La tiroides es una glándula que se encuentra en la región anterior del cuello y es la encargada de producir y liberar las hormonas tiroideas. Las hormonas tiroideas (triyodotironina libre y tiroxina libre denominadas, T3 librey T4 libre, respectivamente) son fundamentales para el funcionamiento de varios órganos, incluidos el cerebro y el corazón, ya que participan en muchos procesos metabólicos necesarios para la vida.
En ocasiones, el funcionamiento de la glándula tiroides puede verse alterado por muchas razones y esto se refleja en una alteraciones de los valores hormonales. Hay situaciones en las cuales se produce un exceso de hormonas tiroideas, llamándole a esta condición hipertiroidismo.
El exceso de hormonas tiroideas es una condición frecuente, que genera síntomas (algunos de ellos severos) y es por esto, que debes conocer cómo se diagnostica y cuál es el tratamiento médico recomendado.
¿Por qué se produce el hipertiroidismo?
Existen varias condiciones que pueden producir el hipertiroidismo. Entre éstas, destacan las causas autoinmunes, como la Enfermedad de Graves, en donde se producen autoanticuerpos que actúan en contra las células de la tiroides y estimulan su funcionamiento.
Otras causas son el bocio tóxico multinodular o enfermedad de Plummer (caracterizado por múltiples nódulos tiroideos que aumentan la síntesis de hormona tiroidea) y el adenoma tóxico, que es un nódulo o tumor sólido único, productor en exceso de hormonas tiroideas.
¿Cómo diagnosticar el hipertiroidismo?
El diagnóstico se basa en el interrogatorio de la sintomatología del paciente y el estudio de las hormonas tiroideas en una muestra de sangre. El médico también puede detectar un hipertiroidismo en etapas tempranas cuando el paciente no presenta síntomas relevantes, sin embargo, la mayoría de los pacientes revela síntomas propios del exceso de hormonas tiroideas.
Algunos de estos síntomas del hipertiroidismo son ansiedad, caída del cabello, trastornos del sueño (insomnio), taquicardia (sensación de palpitaciones), hiperactividad, intolerancia al calor, temblores en manos y músculos, pérdida de peso, alteración en el ciclo menstrual y en algunos pacientes, se presenta protrusión de los ojos (lo que se conoce como exolftalmo o proptosis).
Uno de los síntomas más relevantes es la taquicardia, que en personas de edad avanzada puede incluso, generar arritmias como la fibrilación auricular.
Cuando el paciente acude con alguno de estos síntomas, es deber del médico solicitar los niveles de hormonas tiroideas dentro de los estudios complementarios del paciente. El médico en su examen físico también debe evaluar mediante la inspección y palpación, el cuello y la glándula tiroides en busca de bocio o nódulos tiroideos, y en el sistema cardiovascular, debe descartar la presencia de arritmias cardíacas.
Las hormonas tiroideas son medidas en una muestra de sangre, en horas de la mañana, durante el ayuno del paciente. Si los valores de la T4 libre (tiroxina) y T3 libre (triyodotironina) se encuentran elevados y la TSH (hormona estimulante de tiroides) se encuentra disminuida, entonces nos encontramos en presencia de un hipertiroidismo.
Una vez diagnosticado el hipertiroidismo, se pueden solicitar otros estudios para determinar la causa real de este trastorno. El médico indicará la realización de otras pruebas en sangre para descartar si la causa es autoimune (por lo que se indica anti-peroxidasa y anticuerpos tiroides estimulates), además un ultrasonido tiroideo con la finalidad de descartar la presencia de aumento de volumen de la tiroides (bocio), nódulos o tumores.
En algunos casos, se solicitarán pruebas más especializadas para evaluar el funcionamiento tiroideo como la gammagrafía tiroidea (o cintigrafía) para medir la capacidad de captación de la tiroides a partir de iodo radiactivo y tecnecio.
¿Cuál es el tratamiento médico recomendado para el hipertiroidismo?
Los objetivos del tratamiento para controlar el hipertiroidismo se basan en controlar los síntomas y complicaciones asociadas, y por otro lado, controlar la producción de hormonas tiroideas y tratar la causa de base que está produciendo la enfermedad.
Para el tratamiento de los síntomas cardiovasculares, el enfoque principal está dado por controlar la taquicardia y las arritmias. Para esto, se utilizan medicamentos anti-arrítmicos como los betabloqueantes (bisoprolol, carvedilol, entre otros), siendo necesarios otro tipo de anti-arrítmicos, en algunos casos de fibrilación auricular (tales como la amiodarona).
Una ventaja de los betabloqueantes es que también tienen efectos sobre los síntomas neurológicos, ya que algunos actúan sobre receptores de neuronas.
Para el tratamiento del hipertiroidismo se encuentran los medicamentos anti-tiroideos: metimazol y propiltiouracilo, que disminuyen la producción de hormonas tiroideas. Estos medicamentos deben ir titulándose cada cuatro semanas hasta normalizar la función tiroidea.
Este tratamiento debe continuarse hasta definir un tratamiento definitivo con iodo radiactivo o la tiroidectomía (extracción de la tiroides).
En el hipertiroidismo el tratamiento de elección es el iodo radiactivo porque se administra vía oral en una solo dosis y causa destrucción de las células tiroideas persistente por meses o años. Sin embargo, en algunos casos en los que no esté indicado el iodo radiactivo, la tiroidectomía es el tratamiento indicado.