Cada miembro de la familia tiene un papel que desempeñar, es un valor particular para un individuo en crecimiento. En este «árbol», los primos se encuentran entre las ramas más importantes. Incluso si ya tienes hermanos, o incluso más cuando eres hijo único, los primos son el primer contacto con una realidad que va más allá de las paredes de la casa.
Cuando hablamos de los primeros amigos de la infancia, nos referimos a los hermanos. Sin embargo incluso los primos tienen un valor inmenso, porque con ellos podríamos compartir los primeros juegos, las primeras emociones y los primeros secretos.
Gracias a ellos, durante la infancia o la adolescencia, podemos salir de la dimensión de los problemas y las reglas de la vida cotidiana. Y podemos conocer una pequeña parte del mundo en general. Gracias a los primos, a menudo hacemos nuestros primeros pequeños viajes y aprendemos a interactuar con nuevas situaciones y nuevos entornos.
Nuestros primeros amigos
No todos los primos tienen la suerte de vivir en la misma ciudad, pero aun así la distancia no minimiza la fuerza de la conexión. Y con tan solo unos pocos momentos es suficiente para recuperar meses de distancia. Una frase muy común dice «los primos son nuestros primeros amigos» y esto es absolutamente cierto.
La relación de afecto y complicidad que se crea entre los hijos de hermanos es algo especial, precioso, que se conserva. Algo que queda grabado en la memoria del corazón incluso en la edad adulta.
De niños, durante los momentos de juego con nuestros primos, era normal discutir con ellos, así como también era normal hacer las paces. Cuando éramos niños, sabíamos que cuanto más tiempo pasábamos discutiendo, más nos divertíamos, y era una motivación razonable resolver el conflicto rápidamente.
El deseo de recuperar la diversión y olvidar el motivo de la pelea también tiene que ver por el tiempo limitado disponible. Esta lección sobre el valor del tiempo y dar peso a lo que realmente importa es algo que hacemos por instinto en nuestra infancia, pero que olvidamos con demasiada frecuencia en la edad adulta.
Los primos nos ofrecen una amistad inolvidable
Aprendemos mucho con los primos. ¿Quién no ha tenido un buen primo, del que hablamos con orgullo a nuestros amigos? Tener una persona de referencia que siempre supiera un poco más que nosotros. Alguien en quien podemos confiar sin tener vergüenza de la relación con los padres, siempre ha marcado una gran diferencia en la vida de todos.
No es raro que los primos se separen debido a malas relaciones que se desarrollan entre sus padres. Por otro lado, cuando hay comprensión y afecto entre los tíos, también influye en sus hijos que se relacionarán mejor como primos, generando respeto y armonía en toda la familia. Un modelo que vale la pena repetir cuando ellos mismos se conviertan en padres.
Tener primos es poder contar con un recurso precioso, es nunca estar realmente solo, incluso si uno está lejos. Ya que siempre hay una parte de su familia lista para apoyarnos en cualquier momento.
La amistad de un primo es un vínculo importante, que dura años, que se consolida, se enriquece a pesar de cualquier distancia física. Al crecer, la complicidad crece. El afecto, la confianza, la estima y la belleza de tener primos aumenta con el tiempo.
Cuando la relación entre primos está bien cimentada desde la infancia, se convierte en una amistad extraordinaria en la edad adulta. Una amistad que probablemente durará toda la vida. Porque los primos son importantes. Son preciosos
Porque los primos nos ofrecerán su apoyo cuando más lo necesitemos. Porque los primos son nuestros amigos especiales.