¿Cómo afecta la dieta en el desarrollo de la enfermedad renal crónica?

Cuando hablamos de enfermedades crónicas, dos de las más mencionadas serían la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, hay otra que no recibe mucha atención, lo cual es extraño, ya que el 10% de la población mundial la padece. Esa sería la enfermedad renal crónica.

La dieta y el desarrollo de la enfermedad renal crónica

Vivir con una enfermedad renal puede ser increíblemente doloroso y complicado, y la mayoría de las personas que la sufren eventualmente requieren de diálisis o un trasplante de riñón para sobrevivir.

Como con muchas enfermedades crónicas, la enfermedad renal puede desarrollarse a través de la dieta. Por eso hay que ser muy cuidadosos con lo que comemos. Desde hace tiempo existe la idea de que la proteína puede dañar los riñones. Sin embargo, esto no es así, y la gente sana no debería preocuparse de consumir proteínas. El azúcar por otro lado, puede ser el verdadero enemigo de tu salud renal.

La función de tus riñones

Los riñones no tienen un trabajo particularmente impresionante. Estos filtran los desechos de la sangre y los dirigen a la orina para sacarlos de tu cuerpo. Si esta función no se realiza correctamente, no podrás regular el equilibrio de la sal y otros electrolitos en tu cuerpo, mantener tu sangre en un pH correcto o tener una presión arterial normal.

Esto es algo sumamente importante, incluso si no es algo a lo que la gente preste atención constantemente. Cuando el riñón está funcionando bien, apenas lo notas, todo parece normal e incluso automático. Pero si no funciona bien, estarás en graves problemas. Entonces, ¿cuál es el papel de la dieta en todo esto?

¿Las proteínas contribuyen a la enfermedad renal?

Antes de explorar cualquier otro tema, abordemos el viejo mito de que las proteínas son malas para los riñones. La idea de que la proteína causa daño renal parece lógica a simple vista. Cuando tu cuerpo descompone las proteínas, este produce ciertos desechos en el proceso. 

Si esos productos de desecho permanecen en la sangre, son muy peligrosos, por lo que los riñones los filtran hacia la orina. Cuanta más proteína ingieras, más tendrán que trabajar los riñones para filtrar los subproductos. Los síntomas de la enfermedad renal crónica y la insuficiencia renal son causados ​​principalmente por la falta de excreción de subproductos proteicos.

Todo eso puede hacer que parezca que las proteínas son de alguna manera estresantes para los riñones, y que podrías darles un descanso a tus riñones llevando una dieta más baja en proteínas. 

Pero en el caso de las personas sanas que no tienen enfermedad renal, llevar una dieta alta en proteínas realmente no tendría por qué dañar los riñones. Come más proteínas; tu riñón se adaptará al aumento de la carga de trabajo. Una revisión de Cochrane concluyó lo siguiente: los cambios en la función renal al tener una dieta rica en proteínas no son motivo de preocupación.

Existe alguna evidencia de que las personas que ya tienen una enfermedad renal podrían mejorar llevando una dieta baja en proteínas. Para estas personas, su función renal ya está deteriorada y es posible que sus riñones no estén preparados para el tipo de adaptaciones necesarias al tener una mayor carga de proteínas. 

Pero eso no significa que una dieta baja en proteínas prevenga una enfermedad renal en personas sanas. Es decir… hay mucha evidencia que sugiere que las personas con alergia al huevo pueden mejorar al evitar consumirlos, pero eso no significa que todos deban evitar los huevos por temor a desarrollar una alergia.

Si ya padeces una enfermedad renal, consulta a un médico. Es muy posible que el médico te indique que lleves una dieta baja en proteínas o algún otro tipo de dieta (existen todo tipo de dietas para los riñones, dependiendo específicamente de tu problema). Pero si no tienes una enfermedad renal, puedes estar tranquilo ya que no hay evidencia de que comer proteínas te vaya a dañar.

El azúcar es el verdadero peligro

En pocas palabras, comer proteínas no causa una enfermedad renal ni daña los riñones en personas sanas. Pero hay otro enemigo potencial a considerar aquí: el azúcar y los carbohidratos refinados. El azúcar y los carbohidratos refinados dañan el riñón indirectamente, a través de la diabetes y el daño hepático.

Diabetes y la enfermedad renal

Empezaremos por la diabetes. Si ya conoces algo sobre la diabetes, el término “nefropatía diabética” puede resultarte familiar; esta es la palabra elegante para referirse a una insuficiencia renal causada por la diabetes. La nefropatía diabética es la causa más común de insuficiencia renal en los EE.UU. y, a medida que las tasas de diabetes sigan aumentando, se volverá cada vez más común.

¿Cómo funciona la nefropatía diabética? Para ponerlo de manera simple, los niveles altos de azúcar en sangre ocasionados por la diabetes dañan los vasos sanguíneos de los riñones. Esto permite que pase demasiada proteína a los riñones, por lo que tienen que trabajar en exceso. En última instancia, evita que los riñones filtren eficazmente los desechos del torrente sanguíneo.

Consumir una dieta alta en azúcar y carbohidratos refinados es una de las formas más rápidas de causar niveles altos de azúcar en sangre y eventualmente diabetes tipo 2. Y este daño metabólico tiene un gran impacto en la salud renal.

Salud hepática y renal

Esto es menos conocido, pero aún así es importante. Recientemente, científicos han estado investigando la conexión entre la salud del hígado y la salud de los riñones. Si tu hígado no está contento, tus riñones tampoco lo estarán.

Los pacientes con diabetes tipo 2 y enfermedad del hígado graso no alcohólico tienen incluso más probabilidades de desarrollar enfermedad renal crónica que los pacientes que solamente tienen diabetes. 

Lo mismo ocurre con los pacientes con diabetes tipo 1 (la genética / autoinmune, también conocida como diabetes juvenil) y prediabetes. Y no solo con la diabetes: las personas no diabéticas que tienen enfermedad hepática también tienen tasas más altas de desarrollar una enfermedad renal crónica.

  • La enfermedad hepática puede afectar varias enzimas que a su vez afectan la salud renal.
  • Además puede afectar el microbioma intestinal de formas que dañan el riñón.
  • La enfermedad hepática puede desregular varias funciones hormonales que afectan al riñón.
  • La enfermedad hepática puede provocar problemas inflamatorios que dañan el riñón.

En pocas palabras, si quieres que tus riñones estén saludables, querrás que tu hígado también lo esté en primer lugar. ¿Y qué es lo que tienes que evitar para que tu hígado esté saludable? ¡La fructosa! Esta sustancia puede ser particularmente peligrosa para los riñones, o al menos lo es en ratas, e incluso en ratas sanas. 

La fructosa también podría ser la razón por la que los refrescos azucarados en particular están muy ligados al desarrollo de la enfermedad renal crónica en humanos (son una gran fuente de fructosa). No es como la proteína, que es inofensiva a menos que los riñones ya tengan problemas previos. La fructosa es peligrosa incluso en ausencia de una enfermedad renal preexistente.