La adolescencia es una etapa de cambios y transformaciones, es el paso intermedio entre la niñez y ser un adulto, según la OMS va desde los 10 hasta los 20 años, y todos sabemos que es una época llena de contradicciones y dificultades, en el colegio, en la familia y en las relaciones sociales. Los jóvenes suelen actuar de mil maneras diferentes y en ocasiones incluso pueden aparecer problemas de comportamiento o psicológicos transitorios.
Por qué suceden estos cambios psicológicos en adolescentes
La principal causa de estos problemas es sencilla, los jóvenes están experimentando por primera vez cambios emocionales y físicos que son evidentes y necesitan adaptarse a ellos, en el camino de esta adaptación es donde surgen las dificultades.
Aquí es donde los padres deben ser conscientes de estas situaciones y sobre todo tener las herramientas necesarias para involucrarse efectivamente, de ninguna manera se pueden mantener al margen de la situación.
Los adolescentes son nerviosos
La reacción más básica en la adolescencia son los nervios y la ansiedad, que, aunque a veces no se evidencian claramente, son la principal preocupación en la mente de los jóvenes, son inseguros de realizar determinadas acciones, y constantemente están nerviosos y preocupados por encajar bien y ser aceptados por los demás, esto los lleva a experimentar y desarrollar personalidades diferentes tratando de buscar donde encajar mejor.
Las preocupaciones les generan ansiedad, estrés y son sus problemas más inmediatos, se puede decir que son normales mientras no se vuelvan crónicas donde ya se debería buscar ayuda especializada, es normal que suden, que su ritmo cardiaco se acelere o que queden en estados similares al shock frente a situaciones donde son expuestos, los padres de familia deben estar cerca de sus hijos, hablándoles, dándole consejos y en general mostrando su apoyo y su aprobación para darles la seguridad que necesitan.
Sensibles o agresivos
Los adolescentes pueden desarrollar dos situaciones en su personalidad completamente opuestas, y es que por un lado pueden actuar extremadamente sensibles frente a algunas situaciones, como puede ser el comienzo de su vida amorosa, las relaciones interpersonales con sus amigos, el sentirse rechazados y tristes, donde desarrollan actitudes de sensibilidad alta que los puede llevar incluso a sufrir depresión.
Mientras que por otro lado pueden tornarse agresivos, generalmente los jóvenes agresivos son la culminación de problemáticas vividas y experimentadas durante su niñez y en esta etapa son manifestadas como vehículo de su personalidad, ya que es lo que conocen, otros factores externos como falta de acompañamiento de sus padres y dificultades en general los hace reaccionar de esta manera como mecanismo de defensa.
Malas decisiones
El no entendimiento a los jóvenes y no apoyarlos correctamente los puede llevar a tomar malas decisiones, como problemas alimenticios donde refugiarse, sea obesidad o anorexia, incursión en actividades delictivas y drogadicción practicada junto a otros amigos y que son la muestra de unión entre ellos y su manera de expresarse y aceparse mutuamente.
El método más eficaz para manejar correctamente la adolescencia es el tener unos padres que se involucren, que estén pendientes de hablar con sus hijos, de mirar que les pasa, como se sienten, que deseos tienen, comprender sus preocupaciones y anhelos y saber cómo los afrontan.
Los padres de familia son especialmente necesarios en esta etapa de la vida ya que son el apoyo, los cuidadores y los guías de sus hijos, se deben involucrar asertivamente y actuar frente a cualquier señal o alerta que despierte las alarmas, los padres también pueden buscar ayuda profesional que les oriente sobre como comprender a sus hijos, al fin y al cabo, para los padres también es una experiencia nueva.