A cuantas más personas consultemos sobre un tema, más opiniones obtendremos. Debemos aceptar que cada una tenga su propia opinión y puntos de vista sobre la vida. Las personas con puntos de vista similares se convierten en amigos, mientras que aquellas que no coinciden se convierten en oponentes. En el supuesto caso, si todos coincidiéramos en todo, la vida sería simplemente aburrida.
Sin embargo, a menudo no estamos en condiciones de reconciliarnos con puntos de vista externos, considerando que son deliberadamente falsos. Persistimos y tratamos de convencer a todos de lo que nos parece correcto, pero esto, por supuesto, provoca el descontento.
No se puede culpar a un hombre sólo por el hecho de que él está acostumbrado a fumar. Se siente cómodo detrás de este hábito y no tiene la intención de deshacerse de él. Ciertamente podemos exhortarlo con toda la información negativa al respecto o fotos de miedo de los pulmones quemados.
Pero ¿realmente crees que el fumador tomará tus intentos en serio? Puede que solo hayas logrado que llegue a la conclusión de que necesita comunicarse menos contigo. Este tipo de reacciones se suelen repetir en diferentes situaciones de la vida con una increíble periodicidad.
Es normal que cada quien tenga un diferente punto de vista
Cuando nos ponemos a analizar, veremos que el sentido de diversión varía de acuerdo a cada persona. No son aburridas aquellas personas que no comparten nuestra misma percepción de lo divertido. Podría suceder que las cosas que realmente les divierten a los otros no nos parezcan divertidas, entonces seríamos nosotros los aburridos. Finalmente es una cuestión de percepción.
Podemos expresar nuestras opiniones con toda la libertad y el derecho que nos corresponde. Pero no debemos esperar que quien nos escucha salte de alegría y mañana comience una nueva vida, siguiendo nuestro consejo. Si esto sucede, entonces esto conduce a una conclusión lógica: a quien hemos persuadido no es todavía una persona madura o es alguien que puede ser fácilmente manipulado.
Lo más sorprendente es que a veces las opiniones comunes no sólo nos enseñan algo nuevo, sino también cambian nuestra vida. Dime: ¿definitivamente que sientes por las madres de alquiler? ¿Lo apruebas, lo condenas? Algunos dirán que ayudan a que una mujer, que no es capaz de tener un niño, por alguna enfermedad, pueda experimentar la alegría de la maternidad.
En este caso la opinión las trata muy positivamente. Por otra parte, una madre de alquiler puede ser la última oportunidad para cambiar la vida de otra mujer. Pero el hecho es que muchas personas están en desacuerdo con este tipo de apoyos.
No aceptar opiniones distintas atenta contra las relaciones
Cuando estamos enamorados, quedamos tan infantilmente admirados con las cualidades de nuestra pareja, pero luego, después de un cierto tiempo, empezamos a comparar a quien amamos con nosotros mismos, averiguar de él o sus defectos y buscamos corregirlos.
Si nuestra pareja tiene una personalidad débil, puede tener una tendencia a acomodarse a nosotros, o de lo contrario, comienza a ser obstinada y nos rechaza. En el primer caso tenemos una apariencia débil de una persona que, después de alcanzar nuestro objetivo final que era modificar como era, vemos que ya no nos conviene. O enfrentamos una reacción defensiva por parte de nuestra pareja, terquedad, hacemos esfuerzos dobles, juramos, peleamos, y al final nos separamos.
Ahora, en el camino de la corrección, cada día me repito la frase: «Cada uno de nosotros es individual y si trato de cambiarlo, obtendré una copia exacta de mí mismo«. Créanme, después de esto, cualquier deseo de inspirar a alguien a cambiar su opinión desaparece.
Debemos respetar la diferencia del otro, saber darle espacio a lo que es diferente y no tratar de convertir lo que somos en todo lo que vemos.