Últimamente, escuchamos a menudo la expresión “emocionalmente abrumado”. Dos palabras que esconden muchas otras detrás, como deprimido, cargado, ansioso, mentalmente agotado. Es lo que sientes cuando has llegado a tus límites, estás perdido y ya no sabes cuál es la forma correcta de afrontar tus problemas.
Lo mejor que puedes hacer en ese momento es hacerte algunas preguntas, preguntas de exploración y comprensión de todo lo que estás viviendo. Estas preguntas te ayudarán con lo siguiente:
- Para entender mejor tu emoción y que puedas controlarla,
- Darle un nombre a todo lo que experimentes. Esto hará que sea más fácil tratar con ello.
- Pararte a un paso de lo que estás experimentando y mirarlo desde una perspectiva diferente.
Preguntas para explorarte a ti mismo si estás abrumado
¿Te preguntas, entonces, qué preguntas puedes hacerte cuando estás mentalmente abrumado?
1. ¿Cómo me siento exactamente ahora?
Ser capaz de nombrar nuestra emoción es muy difícil. Hemos aprendido a responder con un simple bien o no tan bien. Pero, ¿qué se esconde detrás de esto? ¿Miedo, tristeza, frustración? Ponle un nombre a tu emoción para acercarte un poco más a entenderla.
2. ¿En unos años esto que siento tendrá sentido?
Ve a la silla del futuro y piensa: lo que estoy experimentando ahora, ¿qué significará para mí dentro de 3 años? ¿Cómo me habrá afectado? ¿Serán las consecuencias mucho mejores de lo que imagino? Visualízate en el futuro, entonces, y mira si tu problema actual encaja ahí.
3. ¿Qué puedo controlar en la situación que estoy viviendo y qué no?
Lo cierto es que el control que tenemos sobre las cosas y situaciones que nos rodean es mínimo. Darnos cuenta de que lo único que podemos controlar es nuestro pensamiento, nosotros mismos, nuestro comportamiento, tal vez nos haga ver las cosas con más realismo.
4. ¿Cuáles pueden ser mis sistemas de apoyo en este momento?
Tener gente que te apoye es una característica clave para no sentirte solo. Reconocer quiénes son estas personas y tener el poder de pedir ayuda es un arma que te ayudará en momentos difíciles de estrés. No dudes en pedir ayuda.
5. Si todo lo que estoy experimentando le estuviera pasando a un amigo mío, ¿qué le aconsejaría?
Sal un rato y observa tu problema desde lejos. Si a un ser querido lo pasara, ¿qué consejo le darías? ¿Qué consejo te gustaría escuchar de otros?
6. ¿Qué es lo que más me interesa ahora?
No pierdas tu objetivo. ¿Qué es lo que realmente te interesa más en este momento? ¿Qué es importante haber hecho en un par de meses a partir de ahora? Fíjate metas pequeñas y realistas y persigue lo que te interesa ahora, no lo que imaginas que será bueno para tu futuro.
7. ¿Qué es lo mejor y qué es lo peor que me puede pasar?
Haz dos escenarios hipotéticos en tu mente. Lo mejor que te podría pasar con base en lo que estás viviendo, pero también lo peor. ¿Qué fortalezas tienes para lidiar con lo peor? Reconócelos y trata de ponerlos en práctica.
8. ¿Desde qué paso es más fácil empezar?
Establece un plan realista con pasos pequeños y muy específicos. Comienza con lo que te resulte más fácil. Prioriza los pasos que quieres dar y recuerda que existe la posibilidad de desánimo durante el proceso.
Estas preguntas pueden ser de utilidad para reordenar tus pensamientos, definir prioridades y eliminar algunos miedos que no sabíamos que estaban allí.