionan de forma rápida e intensamente a casi todo. Los padres de estos niños a menudo cometen el error de tratar de eliminar esta sensibilidad.
Con el tiempo, esto saca la química del cerebro del niño fuera de control y reduce su capacidad de identificarse con los demás. Después de todo, si se les enseña que sus emociones no son importantes, por qué iban a pensar que las de las demás personas sí importan.
El psicólogo infantil Elinor Bashe anima a los padres a escuchar y aceptar las emociones de un niño, incluso si no parecen lógicas.
2 – «Así es la vida.»
Cuando tu hijo llega a casa molesto porque la chica que le gusta rechazó su petición de ir al baile juntos, puede ser tentador decir: «Bueno, así es la vida.» Lo que esa frase sugiere es: «Hey – tu experiencia aquí no es algo único, así que aguántate.»
Eso podría ser totalmente apropiado decir a un chico de 25 años de edad, en las mismas circunstancias. Pero el cerebro de un niño es físicamente incapaz de comprender el hecho de que sus experiencias no son únicas. Cuando se les dice eso, se sentirán culpables, frustrados y confundidos.
En su lugar, debes validar su experiencia y animar a la resiliencia.
3 – «Porque yo lo digo.»
El pequeño Luis se niega a ir a dormir a las 8 pm si no sabe por qué debe irse a dormir a esa hora siempre. Su madre, exasperada dice: «¿Quieres saber por qué? Porque yo lo digo.»
Esa es una terrible respuesta. Tiende a crear resentimiento en los niños, ya que les obliga a aceptar una creencia dogmática. Esto conducirá inevitablemente a una lucha de poder cuando ese niño aprenda a encontrar respuestas por sí mismo que cuestionan la autoridad de sus padres.
En cambio, tan frustrante como podría ser, por qué no responder a la pregunta. Es decir, tus decisiones de crianza se basan en la lógica – ¿por qué no compartirlo con tu hijo? Les ayudará a entender que, a veces, la autoridad realmente sabe más y mejor.
4 – «Cállate.»
Los niños aprenden desde una edad muy joven que la frase ‘cállate’ se entiende como un insulto. Y seamos sinceros – la última persona que debería estar insultando a un niño es su padre. Ahora, lo más probable es que tengas una muy buena razón para decirle a tu hijo ‘cállate’.
Esa razón es probable que te esté abrumando. Suele suceder. Tu hijo no va a dejar de cantar a Justin Bieber y es muy frustrante. Pero en lugar de decirles que se callen, por qué no explicar que – bueno, mamá tuvo un largo día y ella realmente apreciaría un poco de silencio.
Mejor aún, darle a tu hijo la oportunidad de hacer todo el ruido que quiera y a ‘X’ horas, tiene que estar en silencio.
Redacción de Vida Lúcida
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