El paso del tiempo no solo deja huellas en la piel, sino también en el cabello. A partir de los 40 años, es común notar cambios en la textura, densidad y apariencia del cabello debido a factores como el envejecimiento natural, la disminución de hormonas y los efectos acumulados del estrés y la exposición ambiental. Estos cambios pueden ser sutiles al principio, pero con el tiempo se hacen más evidentes y requieren cuidados específicos para mantener un cabello saludable y fuerte.

A continuación, te presentamos los cinco cambios más comunes en el cabello después de los 40 y cómo enfrentarlos para que siga luciendo radiante.
1. Pérdida de densidad y volumen
Uno de los cambios más notorios a partir de los 40 es la reducción de la densidad capilar. Esto se debe a una ralentización en el ciclo de crecimiento del cabello, lo que significa que el cabello tarda más en crecer y los folículos pilosos pueden volverse más finos. En algunas personas, incluso puede presentarse una pérdida más pronunciada de cabello.
¿Cómo enfrentarlo?
- Utiliza champús y acondicionadores fortalecedores que contengan biotina, colágeno o proteínas.
- Incorpora suplementos nutricionales con vitaminas del complejo B, hierro y omega-3, que favorecen el crecimiento del cabello.
- Evita peinados muy tirantes que puedan debilitar aún más la raíz capilar.
2. Cambios en la textura y mayor sequedad
Con el paso del tiempo, el cuero cabelludo produce menos aceites naturales, lo que provoca que el cabello se vuelva más seco, áspero y propenso al frizz. Además, las cutículas capilares pueden volverse más porosas, lo que dificulta la retención de la humedad y da como resultado un cabello más quebradizo.
¿Cómo hidratar y restaurar la suavidad del cabello?
- Aplica mascarillas hidratantes al menos una vez por semana con ingredientes como aceite de argán, manteca de karité o queratina.
- Reduce el uso de herramientas térmicas como planchas y secadores, ya que contribuyen a la sequedad.
- Usa aceites capilares ligeros para sellar la hidratación sin aportar peso.
3. Aparición de canas y cambios en la pigmentación
A partir de los 40, el cabello comienza a perder melanina, el pigmento responsable de su color natural, lo que da lugar a la aparición de canas. En algunas personas, el cabello canoso es más resistente y grueso, mientras que en otras se vuelve más fino y frágil.
¿Cómo manejar las canas?
- Si decides dejarlas al natural, usa champús matizantes para evitar el tono amarillento y mantener un color vibrante.
- Si prefieres teñir tu cabello, opta por tintes sin amoníaco y técnicas que minimicen el daño, como el balayage o los reflejos sutiles.
- Mantén el cabello bien nutrido con tratamientos ricos en proteínas y antioxidantes.
4. Disminución del brillo y mayor fragilidad
La reducción en la producción de aceites naturales y los daños acumulados a lo largo de los años pueden hacer que el cabello luzca apagado y sin vida. Además, es más propenso a la rotura y puntas abiertas.
¿Cómo devolverle el brillo y la resistencia?
- Usa productos con ingredientes nutritivos como pantenol, proteínas de seda y ceramidas.
- Cepilla el cabello suavemente con un peine de cerdas naturales para distribuir los aceites desde la raíz hasta las puntas.
- Evita el lavado excesivo, ya que elimina los aceites protectores del cuero cabelludo.
5. Crecimiento más lento del cabello
A medida que pasan los años, el ciclo de crecimiento del cabello se acorta, lo que significa que el cabello nuevo tarda más en reemplazar al que se cae. Esto puede hacer que parezca que el cabello no crece tanto como antes.
¿Cómo estimular el crecimiento?
- Masajea el cuero cabelludo con aceites esenciales como el de romero o menta para mejorar la circulación sanguínea.
- Mantén una dieta equilibrada, rica en proteínas, hierro y zinc.
- Consulta con un especialista si notas una caída de cabello excesiva, ya que puede estar relacionada con problemas hormonales o deficiencias nutricionales.
El cabello después de los 40 experimenta cambios inevitables, pero con los cuidados adecuados es posible mantenerlo fuerte, brillante y saludable. Incorporar una rutina capilar adaptada a estas nuevas necesidades y llevar un estilo de vida saludable puede marcar una gran diferencia.
Recuerda que cada persona es diferente y lo más importante es encontrar los productos y hábitos que mejor se adapten a tu tipo de cabello.