Aprender a realizar correctamente un automasaje en los pies puede asegurarte que tu día se torne más relajado, y también te puede ayudar a conseguir aflojar tensiones y mejorar tu estado de ánimo.
Los pies son el reflejo de nuestra columna vertebral y también de todo nuestro cuerpo, según la reflexología. Veamos algunos ejercicios prácticos que puedes realizar como auto-masaje para tus pies.
Si te pones a observar, vas a ver que es raro o imposible encontrar pies planos con columnas vertebrales de curvas grandes, como así también encontrar pies con mucho arco en columnas vertebrales planas. Esto sucede porque las curvas de nuestros pies son las mismas que las de nuestra columna; por eso, tener fuerza en el arco del pie, por ejemplo, equivale a tener fuerza en nuestros espinales.
Por otro lado, la reflexología, la terapia que estimula puntos sobre los pies, asegura que el dedo gordo sería el reflejo de la cabeza, y bajando desde allí hacia el talón, toda nuestra columna, con el talón como reflejo de la pelvis.
Así, mantener la salud y forma armónica de las plantas de los pies, tendrá un efecto positivo en nuestra columna.
Ejercicio de automasaje para los pies
Andar descalza (o a lo sumo en medias) el mayor tiempo posible es ideal para que el pie desarrolle la fuerza y flexibilidad adecuada. Pero, además, es bueno que dediques un tiempo a relajar tus plantas de los pies. Por eso, te pasamos una rutina que puedes hacer diariamente, incluso cuando ves tele.
Arranca con un amasado general de todo tu pie, a fin de conseguir que entre en calor. Precalienta el pie haciendo que se irrigue sangre e éste.
Puedes empezar masajeando con las manos desde el dedo gordo del pie hasta el talón y luego del talón al dedo gordo, durante algunos minutos.
Agarra una tela entre los dedos y la base de éstos agarrando y soltando unas 8 veces.
Toma un corcho y hazlo rodar por todo el arco del pie. Permanece haciendo presión donde haya tensión y luego afloja, sentirás un alivio inmediato.
Con la ayuda de una pelotita de tenis, masajeá toda la planta poniéndole presión sobre el piso, de esta manera arquearás el pie aliviando tensiones y estirándolo.
Aprovecha para «desperezar» bien todos los dedos, Desperézalos liberando la tensión.
Ahora para conseguir relajar los pies. Párate sobre tus dos plantas y observa cómo, idealmente, tendría que formar un trípode de apoyo: un punto debajo del dedo gordo, otro entre el meñique y el anular y otro en el talón.