Qué causa la inflamación en el cerebro y qué hacer para reducirla

La inflamación es la primera línea de respuesta inmune del cuerpo. Tras una lesión o una invasión, los macrófagos, los leucocitos y otras células inmunitarias innatas acuden rápidamente a la escena. Se activa una cascada de vías de señalización celular en la sangre para reclutar más células inmunitarias, eliminar el invasor o el tejido dañado y aumentar el flujo de sangre al área afectada.

inflamación en el cerebro

La inflamación en el cerebro funciona un poco diferente. Los vasos sanguíneos dentro del sistema nervioso central (SNC) están separados de la circulación periférica por una barrera muy restrictiva, llamada barrera hematoencefálica (BHE). Las típicas células inmunitarias sanguíneas no pueden pasar la BHE. Sin embargo, la inflamación sistémica crónica con el tiempo puede descomponer la BHE. Cuando las citocinas proinflamatorias periféricas llegan al sistema circulatorio del cerebro, se activa la respuesta inmunitaria del cerebro.

Las células cerebrales llamadas microglía son los componentes principales del sistema inmunitario innato en el SNC. Normalmente, solo están «inspeccionando», pero pueden activarse cuando las citoquinas inflamatorias se abren camino más allá de la BHE. Cuando se activa, la microglía recluta más citocinas proinflamatorias y, con el tiempo, descompone aún más la BHE en un ciclo de retroalimentación positiva. El resultado: inflamación cerebral.

Los síntomas de una inflamación cerebral leve pueden incluir:

  • Niebla del cerebro
  • Pensamiento lento
  • Fatiga
  • Depresión
  • Cambios en la visión
  • Ansiedad

Causas de la inflamación en el cerebro

Muchas enfermedades crónicas y estilos de vida modernos contribuyen a la inflamación sistémica que resulta en inflamación neurológica y consecuencias indeseables en el cerebro.

Mala salud intestinal

El crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado (SIBO), la disbiosis de la microbiota intestinal, la permeabilidad intestinal y otros problemas intestinales pueden afectar el cerebro. Un intestino no saludable contribuye a las enfermedades neurodegenerativas, incluidas la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson.

Dieta estándar occidental

Estos son los componentes principales de la dieta occidental:

  • Aceites de semillas industriales (semilla de algodón, maíz, soja, girasol, etc.)
  • Azúcar procesada
  • Carbohidratos refinados

Cuando los alimentos ultraprocesados ​​comprenden más de la mitad de la ingesta energética promedio de los estadounidenses, no es de extrañar que la inflamación crónica y las enfermedades proliferen. Las dietas ricas en estos tres alimentos reducen la plasticidad sináptica, un proceso que interviene en la función cognitiva y el aprendizaje.

Obesidad

En la obesidad, las células grasas trabajan más para almacenar el exceso de energía, lo que genera un exceso de especies reactivas de oxígeno (ROS) y desencadena cascadas inflamatorias. Como tal, las personas obesas tienen niveles más altos de citoquinas inflamatorias y perder peso puede disminuir los niveles de esas citoquinas.

Esta inflamación alcanza e impacta el cerebro. La obesidad es un factor que contribuye a los trastornos neurológicos como la enfermedad de Alzheimer, en parte a través de este mecanismo inflamatorio.

Diabetes y nivel alto de azúcar en la sangre

En la diabetes tipo 2, el nivel alto de azúcar en la sangre aumenta la tasa metabólica de las células cerebrales. Las ROS son subproductos regulares de la respiración celular, pero cuando el exceso de ROS no puede neutralizarse, se produce estrés oxidativo. El estrés oxidativo aumenta las citocinas inflamatorias y perturba las uniones comunicantes de la BHE.

La diabetes y la neuroinflamación asociada conducen a deterioro cognitivo, atrofia cerebral, demencia y neurodegeneración. Cierta evidencia indica que la enfermedad de Alzheimer puede considerarse «diabetes tipo 3», impulsada por la resistencia a la insulina en el cerebro.

Revolución de los medios digitales

Estudios de imágenes cerebrales revelan sorprendentes similitudes entre los grandes usuarios de medios digitales y aquellos que tienen una adicción a las sustancias. Estas personas pueden sufrir síntomas de “abstinencia” cuando se les corta el acceso a Internet. El «trastorno del juego» ha sido reconocido como una condición médica oficial, lo que demuestra cuán grave puede ser un problema de adicción a la tecnología para el cerebro.

Estrés

Hay información extensa sobre cómo el estrés afecta la salud y contribuye a la enfermedad. El estrés activa el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA) para enviar hormonas como el cortisol y neurotransmisores como la epinefrina directamente al cerebro.

El estrés también puede enviar información a través del intestino. Los microbios fabrican neurotransmisores que se envían a través del nervio vago.

