Es común que las personas en su día a día sientan un poco de fatiga o cansancio, es una sensación que se experimenta de algún modo y en algún momento. Sin embargo, cuando se habla de fatiga crónica o síndrome de fatiga crónica, se hace referencia a un tipo de fatiga patológica.
Esta es una enfermedad compleja que se caracteriza primordialmente por un profundo cansancio o fatiga (física y mental) intensa, debilitante y grave, que persiste seis o más meses y de carácter oscilante y sin causa aparente específica.
Este síndrome se encuentra clasificado y codificado en la CIE-10 (Clasificación internacional de enfermedades, 10º edición). Ha sido clasificada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como una enfermedad nueva recurrente y es un fenómeno de gran prevalencia en la sociedad actual.
Aunque se ha asociado a muchas enfermedades, la fatiga crónica tiene interés propio por las posibles implicaciones que tiene en la salud y el bienestar personal de quien la padece, ya que puede provocar importantes perturbaciones, como incapacitación, pérdida de trabajo, o reducción de las actividades sociales.
Tipos de fatiga
Es importante no confundir el síndrome de fatiga crónica con los otros tipos de fatiga existentes, la definición del tipo de fatiga va a depender de su evolución o tiempo, causa:
- Fatiga fisiológica: acontece después de un ejercicio físico o mental intenso y siempre se recupera con el reposo o el cese de la actividad.
- Fatiga reactiva: se desencadena ante una determinada situación y mejora al evitar la causa desencadenante.
- Fatiga patológica: se genera sin una clara relación con un esfuerzo previo o persiste a pesar de cesar la actividad que la ha originado, no mejora con el reposo.
Respecto al tiempo de duración: la sensación de fatiga puede definirse como aguda (< 1 semana), transitoria (< 1 mes), prolongada (> 1 mes) y crónica (> 6 meses).
Respecto a la causa de fatiga: se denomina secundaria si está causada por una enfermedad orgánica o psicológica cuando se puede identificar su causa e idiopática en el caso contrario.
Síntomas de fatiga crónica
Las principales características son fatiga intensa tanto física como mental con una persistencia de al menos seis meses, que afecta de manera importante el desenvolvimiento de la persona en sus actividades ocupacionales, sociales y personales y suele acompañarse de síntomas similares al resfriado, así como al sueño no reparador. Además debe de acompañarse de más de 4 de los siguientes síntomas:
- Dificultades para concentrarse y pérdida de memoria.
- Dolor de garganta constante.
- Adenopatías.
- Dolor muscular.
- Dolor articular.
- Jaquecas de nueva aparición o de características distintas a la habitual.
- Sueño no reparador.
- Fatiga tras el esfuerzo (físico o mental) que persiste más de 24 horas después del mismo.
Además de los síntomas anteriormente mencionados, se puede presentar síntomas adicionales tales como:
- Dolor ocular, sensibilidad a la luz y visión borrosa.
- Problemas de carácter psicológicos (irritabilidad, cambios de humor, ansiedad, ataques de pánico).
- Escalofríos y sudoración nocturna.
- Febrícula.
- Intestino irritable.
- Alergias y sensibilidad a comidas, olores, ruidos, químicos o medicamentos.
- Entumecimiento, hormigueo o sensación de quemadura en la cara o extremidades.
- Dificultad para mantener una posición erecta, problemas de balance y desmayos.
Causas de la fatiga crónica
La causa del síndrome de fatiga crónica no es bien conocida y se aparta probablemente de los modelos de enfermedades convencionales, además no está bien definida la causa o las causas de este síndrome y algunos investigadores afirman que la etiología es multifactorial. Además hay una controversia sobre si el origen de esta enfermedad es orgánico o psicológico, pero cada vez existen más datos que apoyan la hipótesis de que su origen es orgánico.
Algunos investigadores afirman que es posible que se trate de una enfermedad post infección viral, en la que algunas personas con predisposición mantienen una situación de infección viral latente, en la cual hay una producción continua de sustancias inflamatorias que conllevarían el desarrollo y mantenimiento de los síntomas antes mencionados. Generalmente se relaciona a infecciones por virus de Epstein-Barr, citomegalovirus o herpesvirus tipo 6, aunque otros virus y bacterias también lo pueden desarrollar.
Después de esta fase aguda, la persona no se recupera y persiste con fatiga, febrícula, dolor muscular y disminuye su actividad. En algunos casos se han realizado biopsias musculares y no muestran alteraciones estructurales, pero mediante otras técnicas se ha detectado presencia de material viral en el tejido muscular de más de la mitad de los pacientes con síndrome de fatiga crónica.
Se cree que se trata de virus de tipo defectivo (que no puede reproducirse sin ayuda de otro virus) que no lesiona significativamente la célula, pero que ocasionan una alteración energética que altera su funcionalidad, produciendo la fatiga.
En esta fase, se han descrito también diferentes alteraciones inmunológicas que no son específicas, estas alteraciones justificarían la sintomatología inflamatoria crónica y las frecuentes infecciones intercurrentes que presentan estos pacientes.
Referencias.
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- Barbado, F., Gómez, J., López, M., y Vázquez, J. (2006). El síndrome de fatiga crónica y su diagnóstico en Medicina Interna. Anales de Medicina Interna (Madrid), 23 (5), 238-244.
- Fernández, J. (2002). El síndrome de fatiga crónica. Medicina Integral, 40(2),56-63.
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