La mayoría de nosotros hemos sentido cómo nuestra confianza se ha visto comprometida en algún momento de nuestras vidas. Cabe decir que estas experiencias pueden ser muy dolorosas. Tal vez todavía tenemos miedo a confiar de nuevo. Nos preguntamos, ¿en quiénes podemos confiar, y cómo sabremos si podemos confiar en ellos?
Pero la confianza es una de esas cosas que no podemos pasar por alto. Es un ingrediente crucial en nuestras relaciones; para algunos es un cimiento. Sin ella, es muy difícil de establecerse y amar.
Si queremos experimentar la paz y la felicidad, entonces debemos aprender a confiar. Pero hay que decir una verdad innegable: todos tenemos razones para no confiar. Lo que quiere decir que todos nos hemos sentido heridos, decepcionados, rechazados, asustados, y abandonados. Todos hemos sufrido de alguna manera (en realidad, todos hemos sufrido de manera muy similar), y todos nos hemos sentido dolor en las relaciones.
Todos estamos en el mismo barco. Y esta realidad hace reconfortante darse cuenta de que no estamos solos, estamos juntos en esto. Todos hemos sido heridos, y todos estamos tratando de evitar que vuelva a ocurrir.
Por lo general, la forma en que tratamos de evitar ser herido en las relaciones es evitando confiar hasta que sepamos que estamos a salvo. Confiar se convierte en un mecanismo de protección -si la persona se «gana nuestra confianza», entonces estaremos encantados de dársela.
Y este es el problema. Porque nunca hay garantías.
Decirle a alguien que «ganar nuestra confianza», a menudo significa que estamos pidiendo que no cometan ningún error y no nos hagan sentir sentimientos incómodos. Y esta es una tarea imposible.
Desafortunadamente las garantías no vienen incluidas en las relaciones (las computadoras vienen con garantías, no las personas). Y las garantías definitivamente no se encuentran en nuestras relaciones amorosas. Somos demasiados complejos para eso. De hecho, lo que probablemente puedes garantizar, es que te sentirás herido a veces por la gente que amas.
Sería bueno decirlo de otra manera, pero la verdad es que la decepción, el rechazo, el miedo, y el abandono son todos parte del trato en las relaciones. Sentimos estos sentimientos independientemente de con quién estamos. No porque estamos con la gente de poca confianza, sino porque somos seres humanos.
Cómo aprender a confiar de nuevo
La confianza es una decisión que debes tomar a sabiendas de que no hay garantías
Tienes que darte cuenta de que la confianza no se trata de encontrar a la persona perfecta, digna de confianza; se trata de firmar este contrato de «seguimiento de trabajo» a través del dolor cuando se presente.
Si nos relacionamos con la confianza a través de este punto de vista, entonces confiar se hace mucho más fácil. De repente cambiamos el tratar de evitar ser heridos (lo cual es imposible), a reconocer que podemos pasar a través de cualquier cosa que se nos presente. Esto nos ayuda a sentirnos potenciados, es decir, con un poco más de confianza y un poco de menos miedo.
Cuando usamos experiencias pasadas como razones para no confiar de nuevo, entonces estamos realmente sólo haciéndonos daño a nosotros mismos. Una vez más, todos tenemos razones para no confiar. Todos tenemos una larga lista. Pero amurallarnos el uno del otro, sólo perpetúa el problema, esto no nos mantienen a salvo; nos mantiene solitarios.
Así que, si tienes miedo a la confianza, ¿qué puedes hacer?
Sencillo. Puedes tomar una decisión informada e ir por ella.
Eso es correcto. Saltar y tener fe.
Cuando decides confiar en alguien, significa que crees en la integridad de la persona. Confiar es saber que las intenciones de la persona en última instancia, son buenas. Y también significa que sabes que van a cometer errores.
Cuando tenemos miedo, cometemos errores (por errores uno se refiere que herimos a otros, no actuamos con nuestra integridad más alta). El miedo nos hace hacer algunas locuras. Y si estás siendo honesto contigo mismo, sabes que has hecho algunas locuras. Es lamentable, pero cierto.
Si pudiéramos colectivamente darnos cuenta de esto, y acercarnos a otros con compasión cuando están equivocándose en lugar de condenarlos, este mundo sería un lugar completamente diferente (y nuestras relaciones definitivamente estarían llenas de mucha más confianza).
Si confiamos en nosotros mismos primero ante todo, eso nos permite tratar con los errores de otros con un poco más de gracia y facilidad. Si sabes que no importa qué, -no importa lo que haga tu pareja, no importa qué desafíos surgen- tú vas a estar bien, entonces confiar va a ser más fácil de hacer.
Reconoces que la confianza es acerca de nunca sentir otra emoción negativa de nuevo; se trata de saber que puedes manejar cualquier cosa que te le presente. Esta es la verdadera confianza (se conoce comúnmente como fe).
Confiar no se trata de elegir a la persona adecuada. Esa una opción, así que trata de no elegir a ciegas. Pero recuerda, no estás firmando para estar en relación con un robot – estás firmando para estar con otro ser humano.
Lo que dices cuando decides confiar en alguien es: «Yo sé que en el fondo eres una buena persona con buenas intenciones. Yo sé que vas a tener miedo y vas a equivocarte de vez en cuando, y voy a tratar de apoyarte y actuar con compasión cuando esto suceda. Y sé, que en última instancia, mi bienestar depende de mí».
Esta es una gran declaración, un compromiso real. También es muy factible.
Confía en ello. Cree en ello. Está seguro de ello.
Cuando lo haces, serás capaz de ofrecer confianza a los demás también, y servirá de base para que muchas relaciones amorosas duraderas se construyan firmemente sobre eso.