Ser adolescente puede ser un momento confuso y difícil para muchos. Durante este tiempo, los cuerpos de las niñas están cambiando y madurando. Las niñas también están tratando de descubrir quiénes son en realidad, lo que puede implicar experimentar con diferentes pasatiempos y estilos de vestir.
Cómo manejar a una hija rebelde
Es normal que los adolescentes quieran más privacidad e independencia de sus padres, pero puede ser difícil cuando nuestra hija se vuelve rebelde. Si bien cada niña es diferente, es importante manejar sus problemas con dignidad y respeto.
Hazle saber a tu hija que la amas
Si bien esto puede parecer simple, es importante que los adolescentes rebeldes te escuchen, aunque esto pueda resultar muy incómodo tanto para los padres como para el propio adolescente. A veces, los sentimientos de ser inaceptables para los padres hacen que las adolescentes se vuelvan rebeldes.
Dale un poco de distancia
Si eres demasiado controlador, puedes hacer que ella se rebele y que sientas que has perdido el control. Deja que experimente con diferentes peinados y ropa sin ser demasiado crítico.
También deja que comparta sus opiniones cuando se sienta de humor, no intentes corregirla a cada paso, más bien deja que ella se sienta cómoda de expresar lo que desea, cuando así lo siente, que será en pocas ocasiones.
Querer corregir y controlar a tu hija todo el tiempo, puede volverla más rebelde y desafiante, produciendo el efecto contrario que queremos conseguir.
Establece límites con tu hija
Sin embargo, si tu hija siente que las reglas son demasiado duras, es posible que comience a alejarse. Negocia las reglas, sin dejar de ser contundente y claro. Cuando establezcas límites, es importante que tu hija conozca las consecuencias de romper las reglas con anticipación y que realmente las cumplas.
Debes estar atento a las señales de advertencia de depresión, como tristeza o pérdida de interés en las actividades. Esto podría ser una causa fundamental de la ira, la pérdida de autoestima o la rebelión. Ponte en contacto con el pediatra para analizar las opciones si este es el caso. El tratamiento puede ser algo que tu hijo necesite para corregir su comportamiento.
Reconoce que algunas discusiones son normales y que cada adolescente es diferente. No compares a tu hija contigo cuando eras adolescente, sus hermanos cuando eran adolescentes, tus amigos o tus hermanos. Esto puede dañar aún más el valor propio de tu hija, su autoestima y hacerla sentir como si en realidad no estuvieras escuchando sus necesidades.
Escucha a tu hija cuando expresa sus deseos y necesidades
No la ignores ni le digas que lo que está diciendo es infantil o estúpido. Escucha con la mente abierta y no la interrumpas cuando esté hablando.
Discute los problemas con terapeutas y consejeros escolares si tu hijo parece estar fuera de control. Es posible que puedan hablar contigo sobre su caso individual y lo que se puede y se debe hacer por tu hija. A veces, enviar a tu hija a una escuela alternativa puede ser parte de la respuesta. Un consejero o terapeuta escolar puede ayudarte a tomar esa decisión.
Envía a tu hija a tratamiento si su rebeldía ha sido el resultado de un trastorno alimentario, consumo de drogas, depresión mayor o alcoholismo. Si bien esto no es una solución rápida, puede ayudar mucho a tu hija y darle las herramientas para evitar que el problema se siga expandiendo.