La Diabetes Mellitus es una enfermedad crónica metabólica, caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre, como resultado de alteraciones en la producción y acción de la hormona conocida como insulina.
La insulina se encarga de facilitar el paso de la glucosa a los tejidos, por consiguiente, disminuir los niveles de glucosa en sangre (glicemia), evitando de esta manera, las repercusiones de la elevación de la glicemia. Entre las complicaciones de las alteraciones se encuentran: la retinopatía diabética, las alteraciones renales, el estado hiperosmolar hiperglucémico, la cetoacidosis diabética, entre otras.
La cetoacidosis diabética, es una de las complicaciones más severas de la diabetes, porque sus repercusiones pueden poner en riesgo la vida en pocas horas. La cetoacidosis diabética, es un estado metabólico extremo secundario a la deficiencia de insulina, que conlleva a una vía metabólica de degradación de ácidos grasos que produce metabolitos secundarios llamados cuerpos cetónicos, que al acumularse disminuye el pH sanguíneo y genera un estado de acidosis metabólica y falla multiorgánica.
Síntomas de la cetoacidosis diabética
Los signos y síntomas incluyen manifestaciones clínicas que se producen con la diabetes pero que se encuentran mayormente acentuadas y generan mayor estado de deshidratación, como:
- Aumento en la frecuencia de micción.
- Aumento en la ingesta de líquidos, secundarios a la sensación de sed.
- Aumento en la ingesta de comida.
- Pérdida de peso.
Una vez alcanzado un estado de descompensación de la diabetes, se pueden presentar síntomas como los siguientes:
- Náuseas y vómitos, que incrementan rápidamente el estado de deshidratación y acidosis.
- Debilidad generalizada.
- Estado mental alterado (confusión, letargo, somnolencia, estupor, coma, dependiendo la severidad de la cetoacidosis).
- Aliento cetónico (olor característico similar a manzana).
- Hiperventilación con respiración de Kussmaul.
- Dolor abdominal, puede estar causado por la propia cetosis, pero hay que tener presente que una patología abdominal puede ser la causa principal de la cetoacidosis. Por lo que es necesario determinar y descartar si la verdadera causa de la alteración es de origen gastrointestinal, posterior a hidratar al paciente y corregir la alteración metabólica.
- Signos de deshidratación (mucosa oral seca, disminución o ausencia del volumen de orina en 24 horas, hipotensión, etc.)
Tratamiento de la cetoacidosis diabética
El tratamiento, primeramente, dependerá de lo oportuno del diagnóstico y la capacidad del centro asistencial; además de la experticia especializada del médico, que permita un manejo eficiente de la cetoacidosis diabética.
Mediante el interrogatorio, examen físico y los estudios complementarios pertinentes que se le solicite al paciente, se debe determinar la cetoacidosis (sobre todo en el caso de paciente que están debutando como diabéticos), el grado de severidad, diagnósticos diferenciales y causantes de la cetoacidosis diabética como una infección severa o sepsis, causas de origen traumática, inmunológica, entre otras, lo que deberá igualmente corregirse a fin de eliminar la causa subyacente generadora del cuadro clínico.
El tratamiento de la cetoacidosis diabética una vez tomado en cuenta lo anteriormente descrito, se basa principalmente en la corrección del medio interno a través de la administración de líquidos intravenosos e insulina.
En lo que respecta a la insulina, se usa por su efecto supresor de la producción de cetonas, y por la reducción de la hiperglucemia, que constituye su principal objetivo en el tratamiento de corrección de la alteración del equilibrio ácido base existente.
Se maneja mediante bombas de infusión continua o reguladores de flujo en base a fórmulas que están establecidas según peso y niveles de glicemia, requiriendo así un manejo individualizado según los requerimientos de cada paciente (Alfaro, 2012).
En el caso de la reposición de líquidos, es importante tener claro que los pacientes en cetoacidosis diabética están severamente deshidratados, por lo que inicialmente la fluidoterapia debe ser rápida y abundante, siempre y cuanto no existan contraindicaciones principalmente cardiovasculares, siguiendo un esquema definido según el peso y en las primeras horas, permitiendo un mantenimiento adecuado de la hidratación en etapas posteriores.
En el caso de pacientes pediátricos, la fluidoterapia se dosificará mediante fórmulas e hidrataciones especiales según el peso y edad del paciente. La infusión o reposición de líquidos en el mantenimiento se ajustará dependiendo del estado de recuperación de la producción de orina, presión arterial y estado de hidratación del paciente (Blanco, 2011).
Se deben evitar todas las condiciones que generen un aumento de la glicemia, incluyendo la dieta, hasta que pueda ser regulado el desequilibrio hiperglucémico, y el paciente mejore las condiciones generales y se le permita iniciar dieta. Igualmente, es necesaria la reposición de potasio, motivado a que el manejo con insulina constituye una medida que indirectamente disminuirá los niveles en sangre de potasio, con el riesgo de generar riesgos cardiovasculares como arritmias.
Otra medida empleada es el uso del bicarbonato, en el caso de pacientes con pH menor de 7. Sin embargo, en algunas guías de tratamiento el uso del bicarbonato es controversial, por lo que quedará a criterio del médico tratante omitir o indicar este fármaco (Alfaro, 2012).
Referencias
- Alfaro Martínez J, Quílez Toboso R, Gonzalvo Díaz C, (2012). Complicaciones hiperglucémicas agudas de la diabetes mellitus: cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico. Medicine. 2012;11(18):1061-7
- Blanco C, Anzoátegui R, Rolón MA. (2011). Consenso de Diagnóstico y Tratamiento de la Cetoacidosis Diabética en Niños y Adolescentes. Pediatr. (Asunción), Vol. 38; Nº 2; agosto 2011. pág. 130-137
- Dhatariya K, Umpierrez G. (2017) Guidelines for management of diabetic ketoacidosis: time to revise? Lancet Diabetes Endocrinol. Vol 5, (5) P321 -323