La menopausia es conocida como la última menstruación y este evento está acompañado de diversos cambios físicos y psíquicos producto del cese de la función ovárica que pueden adquirir una dimensión patológica y requerir tratamiento.
Qué es la menopausia
La menopausia ocurre entre los 45 y 50 años en promedio, con variaciones según raza, país, antecedentes personales y familiares, hábitos, entre otros.
En este orden de ideas, el fenómeno principal es el cese de la función ovárica siendo insuficiente la producción hormonal para hacer reaccionar al endometrio -pared del útero que sufre cambios y se descama produciendo el conocido sangrado menstrual a causa de la hormonas ováricas- dejando de existir el sangrado cíclico habitual.
El ovario posee unas estructuras circulares en su cuerpo que se llaman folículos, estos crecen y maduran liberando ovocitos -conocidos comúnmente óvulos- que cada 28 días se atrofian y dan paso a un nuevo folículo para liberar un ovocito más.
El ovario tiene un número límite de folículos y a medida que pasan los años agota sus reservas y se envejece, trayendo como consecuencia efectos hormonales que causarán cambios orgánicos a nivel cardiovascular.
El ovario pierde la capacidad de producir estrógenos, hormonas que permiten la existencia de menstruación, creando un aumento de hormonas sexuales que produce la hipófisis, una glándula que controla el sistema endocrino y sus principales glándulas endocrinas.
La FSH (hormona estimulante del folículo) es la hormona encargada de estimular la maduración del folículo que libera el ovocito y la LH (hormona luteinizante) es la encargada de permitir esa liberación y de producir el cuerpo lúteo que no es más que el folículo atrofiado que queda en el ovario luego de la ovulación que producirá progesterona, una hormona que ayuda a mantener el embarazo durante 14 días si es que el ovulo llegara a fecundarse por un espermatozoide.
Sin embargo, como el ovario está atrofiado y los folículos se están agotando, la FSH (hormona estimulante del folículo) se libera en grandes cantidades ante la falta de respuesta del ovario para cumplir su ciclo normal, mientras que la LH no crea picos para permitir la liberación del ovocito.
Con esto, queremos decir que estamos ante la presencia de un ciclo anovulatorio, es decir, no existe un ciclo normal, todo esto a causa de que los folículos en el ovario se agotaron, no hay producción de estrógenos por las células foliculares y hay un aumento enorme de hormona FSH buscando células foliculares para hacer crecer resultando en su fallido encuentro y aumento considerable.
Causas de palpitaciones en la menopausia
Los estrógenos ejercen una función protectora a nivel cardiovascular y es por eso que, en la etapa de la menopausia, ante la falta de estas hormonas, existe un aumento de los latidos cardíacos que pueden volverse más fuertes de lo habitual y ser percibidos como anormales por la mujer, todo esto producto de la falta de vasodilatación que ejercía el estrógeno en los vasos sanguíneos.
Además, existe una disminución de una hormona llamada oxido nítrico que aumenta la dilatación de los vasos sanguíneos y al disminuir notablemente, la frecuencia cardíaca aumenta ya que el corazón tendrá que llenar los vasos sanguíneos que ahora tienen menor diámetro, ejerciendo mayor fuerza y aumentando la frecuencia.
Síntomas de taquicardia en la menopausia
El principal síntoma es la aparición de latidos más fuertes, con pausas más largas entre dos latidos algunas veces o latidos más seguidos y fuertes de lo habitual. En especial durante las noches y muchas veces relacionados con períodos de sofocones y sudores característicos de la menopausia.
Es importante destacar que la taquicardia se define por el aumento de los latidos por minuto por encima de 100, fenómeno que se evalúa mediante el examen físico que realiza el médico.
Tratamiento
Existe un tratamiento no hormonal que incluye una dieta rica en calcio y pobre en colesterol. Se debe restringir la ingesta de carnes, evitar el tabaco y aumentar el aporte vitamínico mediante vegetales o suplementos.
Por otro lado, el ejercicio físico favorece la actividad cardiovascular y protege al organismo de taquicardia y palpitaciones, se ha demostrado que la natación es el deporte más beneficioso para mujeres en etapa menopáusica.
Además existe el tratamiento hormonal sustitutivo a base de estrógenos artificiales para prevenir el deterioro físico del organismo por los cambios menopáusicos. En este caso, el médico debe individualizar a la paciente, explicando la relación riesgo/beneficio que ofrece esta terapia y sabiendo que no toda mujer la necesita.
Cabe destacar que hay ciertas contraindicaciones como las neoplasias de mama, endometrio, miomatosis, insuficiencia hepática, trastornos de la coagulación y diabetes con lesiones vasculares que alertarán al médico para no aplicar este tratamiento. Existe el tratamiento vía oral, por parches, intradérmica o de implantes.
Cada tratamiento ayuda a prevenir los síntomas característicos de esta etapa, incluyendo las palpitaciones y la taquicardia, protegiendo así al sistema cardiovascular y al corazón, evitando su envejecimiento temprano y pérdida paulatina de la función miocárdica.
Es de suma importancia que la mujer al entrar en este período de cambios físicos y psíquicos acuda al médico para que evalúe y realice una historia clínica completa y detallada para ofrecer el mejor tratamiento de acuerdo a sus condiciones metabólicas y de adaptación orgánica para evitar así la pérdida de la función cardíaca y la aparición de fenómenos como las palpitaciones y taquicardia