¿Tienes pesadillas seguidas? Evita estos malos hábitos

Todos sabemos lo que es despertar temblando y sudoroso después de un sueño aterrador. Aunque es fácil culpar al thriller que vimos, puede ser un poco más complejo el entender por qué hemos tenido una pesadilla.

Las pesadillas y sus factores desencadenantes

No solo se trata de lo inmediato que hemos visto o presenciado, los verdaderos culpables de nuestras pesadillas son actividades cotidianas aparentemente neutras que ignoramos.

Las pesadillas son diferentes de las pesadillas ordinarias porque nos despiertan repentinamente, a menudo en las primeras horas de nuestro sueño. Además, no deben confundirse con el «terror nocturno», que suele ocurrir poco después de que nos quedamos dormidos y lo sentimos como real.

Las pesadillas son más comunes en niños que en adultos, pero eso no quiere decir que no las tengamos. Alrededor del 50% de los adultos tienen pesadillas ocasionalmente, según los psicólogos. Pero alrededor del 1% de ellos tienen pesadillas con tanta frecuencia que necesitan buscar ayuda profesional.

6 factores que pueden causar pesadillas

Las pesadillas provocan ansiedad, cansancio, vigilia durante las horas de la noche, aumento de la ingesta de cafeína y azúcar. A la larga, afectan los niveles generales de energía y el bienestar mental, e incluso la aparición de la depresión.

¿Controlas tus pesadillas? Una forma de hacer esto es averiguar qué es lo que las provoca.

1. Problemas psicológicos

El pensamiento negativo y los problemas no resueltos juegan un papel muy importante en la definición de los sueños. Un estudio finlandés encontró que aquellos que estaban deprimidos o simplemente tenían una actitud negativa hacia la vida también tenían más pesadillas.

Aunque la depresión es un factor relevante, el estrés diario generalizado también tiene un efecto significativo sobre las pesadillas y la calidad del sueño. El estrés, los conflictos no resueltos y las tragedias personales dan lugar a las pesadillas.

2. Rasgos de personalidad

Un estudio de 2001 sugirió que nuestros rasgos de carácter pueden contribuir a las pesadillas. Por ejemplo, las personas más «artísticas» y creativas tienden a ser más sensibles y, por lo tanto, a tener pesadillas con más frecuencia. El psicoanalista e investigador austríaco-estadounidense del sueño Ernest Hartmann descubrió que aquellos con límites de personalidad «más delgados», los más receptivos, sensibles y creativos, tenían más probabilidades de tener sueños emocionales más grandes y vívidos.

3. Manejo de traumatismos

Según un estudio de 2015, las pesadillas pueden ser un síntoma importante del trastorno de estrés postraumático. Esto dificulta conciliar el sueño provocando una sensación de cansancio al día siguiente. Algunas personas se despiertan con una sensación de tristeza o miedo después de las pesadillas, lo que les dificulta seguir el ritmo del día siguiente.

Si esto sucede con poca frecuencia, es normal, pero si es común, entonces puede ser un signo de un trauma o memoria dañada.

4. Comer antes de dormir

Por supuesto, se sabe que cuando comemos tarde en la noche, generalmente sobrecargamos nuestra salud y nuestro peso. Pero puede que no sepas que es una pesadilla. Una comida copiosa, o incluso un tentempié, aumenta nuestro metabolismo y la temperatura corporal.

El cerebro se ve obligado a trabajar más duro y, por lo tanto, crea pesadillas. Y las posibilidades son mayores después de comer alimentos grasos y picantes.

5. Consumo de alcohol

Aunque inicialmente el alcohol puede ayudarnos a conciliar el sueño, nuestro sueño no resulta nada reparador. En algún momento, el alcohol se metaboliza y desaparece su efecto relajante, provocando frecuentes despertares nocturnos y pesadillas.

6. Efectos secundarios de algunos medicamentos

Algunos medicamentos pueden contribuir a la aparición de una pesadilla. En particular, los antidepresivos, los medicamentos para la presión arterial, los antihistamínicos y los esteroides son los principales culpables.

Los medicamentos para la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la reducción del colesterol son menos comunes.