Casi todos sabemos algo sobre abuso físico. Lo hemos visto en alguna película, en las noticias o hemos escuchado sobre algún caso: Mujeres u hombres golpeados por su pareja o padres que con frecuencia lastiman, físicamente, a sus hijos. Pero mucha de la gente que conoces, puede estar abusando o siendo abusada emocionalmente por su pareja, padres u otras personas, sin darse cuenta. Quizás, incluso, te ha pasado a ti. El abuso emocional puede ser difícil de detectar, pero el daño que causa es enorme y en ocasiones, permanente.
Para poder convivir y crecer como personas y como pareja, se tiene que aprender a negociar. Cada una de las partes, necesita ceder en ciertos aspectos y respetar y pedir respeto en otros. Inevitablemente existen situaciones en donde no se pueden poner de acuerdo por lo que surgirán conflictos.
Generalmente, son conflictos de poder basados en la necesidad o deseo de ganarle al otro e imponer su voluntad pueden surgir por motivos poco importantes, como qué película ver o a donde ir o por situaciones más problemáticas, como la administración del dinero o en donde vivir. Estos conflictos pueden ser enfrentados de diferentes maneras.
La pareja puede:
- Analizar la situación, los pros y contras de cada una de las partes y buscar una solución en donde ambos estén satisfechos.
- Distribuirse de antemano las obligaciones y responsabilidades.
- Decidir qué es lo que uno decidirá y el otro aceptará.
Si ambos están satisfechos con esta decisión, no hay problema. Pero ¿qué pasa cuando la pareja discute y pelea constantemente sin que ninguno quiera ceder ante el otro? Aquí estamos hablando de que se ha establecido, aun sin darse cuenta, una relación de víctima-victimario, en donde la primera siempre se somete, pero por temor y por una baja autoestima y el segundo se impone a través del abuso psicológico.
Y hablamos de abuso emocional o psicológico, cuando una persona utiliza palabras, silencio, gestos o comportamientos, que afectan negativamente el bienestar psicológico o emocional de otra persona. El objetivo del abusador es controlar a través de atemorizar, humillar, insultar, anular, etc. Esta conducta busca lo mismo que el abuso físico, pero utilizando otros medios. Y causa el mismo daño.
Anatomía del abuso emocional
Todos tenemos momentos en que vivimos cualquiera de los siguientes sentimientos. Pero si los tienes con frecuencia, cuando estás con tu pareja o cuando piensas en ella y no cuando estás sola o con otras personas, es necesario que analices tu relación. Algo está sucediendo y es momento de actuar.
Cuando estás con tu pareja, te sientes constantemente:
- Criticada (o)
- Tensa (o)
- Angustiada (o)
- Triste
- Temerosa (o)
- Ignorada (o)
- Rechazada (o)
- Inservible, poco importante o sin ningún valor
- Confundida (o)
- Aislada (o)
- Sin control de tu propia vida
- Culpable de todo lo que sucede
- Obligada (o) a mantenerla (o) contenta (o) a toda costa
- Que tienes que darle gusto, aun a costa de tus propias necesidades y deseos.
Negar los problemas, por evitar el dolor que nos causa su aceptación, nunca soluciona una situación.
Tu pareja, con frecuencia:
- Te ridiculiza frente a los demás
- Te critica o se burla constantemente de ti
- Te insulta
- Te manipula con mentiras, amenazas, frases sin terminar y/o a través del silencio
- No reconoce tus cualidades
- Usa expresiones faciales o corporales para asustarte
- No te permite hacer lo que deseas, cuando lo deseas
- Se opone a que veas a tu familia o amigos
- Utiliza las demostraciones de afecto para premiarte o castigarte
Si contestaste «sí», a dos o más de las afirmaciones anteriores, estás viviendo una situación de abuso y debes poner un remedio, porque cada vez va a ser peor. Si tienes dudas, consulta con una persona especializada.
El abuso tiende a incrementarse, cuando no se hace nada al respecto. Nunca se elimina, sólo con promesas del abusador o con el paso del tiempo. El abusador disfruta de su conducta y de los resultados de la misma, pero no acepta, ni siquiera ante sí mismo, que su conducta es violenta. Siempre encuentra una justificación y está convencido que la otra persona se lo buscó.
Indicadores de abuso emocional
Detectar el abuso emocional puede ser difícil. Algunas señales son:
- Baja autoestima
- Depresión
- Aislamiento de personas cercanas
- Angustia constante y en ocasiones, sin motivo aparente
- Temor
- Sentimientos de vergüenza y autodesprecio
- Inseguridad
- Sentimientos de culpa en relación con los demás y por su propia actuación
- Actitud pasiva y complaciente u obediente, en exceso
- Negar el problema y posponer o negar la necesidad de ayuda médica y psicológica
- Mentir, para evitar que los demás se den cuenta de lo que le sucede
- Recurrir al alcohol u otra adicción, para sentirse mejor
¿Qué hacer?
Tú sabes que la información es importante, pero la acción es determinante. Por eso es tan importante trabajar en las conductas, hábitos, pensamientos, etc., que necesitas modificar o en las situaciones que quieres eliminar de tu vida. Recuerda que el abuso emocional, puede ser difícil de reconocer cuando es parte «normal» de una relación y más difícil de aceptar, porque es muy doloroso hacerlo. Además, una persona que es víctima del abuso se siente «poca cosa», insegura e incapaz de enfrentarse a la situación y/o alejarse de su pareja.
Reconocer el abuso es el primer paso para detenerlo
- Si crees que estás ante una situación de abuso, busca ayuda de un profesional.
- No aceptes culpas o responsabilidades que no son reales o no son tuyas.
- Nadie es responsable de las emociones de los demás y nadie se merece ser maltratado de ninguna forma.
- No te dejes manipular, ni caigas en chantajes emocionales.
- No te culpes o sientas mal por haber llegado a esta situación.
Generalmente, la víctima no se da cuenta cuando empiezan a abusar de ella y se va acostumbrando, hasta pensar que es normal o que es algo que ella provocó. Recuerda que nuestras emociones son nuestras y nadie tiene derecho a cuestionarlas, aunque otras personas pueden no estar de acuerdo con el manejo que les damos.
Habla con tu familia o con algún amigo de confianza, no para que te dé una solución, sino para poder reconocer y aceptar el problema y tu fuerza interna. No esperes que el abusador cambie, a menos que entre en una terapia y veas que realmente está haciendo un esfuerzo para solucionas su problema. Aun así, pon un tiempo límite para esa espera.
Enfócate en tú propio cambio, sabiendo que puede ser un proceso largo y lento, pero que es necesario y vale la pena. Recuerda que tú no tienes la culpa. Nadie se merece ser maltratado o que se abuse de él.
No esperes más. Empieza a actuar en este momento. Se trata de tú bienestar y felicidad. Reconócete y apláudete por cada logro, por pequeño que sea, porque te lo mereces por tu esfuerzo. Date el tiempo que necesites. Busca más información, apoyo, etc. cuando te haga falta. Como resultado, obtendrás el éxito.