5 preguntas que debes hacerte antes de planear tener un hijo

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Tener un hijo es para muchos la mayor responsabilidad que podemos tener en la vida. ¿Estamos todos preparados para tener un hijo? Claramente no, y nunca es suficiente tener solo el deseo. A pesar de que es un instinto innato, nuestra sociedad es tan diferente al ambiente natural que necesitamos plantearnos una serie de preguntas fundamentales para no arrepentirnos en el futuro, tanto por nuestro bienestar como, sobre todo, por el de nuestro hijo.

Preguntas que debes hacerte antes de tener un hijo

Las cinco preguntas que te planteamos son solo una pequeña muestra de todas las cuestiones que deberíamos hacernos. Tener un hijo es un asunto lo suficientemente serio como para que no escatimemeos en dudas y opiniones:

¿Podemos permitirnos económicamente tener un hijo?

La pregunta incómoda, pero siempre necesaria. Es una mala idea tener un hijo si nuestros recursos no nos lo permiten. Podemos conocer casos donde consiguen salir adelante por difícil que parece desde fuera, incluso personas que lo han hecho en contra de todo pronóstico, pero lo que no suelen contar son los momentos malos, la desesperanza de vivir el día a día mirando cada moneda. Un hijo es una fuente constante de gastos, imposibles de predecir donde rápidamente todo el dinero girará alrededor suya.

¿Nos encontramos anímicamente preparados?

Tener un estado de ánimo positivo es obligatorio si vamos a encargarnos de un hijo. Los niños, sobre todo en las edades tempranas, son reflejos emocionales de nuestros sentimientos. Si nos ven deprimidos ellos también se sentirán así, de igual modo que si sufrimos ansiedad o temor por los problemas que nos rodean. Encontrarnos perfectos anímicamente es imposible, pero sí debemos tener la seguridad de saber controlarnos cuando estemos en los momentos más difíciles.

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¿Somos esclavos de nuestros vicios?

Tabaco, alcohol, mala alimentación, pésimas costumbres que muchos tenemos y que no nos concienciamos a pesar del impacto negativo que tienen en nuestra vida. Al igual que las emociones, las conductas que hagamos son muestra para nuestros hijos. Podemos pensar que con palabras podemos explicarles que no hagan lo que hacemos nosotros, pero es la idea que instauramos de que no es tan malo cuando nosotros mismos lo estamos haciendo. Si además le damos ese punto de prohibido solo conseguiremos que sea más y más atractivo para ellos, convirtiéndose en uno de los mayores problemas que tendremos en el futuro.

¿Nuestra vida es una fuente constante de estrés?

El estrés para muchos es el síntoma más común de nuestros tiempos. Si vivimos en un estrés constante solo conseguiremos aumentarlo al tener un hijo. No hay una fórmula más eficaz para entrar en depresión que sumar la responsabilidad de cuidar un niño cuando ya estamos cargados de problemas en la vida. Es recomendable que hagamos un ejercicio de sinceridad con nosotros mismos, ¿nuestra carrera profesional nos absorbe? ¿Tenemos una vida social intensa? ¿Somos responsables de más personas? Todo ello son dificultades que nos impedirán disfrutar de nuestro hijo.

¿Tenemos una situación de pareja estable?

Muchas parejas utilizan la idea de tener un hijo como muestra de todo lo que se aman, siendo un grave error en la mayoría de casos. Debemos plantearnos si nuestra pareja tiene la misma perspectiva que nosotros respecto a la idea de ser padres. Es mejor ser sinceros el uno con el otro, donde si uno todavía no se ve preparado para la responsabilidad de cuidar a un niño pueda decirlo sin miedo a las consecuencias. Si nos lanzamos por no perder a nuestra pareja solo conseguiremos con el tiempo hacer sufrir a nuestro hijo, viendo el mal ambiente en casa por no haber hablado en condiciones en su momento.

Redacción: Equipo de Vida Lúcida