El estrés crónico conduce a una inflamación crónica y está relacionado con problemas neurológicos como la depresión, la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

Infecciones y Toxinas

Otras dos causas de la neuroinflamación son las toxinas y las infecciones. Las toxinas ambientales, como el aluminio, y algunos metabolitos de la microbiota intestinal, como el LPS, pueden desencadenar una inflamación cerebral.

Muchas infecciones virales pueden comprometer la BBB, activar la microglía y aumentar la inflamación cerebral, incluidos el sarampión, el virus del Nilo Occidental, el virus Zika y la gripe.

Consecuencias a largo plazo de la inflamación en el cerebro

El cerebro no está destinado a estar crónicamente inflamado. La inflamación debe ser un estado agudo y temporal para neutralizar una amenaza activa. La neuroinflamación sostenida interrumpe la homeostasis neuronal y puede provocar problemas de salud a largo plazo, que incluyen:

  • Deficits cognitivos
  • Neurodegeneración
  • Enfermedad de Alzheimer
  • Enfermedad de Parkinson
  • Esclerosis múltiple
  • Esclerosis lateral amiotrófica

Cómo reducir la inflamación cerebral

La dieta y el estilo de vida afectan todos los aspectos de la salud. Las actividades/prácticas que mejoran tu estado de ánimo, te relajan y te reconectan con el mundo real ayudarán a reducir la neuroinflamación y cuidarán tu cerebro.

Evalúa tu uso de la tecnología

Internet no es inherentemente malo, pero demasiada tecnología puede afectar nuestra toma de decisiones, cognición y autocontrol.

Evalúa con prudencia su uso y hábitos. Hazte las siguientes preguntas y saca tus conclusiones:

¿Cuánto tiempo dedicas a la tecnología? Compara ese tiempo con cosas importantes en tu vida. ¿Es más tiempo del que dedicas a dormir? ¿Más tiempo del que pasas con tu familia?
¿Es intencional ? ¿Tomar tu teléfono es solo un hábito, o reservas tiempos intencionales limitados para revisar el correo electrónico y las redes sociales?
¿Eres consciente durante el uso de la tecnología?
¿Es enriquecedor para ti? ¿Es tu relación con la tecnología una red positiva general en tu vida, o algo necesitas cambiar?

Intenta ajustar tus hábitos tecnológicos a niveles más saludables o considera una desintoxicación digital si sientes que necesitas un descanso temporal de la tecnología.

Come mejor para evitar daño oxidativo cerebral

Dado que el 20 por ciento de la energía de nuestro cuerpo va al cerebro, lo que comemos afecta la salud de nuestro cerebro. Para ayudar a frenar la inflamación sistémica, evita los tres principales alimentos inflamatorios rampantes en la dieta occidental estándar: aceites de semillas industriales, azúcares procesados ​​y carbohidratos refinados. El consumo crónico de estos alimentos puede afectar negativamente la función cognitiva, el aprendizaje y la memoria.

Los alimentos con altos niveles de antioxidantes, como las bayas y los vegetales coloridos, ayudarán a evitar que las ROS abrumen las células neuronales. Para obtener apoyo adicional, considera incluir algunos nootrópicos en tu dieta.

Cultivar la conciencia/atención plena

Mindfulness es el antídoto para el mundo digital acelerado de hoy. Practicar la atención plena significa reservar tiempo para ser consciente de tus pensamientos, sentimientos, sensaciones y el entorno que te rodea, en lugar de preocuparte por el pasado o el futuro. Incluso solo 10 minutos de práctica de atención plena pueden reducir el estrés y amortiguar la inflamación. Además, la atención plena protege contra el deterioro cognitivo.

Pasa tiempo en la naturaleza

Pasar tiempo al aire libre es una parte importante de la salud ancestral. La exposición a la naturaleza fortalece la función inmunológica, reduce los niveles de la hormona del estrés cortisol e incluso protege contra la depresión y el deterioro cognitivo.

Dormir lo suficiente

Aunque todavía no entendemos completamente las funciones del sueño, sabemos que es esencial para una buena salud. No dormir lo suficiente aumenta la inflamación y afecta negativamente la función cognitiva. La privación crónica del sueño está relacionada con los déficits de aprendizaje, la depresión y la enfermedad de Alzheimer. Para cuidar tu cuerpo y tu cerebro, haz del sueño una prioridad.

Ejercicio

El ejercicio aumenta el factor neurotrófico derivado del cerebro, un factor de crecimiento neuronal, mejora la capacidad del cerebro para eliminar los desechos a través del sistema glinfático y reduce la permeabilidad de BBB. También, disminuye la neuroinflamación al inhibir la activación microglial.

Forjar conexiones sociales de apoyo

Las personas solitarias tienen más probabilidades de estar estresadas y sufrir depresión u otras enfermedades mentales. Por el contrario, las personas que tienen una red de apoyo tienden a tener niveles más bajos de proteínas inflamatorias y hormonas del estrés.

Al concentrarte en realizar estos cambios positivos, puedes reducir potencialmente la influencia de nuestro mundo moderno y proteger tu cerebro de los efectos dañinos de la inflamación.