Sabemos que el asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias que se caracteriza por episodios recurrentes de dificultad respiratoria y sibilancias (sonido que se ausculta a nivel bronquial, posteriores a un estado de inflamación intermitente que genera hipersensibilidad y aumento de secreción a nivel de los bronquios. Usualmente se manifiesta mediante episodios de broncoespasmo o ataques de asma.
El asma suele analizarse desde un punto de vista multifactorial, demostrándose que existe un componente genético importante y otro componente alérgico, que juegan un rol en conjunto. El contacto de sustancias externas llamadas alérgenos desencadena una respuesta inflamatoria a nivel bronquial, que incide en el aumento de secreciones y congestión en la vía aérea conocido como episodio de asma.
Algunos de estos alérgenos son los ácaros, animales con pelaje, contacto con insectos, el polen de las flores, los olores fuertes, los climas húmedos y fríos propios de los países con estaciones en especial otoño e invierno, la contaminación ambiental, paredes con humedad y hongos y polvo en alfombras, entre otros.
El otoño y su clima
En otoño, la temperatura comienza a descender y las hojas de los árboles cambian su color verde por tonos amarillentos a ocres, hasta que se secan y caen, siendo empujadas por el viento que arrecia en este periodo de tiempo. Consecuencialmente, la energía que antes se concentraba en las hojas se canaliza hacia las raíces para mantenerse vitales en los meses subsiguientes de frío.
Prevención del asma
El otoño es una estación que se caracteriza además por el aumento en niveles de humedad y esto lleva consigo la generación de moho y presencia de ácaros en espacios reducidos, siendo todos estos factores de riesgo ideales para que presenten nuevos episodios de asma, con aumento en la severidad en muchos casos.
1. Continuar el tratamiento indicado
Antes del llegar el otoño, uno de los factores principales a tomar en cuenta en relación a la prevención, es mantener el tratamiento que haya sido indicado por el médico tratante a fin de evitar recaídas y complicaciones.
Por ello, es importante no olvidarse en el verano de continuar con el tratamiento programado, independientemente de que no se presenten nuevos episodios de ataques de asma, ya que al llegar el otoño se pueden pagar las consecuencias. La constancia en el manejo del asma es clave para una evolución favorable.
2. Evitar alérgenos
Otro aspecto vital a tener en cuenta es evitar todo tipo de alérgenos que puedan iniciar un ataque o potenciarlo (perfume, polvo, animales como gatos, perros, etc.). Debido al frío es frecuente el uso de ropa de lana, uso de peluches y materiales que pueden desprender polvo y partículas, por lo que se sugiere usar ropa sencilla y sustituir por telas gruesas.
Otra práctica frecuente es introducir las mascotas al hogar para evitar el frío que hace en los patios, por lo que se aconseja evitar el contacto frecuente con los animales y mantenerlo alejado de camas y muebles. Se recomienda además, el aseo constante del hogar con dispositivos que no levanten polvo como telas húmedas o la aspiradora.
3. Estar preparado
También muy importante es el conocerse y saber precisar cuándo puede aparecer un episodio de asma y tener a la mano no solo el tratamiento, sino estar entrenado para manejar las crisis de asma sin caer en pánico, puesto que empeora la situación. Realizar ejercicios respiratorios regulares es una manera de mejorar la capacidad de respuesta ante un ataque.
Saber manejar el inhalador y no olvidarlo en ninguna de tus actividades diarias es una medida que puede evitar que progrese un evento respiratorio que podía ser evitado a tiempo con el uso del inhalador. No automedicarse y no abandonar el tratamiento son recomendaciones que te harán un mejor paciente capaz de mantener a raya a los síntomas.
4. Vacunación
Es recomendable que el paciente asmático tenga su esquema de vacunación completo, en especial, que anualmente se vacune en contra de las gripes estacionales. Con este se evitarán infecciones virales que puedan desencadenar crisis de asma en cualquier época del año, inclusive en otoño.
5. Dejar el cigarrillo
Si eres de aquellas personas que le gusta fumar siendo asmático o frecuentas personas o sitios donde inhalas el humo del cigarrillo, es fundamental que te alejes de esta práctica.
6. Ejercicio
En lo que respecta a la realización de actividades al aire libre que suelen ser populares en otoño, recuerda que el deporte puedes realizarlo si no hay contraindicación directa de tu médico y si lo realizas previo adecuado calentamiento, según tus capacidades, hazlo sin sobrepasar los límites de tu preparación física porque puede ser el disparador de una crisis asmática que te tome por sorpresa. Por lo que se recomienda en esta época realizar ejercicio en espacios cerrados libres de humedad.