10 lecciones de María Montessori sobre educar a los niños

Corría el año 1907 cuando la italiana Maria Montessori abrió la primera Casa dei Bambini, en un barrio desfavorecido. En esa escuela se aplicó un método educativo muy diferente, ya que el objetivo de Montessori era, en sus palabras: “que los niños trabajen como si yo no existiera”.

10 lecciones de Maria Montessori

Cómo educar con el método Montessori

Su pedagogía ha llegado hasta nuestros días y se puede aplicar desde casa para conseguir que los niños desarrollen al máximo sus capacidades, logrando ser más autónomos, seguros de sí mismos e independientes. Estas son algunas maneras en las que puedes aplicar este método para educar a tus hijos:

1. Ponlos a prueba para impulsar su independencia

La tarea de los padres no es hacer cosas por el niño, sino ayudarlos a que las hagan por sí mismos. Educar es estimular la independencia y la autonomía de los niños, prepararlos para la vida. Por lo tanto, los padres deben asegurarse de presentar siempre nuevos desafíos al niño, brindándole el nivel adecuado de ayuda para que pueda desarrollar sus habilidades.

2. Crea un ambiente que se adapte a sus capacidades

El mundo está hecho para los adultos, por lo que si los padres quieren estimular la autonomía de sus hijos, deben adaptar el entorno para que los pequeños puedan tener acceso a todo lo que necesitan, desde sus juguetes hasta su cepillo de dientes.

3. Intervén lo menos posible

De los errores también se aprende. Reprender los errores desde una edad temprana puede generar la semilla del miedo al fracaso. Por eso, es importante que cuando el niño esté aprendiendo, los padres intervengan lo menos posible. En el método Montessori, el educador solo interviene para evitar situaciones de riesgo y mantener al niño a salvo.

4. No obligues al niño a aprender

El aprendizaje auténtico, el que deja huella, no se puede forzar. Por lo tanto, educar en el método Montessori significa dejar libres a los niños para que se dediquen al aprendizaje de la forma en que se sientan más cómodos. Un niño puede aprender mejor haciendo, mientras que otro aprende mejor mirando. Cada niño debe encontrar el estilo de aprendizaje óptimo para sí mismo. Y para ello es necesario darle libertad.

5. Permite que el niño tenga contacto con la naturaleza

La naturaleza representa un estímulo increíble para los sentidos y la mente del niño, por lo que siempre que sea posible conviene realizar paseos al aire libre en los que se permita al niño explorar libremente el entorno.

6. Enriquece tu entorno con objetos significativos

Los niños aprenden de su entorno, dejándose llevar por su curiosidad innata. Por tanto, la educación Montessori exige enriquecer el entorno en el que crece el niño, no con juguetes hipertecnológicos, sino con objetos más sencillos que realmente estimulen la creatividad de los niños. Los padres deben recordar que cuantas menos cosas haga un juguete, más trabajará la mente del niño.

7. Nunca le impidas hacer algo porque es demasiado pequeño

Muchos padres ponen límites a sus hijos porque piensan que son demasiado pequeños. Sin embargo, siempre que el niño no esté en riesgo, se le debe permitir explorar sus habilidades. Los niños se sienten satisfechos cuando han dado lo mejor de sí. Ponerles límites solo les negará la oportunidad de probar sus habilidades y expandir su horizonte.

8. No te olvides de elogiar sus logros

Si el niño hace algo bien, es importante que los padres se lo hagan saber y lo elogien. El reconocimiento del trabajo bien hecho alimenta la autoestima y la confianza en uno mismo.

9. Usa un lenguaje positivo

Es fundamental que los padres no critiquen al niño, ya que de esta forma solo aprenderá a juzgar. En su lugar, deben centrarse en los aspectos positivos, para que estos sean los que se potencien.

Si se aplica el principio de extinción; es decir, si no prestas atención a un comportamiento negativo, acabará desapareciendo. Si le hablas mal, muestras hostilidad o lo menosprecias, el niño se volverá inseguro y tímido.

10. Escucha y sé respetuoso con tu hijo

Los niños aprenden por imitación, y sus padres son su principal ejemplo. Si escuchas con atención y respetas sus ideas, aunque no las compartas, el niño aprenderá a respetar a los demás.