10 poemas cortos que cambiarán tu percepción de la vida

El lenguaje de un poema puede hacernos acceder a partes de nuestra consciencia que parecían dormidas. Los poemas cortos tienen la magia de transportar nuestra imaginación a paisajes e imágenes poéticas que nos gratifican y edifican, al mismo tiempo que nos pueden hacer cambiar nuestra percepción de la realidad que nos rodea, y no siempre por fuera.

Una mujer leyendo poemas cortos y apreciando la buena literatura

La poesía, es, al igual que el humor, la forma más sincera de mostrar una verdad que nos afecta directamente. Es una manera sublime de acercarnos a la compresión de una verdad que nos estimula los sentidos y nos despierta el alma o la mente.

Poemas cortos que cambian tu forma de ver la vida

Los siguientes poemas cortos y sonetos son recopilados de escritores de diferentes épocas, territorios geográficos, y corrientes filosóficas; pero que en común tienen el uso del lenguaje sutil y directo del poeta.

Los poemas alistados a continuación pertenecen a poetas renombrados, sin embargo, algunos de estos poemas son inéditos. Tales poetas abarcan desde el gran poeta Pablo Neruda, Atahualpa Yupanqui, Alfonsina Storni, Juan Gelman, Mario Benedetti, Edgar Allan Poe, Jorge Luis Borges y mucho otros grandes poetas y escritores de la literatura Universal. 

1. Por boca cerrada entran moscas

Es tan poco lo que sabemos
y tanto lo que presumimos
y tan lentamente aprendemos,
que preguntamos, y morimos.
Mejor guardemos orgullo
para la ciudad de los muertos
en el día de los difuntos
y allí cuando el viento recorra
los huecos de tu calavera
te revelará tanto enigma,
susurrándote la verdad
donde estuvieron tus orejas.

Pablo Neruda – Extravagario 1958

2. AF…S S. O…D

¿Deseas ser amada? ¡No se aparte
tu corazón entonces de esta senda!
Siendo ahora cuanto eres.
no seas nada que no eres.
Así para el mundo tus modales,
tu gracia, tu hermosura más que hermosa,
serán tema infinito de alabanza,
y amarte… únicamente un deber.

Edgar Allan Poe

3. Borges y el tiempo

Negar la sucesión temporal, negar el yo, negar el universo astronómico, son desesperaciones aparentes y consuelos secretos. Nuestro destino (a diferencia del infierno de Swedenborg y del infierno de la mitología tibetana) no es espantoso por irreal; es espantoso porque es irreversible y de hierro. El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges.

-Jorge Luis Borges-

4. La Luna

A Maria Kodama

Hay tanta soledad en ese oro. 
La luna de las noches no es la luna 
que vio el primer Adán. Los largos siglos 
de la vigilia humana la han colmado 
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.

-Jorge Luis Borges-

5. Quien alumbra

Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.

Alejandra Pizarnik

6. Altazor o el viaje en paracaídas

Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos.

Con la cabeza levantada
Y todo el cabello al viento.
Eres más hermosa que el relincho de un potro en la montaña,
que la sirena de un barco que deja escapar toda su alma,
que un faro en la neblina buscando a quien salvar.

Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento.
Eres el ruido del mar en verano,
eres el ruido de una calle populosa llena de admiración.

Estoy sentado en el rincón más sensible de tu mirada,
bajo el silencio estático de inmóviles pestañas.
Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos
y un viento de océano ondula tus pupilas.

Nada se compara a esa leyenda de semillas que deja tu presencia.

A esa voz que busca un astro muerto que volver a la vida.
Tu voz hace un imperio en el espacio.
Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a colgar soles en el aire
Y ese mirar que escribe mundos en el infinito
Y esa cabeza que se dobla para escuchar un murmullo en la eternidad.

Y ese pie que es la fiesta de los caminos encadenados
Y ese beso que hincha la proa de tus labios
Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu vida
Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho
Dormido a la sombra de tus senos.

Si tú murieras,
las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?

-Vicente Huidobro – Fragmento

7. Soy mi cuerpo

Soy mi cuerpo. Y mi cuerpo está triste, está cansado. Me dispongo a dormir una semana, un mes; no me hablen. 

Que cuando abra los ojos hayan crecido los niños y todas las cosas sonrían. 

Quiero dejar de pisar con los pies desnudos el frío. Échenme encima todo lo que tenga calor, las sábanas, las mantas, algunos papeles y recuerdos, y cierren todas las puertas para que no se vaya mi soledad. 

Quiero dormir un mes, un año, dormirme. Y si hablo dormido no me hagan caso, si digo algún nombre, si me quejo. Quiero que hagan de cuenta que estoy enterrado, y que ustedes no pueden hacer nada hasta el día de la resurrección. 

Ahora quiero dormir un año, nada más dormir.

-Jaime Sabines-

8. Soneto kitsch a una mengana

Yo/ fulano de mí/ llevo conmigo
tu rostro en cada suerte de la historia.
Tu cuerpo de mengana es una gloria
y por eso al soñar sueño contigo.

Luego/ si el sueño acaba te persigo
soñándote despierto/ es una noria
que rodea tu eco en mi memoria
y te cuenta esos sueños que te digo.

Así/ sin intenciones misteriosas
sé que voy a elegir de buena gana
de mi viejo jardín sólo tus rosas.

De las altas ventanas tu ventana
de los signos de mar tu mar de cosas
y de todo el amor/ tu amor/ mengana.

-Mario Benedetti-

9. El espejo

A José Saramago

El sueño castigado se queda
en el sueño de sí mismo, no
pendula su espanto.
¿A dónde irá con su memoria?
Entre árboles busca
una sombra verdadera
en esta duración. El sueño
era otros y es otro hoy que otros
lo niegan o creen que no existió.
No quiere encuentros falsos
y contempla su cara en un espejo
que se detuvo y guardó
fulgores que no envejecen
mañana.

-Juan Gelman-

10. Tiempo del hombre

Yo no estudio las cosas ni pretendo entenderlas.
Las reconozco, es cierto, pues antes viví en ellas.
Converso con las hojas en medio de los montes
y me dan su mensaje las raíces secretas.

Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un cosmos que camina conmigo.
Amo la luz, y el río, y el silencio, y la estrella.
Y florezco en guitarras porque fui la madera.

-Atahualpa Yupanqui – Fragmento